El National Trust for Places of Historical Interest or Natural Beauty (Fundación Nacional de lugares de interés histórico o de belleza natural) se fundó en 1895 y en menos de un siglo pasó a ser el segundo propietario de bienes inmuebles del Reino Unido, después de la Corona. Administra más de 300 monumentos y 200 jardines, desde lugares megalíticos a mansiones de todas las épocas. Su campo de intervención incluye edificios industriales y colecciones. Posee 250.000 hectáreas de tierras y 1.200 kilómetros de costas, adquiridas principalmente a través del proyecto de protección «Neptune». Y en muchos de estos lugares hay gatos.

Winston Churchill y Marmalade

Empezaremos por Casa Chartwell, en Kent, donde residían Winston Churchill y su esposa Clementine, que vivieron con numerosos gatos. Hay varias anécdotas sobre los gatos de Churchill. Por ejemplo, un día que hablaba por teléfono con el ministro de Justicia, un gato atigrado que vivía en Chartwell llamado Mickey empezó a jugar con el cable del aparato. El Primer Ministro, harto, exclamó: “¡Basta ya, tonto!”, lo que sorprendió mucho a su interlocutor, obligando a Churchill a explicarse.

Winston Churchill

Otro gato suyo era Tango, de color naranja. También tuvo a Nelson, llamado así por el famoso almirante después de que echase a un perro del Almirantazgo durante la guerra. Churchill se lo llevó al 10 de Downing Street y tuvo que compartir techo con Bob, apodado el Ratonero Muniqués. Su amigo Jock Colville le regaló un gato naranja con pectoral y calcetines blancos el día que Churchill cumplió 88 años. Cuando falleció, sus herederos donaron Chartwell al National Trust, pero pidieron que siempre hubiera un gato físicamente igual a Jock. Actualmente, Jock VII ocupa el puesto.

Busto de Churchill y Jock
Jock VII

El novelista Thomas Hardy y su esposa tenían varios gatos que comían habitualmente con ellos, incluso cuando había invitados. En su residencia de Max Gate, Dorset, muchos están enterrados en el jardín, cada uno con su lápida. El escritor dedicó un largo y triste poema a Snowdove (Paloma Nevada) cuando esta murió. Otros gatos suyos se llamaban Comfy, que llegó a los 18 años; Marky, diminutivo de Marco Antonio, y Kiddleywimkempoops, de nombre impronunciable, al que llamaban Trots habitualmente.

Thomas Hardy
Los gatos favoritos de Thomas Hardy y de su esposa

La novelista romántica Elinor Glyn se enamoró locamente de Lord Curzon en 1907. En 1911, este alquiló Montacute House, en Somerset, e invitó a Elinor a compartir la enorme mansión semiabandonada. Durante 18 meses, Elinor supervisó la reconstrucción de Montacute. Fue entonces cuando Curzon anunció su compromiso en “The Times”… con otra mujer. La escritora nunca volvió a hablarle.

Elinor Glyn y Candide

Elinor Glyn, cuyos libros eran considerados escandalosos entonces, adoraba a sus dos gatos peludos, Candide y Zadig. En marzo de 1939, invitada a una comida literaria donde era la conferenciante, se presentó con Candide completamente dormida alrededor del cuello. Los dos persas llegaron mucho después del incidente de Montacute, cuando Elinor había vuelto a Londres.

Elinor Glyn, Zadig y Candice

El castillo Scotney se encuentra en Kent. En sus enormes jardines hay una fuente con un gato de piedra tumbado en el borde y con una pata en el agua, como si quisiera atrapar a un pez, encargada por Elizabeth “Betty” Hussey. Cuando en 1952 se trasladó al castillo propiedad de su marido Christopher Hussey, llegó con un gato birmano llamado Minou, el nombre que lleva el gato de piedra de la fuente.

Minou

Christopher murió en 1970 habiendo legado el castillo al National Trust, con la condición de que su esposa pudiera residir allí hasta que quisiera. Betty encargó la fuente al cumplir 90 años y la costeó vendiendo algunas joyas. Poco antes de morir en 2006, pidió al National Trust que Puss, una preciosa carey, se quedara en Scotney. La gata siguió paseando libremente por todo el castillo y solo se le impuso un cambio: dejar de comer encima del piano de cola.

Elizabeth Kerr-Smiley (Mrs. Christopher Hussey)
Cuadro de John Ward

Mary Rosalie Glynn Grylls fue una biógrafa, conferenciante y política del Partido Liberal británico, conocida como Rosalie, Lady Mander. Se encontró con Ricardo de Pimlico (Ricky) en la estación de Pimlico. Ricardo era un gato callejero, y Rosalie le adoptó. Ambos viajaron desde Londres a Wightwick Manor compartiendo un sándwich de jamón. Parecer ser que Ricardo se comió el jamón y Rosalie el pan.

Rosalie, Lady Mander

Pero Ricardo no fue el único gato de Rosalie. Cuando esta publicó en 1981 una antología de escritos de gatos, “CATegories”, la dedicó a Miss Tabby Cat (Srta. Gata Romana) “sin la que, sentada cual esfinge en el escritorio o jugando con ‘deportiva gracia’ con las teclas, habría acabado este libro mucho antes”.

Rosalie, Lady Mander

También hay gatos que trabajan para el National Trust, como el magnífico Lord Roscoe. Hace unos pocos años, la jardinera Janette Slack-Smith notó que algo pasaba con los pies de Mercurio y de la diosa Fortuna, dos estatuas de plomo instaladas en los jardines de Ham House, un castillo del siglo XVII en Richmond. No tardó en descubrir que las ardillas se afilaban los dientes en las estatuas. ¿La solución? Contratar a un guardia felino de seis años.

Lord Roscoe

En Gunby Hall, Lincolnshire, vivían el gato Craig y la gata Committee. Llevaban muchos años en la mansión y eran muy queridos por los visitantes. Cuando Craig falleció el 6 de abril de 2020, las redes sociales se llenaron de mensajes. Committee también debió morir porque en 2021 apareció Fergus, y un año después, Tabby.

Craig y Committe, de Gunby Hall
Taby, de Gunby Hall

El National Trust reconoce que tener gatos residentes en las impresionantes mansiones atrae a los visitantes, que ya no solo se interesan por las magníficas colecciones de cuadros o de muebles, sino por hacerse una foto con el felino de la casa y subirla a las redes sociales.

Lord Roscoe, de Ham House

Deja un comentario