John Steinbeck publicó en 1937 su famosa novela “De ratones y hombres”, acerca de dos trabajadores californianos durante la Gran Depresión. Sam Kalda, ochenta años después, publica “De gatos y hombres”, un libro genial en el que reivindica el derecho de los hombres a amar a los gatos.
Empieza diciendo que suele retratarse a un perro con el hombre: cazan juntos, corren juntos, la auténtica imagen de la felicidad masculina. “El perro es el mejor amigo del hombre; ¿verdad? Lo será para algunos”.
Traducimos un párrafo del primer capítulo “What Is a Cat Man?” (¿Qué es un hombre gatero?): “Durante siglos se ha reprendido y calumniado a las mujeres por tener un gato, y no digamos varios. El estereotipo de ‘la loca de los gatos’ es profundamente injusto. Al igual que Prometeo hacia el fuego, generaciones de hombres iluminados se han sentido atraídos por los felinos. Por lo tanto, nos unimos a nuestras hermanas gateras y proclamamos ser hombres gateros, orgullosos de llevar la letra escarlata en solidaridad”.
Después de una breve introducción, Sam Kalda pasa a ilustrar a hombres famosos que amaron o aman a los gatos, empezando por el rey Hywel El Bueno, que gobernó el País de Gales en el siglo X y fue el primero en redactar leyes para la protección de los gatos. El dibujante y escritor dedica una página a la vida de la persona cuya ilustración ocupa toda la otra página.
Entre los hombres citados están Samuel Johnson, Tsuguharu Foujita, Andy Warhol, Balthus, George Balanchine, hasta sumar treinta, cada uno de ellos con una ilustración muy representativa y llena de humor. Salpica el libro con algunas citas gatunas como esta de Doug Larson: “El gato podría llegar a ser el mejor amigo del hombre, pero jamás se rebajaría a reconocerlo”.
O esta otra del escritor Haruki Murakami (al que debemos dedicar una entrada un día de estos): “Me gustaba leer, me gustaba escuchar música y me gustaban los gatos. Tres cosas. Por eso, a pesar de ser hijo único, era feliz porque sabía lo que me gustaba”. Y aquí nos permitimos añadir que no entendemos por qué un hijo único no puede ser feliz…
Cuenta cómo Nikola Tesla se interesó por la electricidad siendo niño al ver el pelaje de su gato Macak lanzar chispas de electricidad estática, o que el lamentado diseñador de moda Karl Lagerfeld se enamoró de Choupette cuando tuvo que cuidar de ella. La musa de muchos pintores, escritores y músicos fue un pobre gato callejero.
El último capítulo del libro se titula “Acerca de los robots y los gatos” (On Robots and Cats), donde cuenta que, en 2012, los ingenieros de Google crearon una especie de “cerebro artificial” conectando dieciséis mil procesadores alimentados con una dieta de imágenes sacadas de YouTube, más de diez millones. Adivinen qué aprendió a hacer el cerebro ciborg en tres días: A reconocer a los gatos, cómo no. Y acaba el párrafo diciendo: “Si le pierden los vídeos de gatos, puede que tenga más en común con un robot de lo que creía. Al parecer, incluso las mentes robóticas tienen a los gatos metidos en el cerebro”.
Y sigue diciendo: “Si la profecía de la singularidad llega a hacerse realidad, ¿serán ciborgs los gateros del futuro? ¿Necesitarán sus compañeros felinos actualizaciones periódicas? ¿Leerán la señal del wifi con los bigotes? ¿Quiénes serán los gateros del futuro?”
Hablando de los orígenes del libro, Sam Kalda dice: “Hace bastantes años encontré unas fotos de Jean Cocteau y de Marlon Brando con sus gatos; empezó a rondarme la idea de crear una lista de ‘gateros’ históricos. Siempre me han gustado los gatos, cuando escribí el libro tenía a Sister (Hermana), y era tremenda. No sé si fue mi musa, pero sí se paseaba por el teclado y se sentaba en los papeles”.
Y sigue diciendo: “Cuando traje a Sister a casa por primera vez, montó un auténtico número en el taxi, y el chófer y yo empezamos a hablar de gatos, tenía unos diez. Me dijo que los animales nos hacen ser más humanos y estoy de acuerdo. Creo que cuidar de un animal nos obliga a ser más intuitivos y más compasivos hacia los demás”.
En los reconocimientos, al final del libro, da las gracias “a mi amada gata Sister por garantizar mi productividad al despertarme con su pata derecha a las 6:30 cada mañana. A Lily, Patches, y todos los gatos que me han llevado hasta aquí – ojalá los que hayan caído puedan tomar el sol eternamente en prados elíseos de hierba gatuna. Y a Phoebe, una buena perra amante de los gatos”.
Tardó más de tres años en llevar a buen término el libro “De gatos y hombres”, tal como lo demuestra la ilustración del escritor, un gato que no es Sister y los papeles tirados en el suelo que colgó en su Facebook el 9 de abril de 2014. Al poco de su publicación en 2017 fue galardonado con importantes premios, el de la Asociación Americana de Ilustradores entre ellos. Ha publicado dibujos en el New York Times, el Wall Street Journal y Vogue, además de ilustrar varios libros. Ha expuesto en Nueva York, Los Ángeles y Berlín. Ha dado clases en la Universidad CUNY de Queens, y en la Universidad de Arte y Diseño de Minneapolis.
Algo nos dice que Sister es la gata blanca y negra que aparece en la portada del libro y unas cuantas ilustraciones. También intuimos que Sister ya no está con él porque en su web (https://www.samkalda.com/) – suponemos que está actualizada – indica que vive en una vieja casa con su marido y dos gatos, Arthur y Frances. Estos, en su papel de ayudantes en el estudio, se especializan en demoler plantas y resituar lápices.























