A pesar de no ser tan conocidos como sus primos de mayor tamaño, la mayoría de los felinos salvajes son pequeños y se han desarrollado en todos los continentes, excepto en la Antártida y Australia. El gato de Borneo (Catopuma badia) está en la lista roja de especies amenazadas de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de las Especies) y posiblemente sea el más esquivo de todos los felinos conocidos.
El género Catopuma está formado por dos especies de gato salvaje, el pequeño gato de Borneo, que como su nombre indica solo se encuentra en la isla de Borneo y es más o menos del tamaño de un gato doméstico (en las fotos parece mucho mayor), y el gato dorado asiático (Catopuma Temminckii), de tamaño medio, al que dedicaremos una entrada en un futuro. Ambos prefieren habitar en bosques tropicales y subtropicales.
El gato de Borneo podría compararse al Santo Grial del mundo de los felinos salvajes. Además de vivir únicamente en Borneo, su secretismo hace que se sepa muy poco de él y que apenas haya fotos suyas en libertad. Al contrario de otros felinos de la isla, evita seguir los senderos habituales de la jungla, lo que dificulta mucho la tarea de los investigadores a la hora de colocar cámaras.
El primero en identificar al gato de Borneo fue Alfred Russell Wallace en 1855. “Wallace atrapó a un espécimen en las cercanías de Kuching y, desde entonces, solo se ha estudiado a unos doce ejemplares más de este huidizo gato”, explica la Dra. Christine Breitenmoser-Wuersten, copresidenta del grupo dedicado a los gatos en la IUCN/SSC.
La mayoría de dichos especímenes fueron avistados en las regiones de Kuching (por cierto, Kuching significa “gato” en malayo https://gatosyrespeto.org/2015/02/07/el-museo-del-gato-de-kuching-malasia/) y Baram, ambas en el estado de Sarawak. “Después de que el último ejemplar fuera capturado en Kuching en 1928, no hubo otro hasta el año 1992 encontrado en la frontera entre Kalimantan y Sarawak cuando unos furtivos lo cazaron y enjaularon durante varios meses con la esperanza de venderlo”, sigue diciendo la Dra. Breitenmoser-Wuersten. Añadiremos que se trataba de una gata en muy mal estado de salud que murió poco después de ser rescatada a pesar de los esfuerzos de los veterinarios.
El inesperado descubrimiento hizo posible que una especie considerada hasta entonces extinguida regresará a la vida y se conociera como el más esquivo de todos los gatos desde ese momento. “Los investigadores tardaron otros diez años en conseguir fotografiar a uno en la región del Parque Nacional de Mulu en 2002”, añade la doctora. Posteriormente, una cámara trampa captó varias imágenes de un ejemplar el 28 de noviembre de 2006. Sigue siendo el miembro más misterioso de la familia felina, y la información acerca de su ecología y distribución es escasísima.
Como hemos dicho, es más o menos del tamaño de un gato doméstico, su pelaje es de color uniforme, marrón rojizo, con ligeros puntos más oscuros y manchas marrones claras en el vientre e interior de las patas. Se han avistado algunos ejemplares de color gris oscuro azulado, y otros totalmente negros. La cabeza es pequeña y redonda con dos rayas más oscuras que parten desde los ojos; una marca en forma de “M” también puede verse en la parte superior de la frente. Las orejas son pequeñas y redondas, algo más oscuras que el pelaje. La cola es larga con medias anillas a lo largo de la parte interior, acabada en una punta blanca y con una solitaria manchita negra.
Aparentemente vive en toda la isla gracias a una zona boscosa continua que atraviesa el interior de la isla de norte a sur y de este a oeste. También se cree que puede adaptarse a bosques a cierta altitud, pero cualquier área utilizada para las plantaciones de palmas aceiteras, carentes de árboles y vegetación tupida, está considerada como un hábitat inadecuado para el Catopuma badia.
Sin embargo, recientemente se ha observado a dos gatos de Borneo de noche en una zona próxima a la carretera que había sido desforestada unos diez años antes. La vegetación densa y los pequeños árboles que pueblan las cunetas de las carreteras contienen un elevado número de roedores, convirtiéndolas en perfectas zonas de caza.
Fuera de las zonas protegidas como parques nacionales, la pérdida de hábitat debido a la tala comercial y a las plantaciones de palmas para aceite representa la mayor amenaza para el gato de Borneo. Se ha llegado a un acuerdo de colaboración entre una empresa maderera indonesia y Nature Conservancy (TNC) para un desarrollo sostenible, a través del que se monitoriza el impacto de la tala (cinco árboles por hectárea) en la vida salvaje, pero es una gota en el mar.
El gato de Borneo depende totalmente de los bosques para su supervivencia. Si los niveles de desforestación se siguen manteniendo a la velocidad actual, la zona boscosa pasará del 50% a una tercera parte en unos pocos años, algo más de un lustro. Si desaparecen los grandes bloques boscosos conectados entre sí, cientos de especies podrían desaparecer. Además de los grandes mamíferos, como orangutanes y elefantes salvajes, también afectará a la supervivencia de animales mucho más pequeños.
La construcción de carreteras separa sus hábitats, dificultando la reproducción. Aquí nos enfrentamos a un hecho comercial: el aceite de palma es el aceite vegetal más barato del mundo (aunque no el más saludable, ni mucho menos). Se espera que la demanda para productos alimenticios se duplique en menos de diez años. Hace tres, el gobierno indonesio planeaba pasar de una producción de 20 millones de toneladas a 40 millones de inmediato.
Además de la presión causada por la deforestación, el Catopuma badia se enfrenta a los furtivos, que conscientes de su singularidad lo capturan para venderlo a coleccionistas y supuestos “amantes” de la naturaleza, así como por su piel. Hay una ley que protege al gato de Borneo en la isla, pero los casos en que se cumple son mínimos,














