El korat, también llamado Mallet o Si sawat, es un gato doméstico de pelo corto gris azulado, de tamaño mediano, más bien musculoso y con muy poca grasa. Sus rasgos más característicos son la cabeza en forma de corazón, grandes ojos verdes y patas delanteras algo más cortas que las traseras.

Es una raza totalmente natural, considerada una de las más estables y más antiguas, cuya apariencia no ha cambiado con el paso de los siglos. Originaria de Phimei, en Tailandia, su nombre occidental proviene de la provincia donde surgió, Nakhon Ratchasima, a la que los tailandeses suelen llamar “korat” familiarmente. En Tailandia se les conoce como Si sawat en referencia a su magnífico pelaje y el color de sus ojos.

El korat es el gato de la buena suerte y, tradicionalmente, se entregaba una pareja a los recién casados. Hasta hace muy pocos años no se vendían, solo se regalaban.

Yani y Chalama (años 60)

En 1995, Tailandia emitió un sello dedicado al korat. Dos años después, Cuba y Tuvalu siguieron su ejemplo; en 1999, la República del Congo, y en 2017, Yibuti, en África Oriental. Varios países más han hecho lo propio posteriormente.

Sello Tailandia

Los primeros korat llegaron a Gran Bretaña entre 1889 y 1896 bajo la denominación de “siameses azules”, pero tienen poco que ver con estos y fueron descalificados en los primeros concursos de gatos. En 1901 ya habían desaparecido. Reaparecieron en Estados Unidos a principios de los años cincuenta del siglo pasado y fueron aceptados como tal gracias a los esfuerzos de un criador de Maryland en 1966.

Es probable que se hiciera alusión por primera vez a esta antigua raza en el Tamra Maew (Tratado de los gatos o Libro de poemas de los gatos), que puede remontar al año 1350 y del que se encuentra un ejemplar más reciente en la Biblioteca Nacional de Tailandia.

Tamra Maew (Libro de poemas de los gatos)

Este tratado es un manuscrito del tipo “samut khoi” del periodo Ayutthaya (1350-1767), aunque la mayoría de ejemplares datan del siglo XIX. Contiene ilustraciones de diversos tipos de gatos y es probable que sirviera para marcar los estándares de las razas.

El manuscrito consiste en una larga tira de papel plegada en acordeón que se lee verticalmente. Suele incluir diecisiete razas propicias, además de otras seis consideradas portadoras de mala suerte. Las ilustraciones que describen a los gatos van acompañadas por descripciones versificadas en alfabeto tailandés, ya que el alfabeto khom se reservaba para manuscritos religiosos.

Los versos introductorios dicen así: “Me inclino ante vos con cabeza y manos, mas en vez de utilizar flores, incienso y velas doradas, / para vos describiré las formas de los gatos tal como se hizo en mitos y leyendas. / Todos los gatos fueron creados por dos eremitas: Ka-La-I-Ko-Te creó los que traen buena suerte…”

En los versos, breves y concisos, se describen los principales rasgos físicos de los gatos y los efectos (beneficiosos o negativos) que pueden aportar a su dueño. Algunos traían prosperidad y salud, mientras que otros, mala fortuna. Estos últimos seguían existiendo, pero suponemos que se evitaba tenerlos en casa.

Los tratados felinos eran comunes en toda Asia sudoriental, y muy especialmente en Siam, país donde algunos animales tenían un papel importante en la corte imperial y en los monasterios budistas. Los primeros eran los elefantes albinos, seguidos por los caballos y los gatos.

Algunos Tamra Maew incluyen hasta veintidós razas de gatos propicias. La lista siempre va encabezada por el ninlarat, el gato negro por excelencia, cuyos versos dicen así: “Un gato de raza negra tiene el cuerpo negro, los dientes, ojos, garras y lengua; todo es negro. / Su rabo es tan largo que le toca la cabeza”.

Después llegaba el wilat (belleza), de cuerpo negro y ojos verdes, seguido por el suphalak, de color cobre, renombrado por espantar el mal y que todavía existe hoy en día. El kao taern (nueve puntos) de manto blanco tenía nueve manchas circulares negras, y el ratanakamphol (ropa engalanada), también era blanco con un cinturón negro. Y así sucesivamente.

Pero la magia de los gatos de Siam inició su declive a mediados del siglo XIX cuando los británicos empezaron a llevarse a los sagrados animales a Inglaterra para criarlos y venderlos como “objetos” de lujo.

Durante cientos de años se creyó que el impresionante color azul plateado representaba la abundancia. Los brillantes ojos verdes son del color del grano de arroz aún sin madurar y simbolizaban una cosecha abundante. Como hemos dicho al principio, se regalaba una pareja a los recién casados para propiciar un buen y feliz matrimonio.

También existen korat de color lila en Tailandia, pero los criadores europeos los menosprecian en comparación a sus hermanos de manto azul. Sin embargo, en el antiguo reino de Siam ambos eran muy apreciados.

Curiosamente, el peculiar y único tono verde de sus ojos puede tardar hasta cuatro años en desarrollarse del todo. Los ojos de los gatitos son de color ámbar. También son conocidos por poseer un sentido del olfato, de la vista y del oído aún más desarrollados de lo habitual en un gato.

Gato korat y gato siamés

Son observadores, curiosos, siempre dispuestos a participar en lo que está ocurriendo y a investigarlo todo. Y como muchos otros gatos, no se echan atrás cuando se trata de ser el centro de la atención.

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