Las personas que conozcan la obra de Judy Chicago quizá no sepan que en 2005 publicó  “Kitty City”, según ella “su proyecto más modesto”. En el libro habla de todos los gatos con los que convivió, aunque los protagonistas solo son seis, Inka, Milagro, Poppy, Romeo, Trio y Veronica. Al ser un libro de horas, contiene 24 acuarelas correspondientes a cada hora del día describiendo una ocupación felina, además de otras planchas hasta un total de 36.

Los personajes

Judy Chicago, cuyo verdadero nombre es Judith Sylvia Cohen, se dio a conocer mundialmente por la instalación “The Dinner Party” (La cena), un homenaje a los logros de las mujeres, considerada como la primera obra de arte feminista de grandes proporciones. En otoño de 1970, cuando enseñaba en el State College (Universidad estatal) de Fresno, California, fundó el primer programa de arte feminista de Estados Unidos, con quince alumnas, apoyada por la institución. Decidió que la clase tendría lugar fuera del campus para alejarse de “la presencia y, por tanto, de las expectativas de los hombres”. Joyce Aiken tomó las riendas del curso en 1973 hasta que se jubiló en 1992.

3 de la mañana, despertémonos
4 de la mañana, crecer no es tarea fácil

Judy nació en Chicago el 20 de julio de 1939, hija de Arthur y May Cohen. Su padre procedía de un largo linaje de veintitrés rabinos, pero no siguió la tradición familiar al convertirse en un sindicalista que trabajaba de noche en Correos. Su madre, una exbailarina, era secretaria de un médico e inculcó su pasión por las artes a su hija y a su hijo Ben. Arthur Cohen fue investigado durante el Macartismo a principios de los cincuenta por pertenecer al Partico Comunista; su muerte en 1953 traumatizó profundamente a Judy.

5 de la mañana, el hogar es donde están los gatos
6 de la mañana, alarma gatuna

La artista obtuvo una beca para estudiar en UCLA (Universidad de California Los Ángeles), donde empezó su actividad política. En 1959 se enamoró de Jerry Gerowitz y se casaron dos años después. Él murió en un accidente de tráfico en 1963. A pesar de estar destrozada por la pérdida de su marido, consiguió graduarse con un máster en Bellas Artes en 1964.

7 de la mañana, hora del desayuno
8 de la mañana, limpieza

Al año siguiente expuso en solitario por primera vez en la galería Rolf Nelson de Los Ángeles y en 1968 declinó la invitación para participar en la exposición “California Women in the Arts” (Mujeres californianas en las artes) diciendo: “No exhibiré obras mías en ningún grupo que se defina como Mujeres, Judío o Californiano. Algún día, cuando todos hayamos crecido, no habrá etiquetas”.

10 de la mañana, mantequilla para desayunar

El galerista Rolf Nelson solía llamarla “Judy Chicago” por su marcado acento de esta ciudad. Judy no quería estar conectada al apellido de un hombre por descendencia o matrimonio y quiso adoptar este nombre legalmente. Cuál no fue su sorpresa al descubrir que para obtener el cambio de nombre, debía tener la autorización de su nuevo marido, el escultor Lloyd Hamrol, del que se divorció en 1979.

5 de la tarde, ejercicio

Entre sus obras más importantes destacaremos “The Dinner Party” (La cena), muy mal vista por la crítica, pero aplaudida por la mayoría de las personas que la vieron en seis países diferentes de tres continentes. Consiste en una gran mesa triangular de 14,63 metros por lado con 39 cubiertos, cada uno dedicado a una figura femenina mítica o histórica. A continuación trabajó durante cinco años en “Birth Project” (Proyecto nacimiento), al que siguieron “Power Play” (Situación ventajosa) y “The Holocaust Project” (Proyecto Holocausto), este último en colaboración con su tercer marido, el fotógrafo Donald Woodman, gran amante de los gatos.

7 de la tarde, hora de cenar
10 de la noche, queremos atención

En 1993, la pareja se mudó a una pequeña casa de Alburquerque en la que vivieron tres años mientras Donald remodelaba el viejo “Belen Hotel”, un edificio histórico que habían comprado. Ese mismo año, también empezó a dibujar a los gatos que compartían su hogar.

En “Kitty City”, Judy Chicago cuenta que, de pequeña, no tuvo animales domésticos. Más aún, era alérgica a los gatos con los que se cruzaba en casa de amigos o conocidos. Cuando vivía en Santa Mónica y estudiaba en UCLA, “una diminuta gata negra llegó a mi puerta y me enamoró. Habría hecho cualquier cosa para quedarme con Little Puss, y conseguí superar la alergia. Desde entonces, casi siempre he vivido con gatos”.

Diferencias irreconciliables

Después llegaron Lamont, otro gato negro de pelo corto, y Goldfinger, de largo pelo dorado. A partir de ese momento, los gatos se sucedieron en la vida de Judy; los encontraba, aparecían, se los daban. Recuerda cómo, un día, corriendo por Mulholland Drive (la calle que sale en todas las películas), su compañero rescató a una gatita a la que puso por nombre Mulholland, aunque pronto se abreviaría a Mully. Siete años después, en Santa Fe, conoció y se casó con Donald. En el libro dice: “Mi nuevo marido no solo me robó el corazón, sino también el de Mully. Mientras vivió, durmió en nuestra cama, en la almohada al lado de su cabeza”.

Puede que su gran favorito fuera Sebastian, un gatito negro y blanco que pertenecía a la vecina, pero decidió vivir con Judy. (Nada raro, los gatos tienden a escoger a las personas con las que quieren compartir una casa). Pero Sebastian, llamado así por el personaje de “Retorno a Brideshead”, de Evelyn Waugh, tenía un solo defecto, era un glotón. Cuando por fin se mudaron a Belen, los vecinos fueron a despedirse de Sebastian y descubrieron que todos le daban de comer.

Gatos de cerámica de Judy Chicago

Judy habla de cada uno de sus gatos con amor y humor; los describe físicamente, así como sus costumbres e incluso sus muertes. Cuenta que Donald y ella coincidieron en que seis gatos era el número perfecto porque la casa era grande y podían cuidar de seis gatos sin dificultades. En el epílogo, acaba diciendo que ya no añadirían nuevos miembros a la familia a medida que alguno fuera desapareciendo.

Judy y Pete

Han pasado catorce años desde la publicación de “Kitty City” y Judy Chicago tiene 80 años. Los dos gatos más jóvenes que adoptó en 2001, Pete y Re-Pete, tendrían ahora 19 años, una edad muy respetable. Algo nos dice que Judy y Ronald han seguido adoptando gatos; quizá ya no tengan seis, pero seguramente uno o dos.

Pete
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