Marcel Heijnen es un fotógrafo amante de los gatos afincado en Hong Kong, ciudad a la que regresó después de una ausencia de 18 años: «Era la primera vez en 40 años que vivía sin la compañía de un gato, así que cuando descubrí a un gato sentado con gran dignidad en el mostrador de una tienda cerca de mi casa, decidí entrar a saludarle y, de paso, le hice unas cuantas fotos».

Aquí añadiremos que Hong Kong es un lugar muy especial en lo que a gatos se refiere. En la mayoría de ciudades modernas hay leyes estrictas sobre la presencia de animales en tiendas, pero ni en la península ni en las islas de esa región se regula la presencia de los gatos, y campan alegremente en tiendas e incluso en restaurantes. Por eso se le ocurrió a Marcel Heijnen hacer una serie de fotos e incluirlas en el libro «Hong Kong Shop Cats» (Los gatos de las tiendas de Hong Kong), publicado en 2016 por Asia One Publishing. Además, las fotos se expusieron en la Blue Lotus Gallery en abril de ese mismo año.

Parece ser que los habitantes de Hong Kong creen que los gatos traen buena suerte, además de ser muy útiles a la hora de librar a las tiendas y trastiendas de roedores, por lo que forman parte íntegra de las familias dueñas de tiendas y pequeños negocios. Algunos son adoptados desde pequeños, pero otros llegan, se instalan y empiezan a «trabajar».

Hay zonas con más gatos que otras; por ejemplo, los barrios de Sheung Wan y Sai Ying Pun cuentan con una elevada población felina. Marcel Heijnen explica que, en la mayoría de casos, encontró a sus modelos por casualidad, mientras recorría esas zonas. En una entrevista para el lanzamiento del libro, dijo: «Reconozco las tiendas donde hay gatos. Si viviese en un sitio más cercano a Central, probablemente nunca hubiera descubierto este fenómeno». Sus amigos, al enterarse del proyecto, también le hablaron de tiendas en sus barrios.

Ahora bien, según el fotógrafo, la dificultad no residía en encontrar a los gatos, sino en fotografiarlos. La inmensa mayoría de felinos residentes en tiendas son amables, simpáticos y no dudan en acercarse al cliente para pedir caricias, pero no es tan fácil como parece sorprenderles «trabajando» o durmiendo la siesta. En palabras de Marcel Heijnen: «No tienen miedo de la gente, y en cuanto sienten que me fijo en ellos, se acercan en busca de atención. Adiós a la foto. Una solución es quedarme en la tienda el tiempo suficiente para que el gato y el dueño ya no se den cuenta de mi presencia; a veces llega un momento mágico, una especie de sincronía entre ellos dos». Ya se sabe que es imposible conseguir que un gato pose.

El gato Dau Ding y su dueño

El primer gato al que Marcel Heijnen fotografió es Dau Ding, en la calle principal de Sai Ying Pun, con el que tiene una relación especial. Hablando del libro, comenta: «Espero que las personas que lo lean sonrían y descubran algo que no habían visto antes, la relación simbiótica y respetuosa entre humanos y felinos nacida de la necesidad práctica, pero construida sobre el afecto».

Los gatos de Hong Kong no solo viven en tiendas, trastiendas y pequeños almacenes. Basta con recorrer a pie las zonas rurales de los llamados Nuevos Territorios para ver a gatos en cualquier esquina. También los hay en los mercados y alrededor de los puestos de comida, pero la mayoría de estos no tienen dueño y no se parecen mucho a los afables y bien alimentados gatos retratados por Marcel Heijnen.

Todas las fotos incluidas en este artículo fueron realizadas por Marcel Heijnen y aparecen en el libro «Hong Kong Shop Cats», disponible en Amazon.

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