Ray Bradbury escribió veintisiete novelas y más de seiscientos relatos incluidos en varias colecciones. Se han vendido más de ocho millones de ejemplares de sus obras en todo el mundo y han sido traducidas a treinta y seis idiomas. Conocido sobre todo por la famosa novela distópica “Farenheit 451”, de 1953, y la oscura fantasía “La feria de las tinieblas”, de 1962, también es el autor de libros infantiles, obras de teatro, poemas y guiones para la gran pantalla.

En 1951 publicó “The Fireman” (El bombero), un relato de unas 25.000 palabras o 50 páginas, en la revista Galaxy Science Fiction. Le pidieron que escribiera otras 25.000 palabras para convertirlo en una novela. El jefe de los bomberos de Los Ángeles le contó que la autoignición de un libro se produce a 451 grados Farenheit (232 grados centígrados), de ahí el título del libro. La novela fue escrita en una sala de la Biblioteca Powell de la Universidad de Los Ángeles, donde alquilaban máquinas de escribir a diez centavos la media hora.

Pero antes había publicado “Crónicas marcianas” (1950), una colección de relatos que le catapultó a la fama. En 1949, Norman Corwin (escritor, guionista, productor, ensayista y profesor de periodismo) le dijo a Ray Bradbury que debía ir a Nueva York para ser descubierto, pero ninguna editorial quería publicar relatos sueltos. Por fin, la editorial Doubleday & Company le sugirió que “hilase” las historias para que formasen un conjunto.

Edición de 1955

Así lo hizo, y “Farenheit 451” apareció al año siguiente con un éxito inmediato. La editorial Minotauro publicó la primera versión española en Argentina en 1955 con prólogo de Jorge Luis Borges. Por cierto, los ejemplares de esta primera edición oscilan actualmente entre 150 y 240 euros. Entre sus grandes admiradores destacaremos al dirigente soviético Mijaíl Gorbachov, que empezó a leer traducciones en ruso en los años cincuenta. El famoso autor británico de ciencia ficción JG Ballard llegó a decir: “En Borges, Bradbury y Edgar Allan Poe el relato está hecho de metal precioso, chispas de oro que permanecerán eternamente en la profunda bolsa de la imaginación”.

Fue un gran amigo de Charles Addams, ilustrador de la primera historia de Bradbury acerca de los Elliott, una familia que tenía cierto parecido con “La familia Addams” y vivía en el campo de Illinois, publicada en 1946 en la revista Mademoiselle. Otro íntimo amigo suyo fue Ray Harryhausen, especialista en efectos visuales, creador y animador de decenas de “monstruos” que hicieron posibles numerosas películas de serie B. Parece ser que ambos se conocieron cuando solo tenían 18 años. También mantuvo una larga amistad con Gene Roddenberry, creador de la inolvidable “Star Trek”. Llegó a pedirle que escribiera algún guion para la serie, pero Bradbury no lo hizo porque, según dijo, “nunca he sido capaz de adaptar las ideas de otra persona de una forma plausible y sensata”.

Era un acérrimo defensor de las bibliotecas públicas, llegando a recaudar fondos para impedir el cierre de varias por recortes presupuestarios. Siempre decía que “me criaron las bibliotecas”. Menospreciaba las universidades y comparaba la falta de medios que conoció en los años de la Gran Depresión con los problemas de estudiantes actuales que no pueden permitirse estudiar en universidades aunque quieran. En los años setenta del siglo pasado comentó que los ordenadores eran como los libros: “Los libros están por todas partes, también lo estarán los ordenadores”. No se equivocaba. Siguiendo con este tema, poco antes de fallecer, en 2010 dijo: “Hay demasiados móviles, hay demasiado internet, ahora hay demasiadas máquinas”. Estaba totalmente en contra de que sus obras aparecieran en e-books. Cuando en 2011 hubo que renovar los derechos de publicación de “Farenheit 451”, permitió que se publicara bajo esta forma siempre y cuando se pudiera descargar gratuitamente en bibliotecas. De todo el catálogo de la editorial Simon & Schuster es el único título con esta autorizazión.

Y si dedicamos una entrada a Ray Bradbury es porque amaba profundamente a los gatos. El escritor nunca aprendió a conducir; siempre prefirió moverse en bicicleta o transporte público. En esta foto le vemos ya mayor, después de sufrir un infarto en 1999, observado por la gata Hallie (diminutivo de Halloween), dirigiéndose al coche que le llevará a una convención. Parece ser que Hallie no volvía a entrar en casa hasta que él regresaba.

En esta foto de un artículo publicado por la revista Cat Fancy (no hemos encontrado el artículo completo), Ray Bradbury habla de los numerosos gatos que han compartido su casa. En la época en que se hizo la entrevista tenía siete gatos. Cuenta que Gazza (diminutivo de Ragazza), madre de muchos de los gatos de la familia Bradbury, cuando vio que cada vez había más, decidió mudarse a casa de la vecina. “Nos observa desde la ventana, y si vamos a verla, nos ignora y se aleja”, dice el escritor.

También habla del gato Marmalotta, que le recordaba mucho al primer gato que tuvo de niño en Waukegan, Illinois, ciudad en la que nació en 1920. Llegó a Los Ángeles con el resto de su familia en 1934; cuatro años después ya publicaba relatos en fanzines y era un miembro activo de la Sociedad de Ciencia Ficción de Los Ángeles, donde se codeaba con escritores famosos.

Vivió en casa de sus padres hasta los veintisiete años, cuando se casó con Marguerite McClure, su primera novia, en 1947. Tuvieron cuatro hijas, Susan, Ramona, Bettina y Alexandra. Marguerite murió en 2003. A pesar de sufrir un infarto, siguió escribiendo, y la revista The New Yorker publicó un artículo suyo acerca de la inspiración una semana antes de su fallecimiento. En 2009 se retiró del circuito de convenciones de ciencia ficción.

En 1997 se publicó un pequeño libro titulado “With Cat for Comforter” (Con un gato por manta) en el que Louise Reinoehl Max ilustra un  poema de Ray Bradbury que empieza así: “Con un gato por manta/cuán quieta la noche./Qué idóneas las hojas/que decoran la cama/y dejan un pelaje nevado en el alfeizar…”

El escritor menciona a gatos en muchas de sus relatos e incluso llamó a una colección de historias cortas “The Cat’s Pajamas”, una frase idiomática cuya traducción literal sería “Los pijamas del gato”, pero que significa realmente “Lo mejor de lo mejor”. En uno de los relatos, un personaje dice: “No hay futuro sin gato”, una idea que probablemente compartía Ray Bradbury.

Antes de morir escogió un lugar en el cementerio de Westwood Village, en Los Ángeles, con una sencilla lápida en la que se lee: “Autor de Farenheit 451”. Falleció el 5 de junio de 2012. En febrero de 2015, el periódico The New York Times informó que la casa en la que Ray Bradbury había vivido y escrito durante 50 años en Cheviot Hills, Los Ángeles, había sido demolida por el nuevo propietario, el arquitecto Thom Mayne.

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