El ilustrador de moda René (Renato) Gruau, nacido el 4 de febrero de 1909 en Rímini, Italia, era hijo de dos aristócratas, el conde Alessandro Zavagli Ricciardelli della Caminate y la parisina Marie Gruau de la Chesnaie, con los que vivió una infancia dorada hasta los siete años cuando los dos se separaron. A partir de ese momento, su vida se dividió entre Rímini, Milán, Montecarlo y París.

René Gruau

Desde muy joven mostró una clara vocación por el arte y, apoyado por su madre, en 1920 estudió en el taller del pintor Gino Ravaioli. Tres años después se trasladó a Milán, donde trabajó para ayudar a su madre, que se encontraba en una situación económica complicada. Casi inmediatamente empezó una colaboración con la revista de moda Lidel que duró muchos años, como lo demuestran los dos gatos que aparecieron en la portada de la revista en 1931.

Firmaba sus dibujos con el nombre de René Gruau en honor a su madre. Años después declaró en una entrevista: “Cada día tenía ante mí la imagen de una madre elegante que me enseñaba cómo se debían cruzar las piernas, colocar las manos en las caderas; así empecé a ilustrar la moda, y vuelvo a verla cada día en mis dibujos”.

A principios de los años treinta dejó Milán por París y trabajó con las grandes revistas femeninas de la época, Marianne, Le Figaro, Chapeaux Mode, Femina, pero el verdadero éxito llegó cuando Vogue le contrató en 1937 y las grandes casas, como Patou, Lanvin, Worth, Rochas, Schiaparelli y Balenciaga, competían por sus dibujos.

El sexto número del Álbum de la Moda de Figaro, temporada 1945-46, publicó nada menos que treinta y tres dibujos de Gruau, copando la cuarta parte de la revista, para ilustrar las colecciones de treinta modistos, entre los que estaban Marcel Rochas, Nina Ricci, Jean Patou… Eran los años dorados de la alta costura y, además de trabajar mucho, René Gruau acudía a las numerosas y elegantes fiestas parisinas, convirtiéndose en un referente de los italianos deseosos de iniciarse en el mundo de la moda parisina.

Óleo sobre lienzo

La muerte de su madre en 1939 le causó aún más dolor que la II Guerra Mundial. Se refugió en el trabajo y siguió en la redacción de Marie-Claire, que trasladó sus oficinas a Lyon, en la zona no ocupada. Revistas como L’Officiel y Madame Figaro no tardaron en hacer lo mismo.

Una vez acabada la guerra, en 1947, conoció a Christian Dior. Este le pidió que concibiera la imagen de un nuevo perfume llamado Miss Dior. “Haga lo que quiera, hablamos el mismo idioma” fue, al parecer, lo que le dijo el famoso modisto. Así nació el inolvidable cisne con un lazo negro al cuello. Gruau y Dior crearon juntos el famoso “New Look” de entonces gracias a los atrevidos diseños del modisto y a la moderna reinterpretación gráfica del ilustrador. Ambos acabaron siendo muy buenos amigos.

Sin embargo, decidió irse a Estados Unidos en 1948 para colaborar en Vogue y Harper’s Bazaar. Allí permaneció dos años, antes de aceptar el puesto de ilustrador único de Flair. De vuelta a Francia siguió colaborando con Dior, y en 1959 creó la publicidad de las medias Stim’lom de Dior, en la que se ve a un gato negro acariciarse contra las piernas de una mujer con la frase: “La suavidad de una caricia”. Su trabajo se centró sobre todo en la moda, pero también diseñó carteles para el Lido y el Moulin Rouge, el ballet “El fantasma de la ópera”, de Roland Petit, y la película “La dolce vita” (1960), de Federico Fellini. Asimismo, diseñó campañas publicitarias para Air France, Martini y relojes Omega.

Su estilo era sencillo y dramático, basado en unas cuantas líneas y toques de color, con predominio del rojo y del negro. Al contrario de otros muchos ilustradores de moda, siguió trabajando sin parar después de que las revistas empezaran a privilegiar los talentos artísticos de fotógrafos como Cecil Beaton o Henry Clarke, quizá porque su estilo abrió el camino a la fotografía. Sus dibujos muestran claramente la evolución de la moda en el siglo pasado.

Hablando de líneas, dijo en otra revista: “¿La línea? Es la base de cualquier arte. Basta con una línea para expresar la grandeza, la nobleza, la sensualidad; es la síntesis de todas las sensaciones, la concentración de todo el conocimiento”. René Gruau  combinaba el estilo de los grabados japoneses con las formas simplificadas de Toulouse Lautrec y una paleta de vivos colores.

Fue objeto de numerosas exposiciones, pero quizá su consagración llegó en 1999, cuando tenía noventa años, y el Museo de la Publicidad de París le dedicó una espléndida retrospectiva titulada “René Gruau, el arte de la publicidad”. El Museo del Traje de París había expuesto sus obras diez años antes. La colección de alta costura primavera/verano 2011 de Dior, diseñada por John Galliano, se inspiró en sus dibujos.

Jean-Paul Goude, diseñador de publicidad francés, en la presentación de la retrospectiva de 1999, escribió: “René Gruau representa el puente entre la gran tradición del cartel francés y la publicidad contemporánea”. Falleció a los 95 años, el 4 de marzo de 2004, en Roma. Está enterrado en Rímini.

Firma

Desde luego, si se piensa en los cientos de dibujos que René Gruau realizó en su vida, los gatos representan una parte ínfima de su producción. No sabemos si convivió en algún momento con un gato, pero el cartel titulado “Gato naranja”, de 1970, nos hace pensar en que no solo tenía un conocimiento superficial de los gatos.

Gato naranja (1970)

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