Aleksei Bedny

Famosos escritores han dedicado poemas al gato, algunos utilizándolo para simbolizarse a sí mismos, o al ser humano, a las pasiones… Y otros sencillamente han escrito sobre el gato, tal como lo veían, como hizo la poetisa estadounidense Emily Dickinson (1830-1886) en cuatro líneas:

She sights a Bird – she chuckles  /  She flattens – then she crawls.  /  She runs without the look of feet  /   Her eyes increases to Balls…     

Ve un pájaro – se le escapa una risita /  se aplasta – luego se desliza.  /   Corre sin la mirada de los pies   /   sus ojos se agrandan como Pelotas.         

Es el poema 507 dentro de la obra completa, y la escritora demuestra una vez más su capacidad para comunicar con muy pocas palabras la esencia de una imagen.

Anónimo, 1790

El británico Thomas Gray (1716-1771) compuso un curioso poema titulado “Oda al fallecimiento de una gata favorita, ahogada en una pecera de peces de colores”.

Twas on a lofty vase’s side,   /  Where China’s gayest art had dyed  /  The azure flowers that blow;  /  Demurest of the tabby kind,  /  The pensive Selima, reclined,  /  Gazed on the lake below.

En el elevado lateral de un jarrón,  /  donde el alegre arte de China había pintado  /  flores azules en el viento,  /  de las más delicadas entre gatas atigradas,  /  la pensativa Selima se inclinaba,  /  contemplando el lago más abajo.

Selima, que era la gata preferida del historiador Horace Walpole, se deslizó y ahogó en la pecera de cerámica. Walpole recurrió a su gran amigo Thomas Gray para componer un epitafio digno de su gata; de hecho, la oda es mucho más larga, consta de seis estrofas, pero solo hemos incluido la primera, que hizo grabar en la pecera donde murió la gata.

Martine Franck

La escritora estadounidense Sylvia Plath (1932-1963) dedicó un largo poema a “Ella Mason y sus once gatos”. Esta es la primera estrofa:

Old Ella Mason keeps cats, eleven at last count,  / In her ramshackle house off Somerset Terrace;  /  People make queries  /  On seeing our neighbor’s cat-haunt,  /  Saying: ‘Something’s addled in a woman who accommodates  /  That many cats.’

La vieja Ella Mason tiene gatos, once en el último recuento,  /  en su casa destartalada en Somerset Terrace;  /  La gente pregunta  /  al ver la casa invadida por gatos,  /  y dicen: “Algo va mal en una mujer que acoge  /  a tantos gatos».                                     

El poema sigue explicando que Ella Mason, gorda y vieja, con voz ronca, por alguna razón desconocida alimenta a numerosos gatos exigentes con crema e higaditos de pollo. En el pueblo dicen que Ella fue una belleza de ojos color esmeralda que daba calabazas a sus pretendientes y que ahora solo abre su puerta a los gatos. De niña, la escritora la espiaba dormitando en su cocina, rodeada de gatos cuyo ronroneo era atronador. Pero ahora que el tiempo la ha hecho más generosa, ve a la Srta. Mason observar con sus ojos color jade a las chicas que se casan, siempre las recatadas que nada tienen que aprender de las orgullosas que, malditas, duermen solas.

La española Begoña Abad de la Parte nació en 1952 en un pueblecito de Burgos. Su primer libro no fue publicado hasta 2005; hasta entonces había sido ama de casa y madre, pero escribía relatos y poesía desde los 15 años. El poema “El gato de mi vecina” puede parecer sencillo, pero plasma a la perfección un sentimiento.

El gato de mi vecina  /  me mira desde un estrecho alféizar  /  en la ventana de un octavo piso.  /  Es la primera visión de la mañana.  /  Me mira con sus ojos alargados y verdes  /  en medio de un grumo de pelo blanco  /  y permanece quieto, como si fuera de porcelana.  /  Abajo, un patio, también estrecho,  /  de baldosas rojas  /  y una caída profunda como la vida.  /  Me pregunto por qué se atreve  /  a sentarse en ese borde peligroso,  /   por qué instinto primario  /  se arriesga a la libertad de mirar tejados.  / Nos parecemos bastante,  /  a mí también me gusta /  bordear los límites del patio en el que vivo.

Jane Bown

El gran escritor austríaco Rainer Maria Rilke (1875-1926) dedicó un espléndido poema a un gato negro.

Ein Gespenst ist noch wie eine Stelle,  /  dran dein Blick mit einem Klange stößt;              /
aber da, an diesem schwarzen Felle   /  wird dein stärkstes Schauen aufgelöst:  /  wie ein Tobender, wenn er in vollster  /  Raserei ins Schwarze stampft,  /  jählings am benehmenden Gepolster  /  einer Zelle aufhört und verdampft.     

Un fantasma aún es como un lugar  /  donde tu ojo se golpea contra un sonido;  /  pero contra ese pelaje negro  /  tu mirada más fuerte se disuelve:  /  así un loco furioso, en el paroxismo  /  de la rabia, tiembla en la oscuridad y,  /  de pronto, en el sordo relleno / de su celda, cede y se apacigua.

Alle Blicke, die sie jemals trafen,  /  scheint sie also an sich zu verhehlen,    /  um darüber drohend und verdrossen  /  zuzuschauern und damit zu schlafen.  /  Doch auf einmal kehrt sie, wie geweckt,  /  ihr Gesicht und mitten in das deine:  /  und da triffst du deinen Blick im geelen  /  Amber ihrer runden Augensteine  /  unerwartet wieder:  eingeschlossen /  wie ein ausgestorbenes Insekt.

Todas las miradas que le alcanzaron  /  parece haberlas guardado en su interior /  para estremecerse, amenazador,  / mortificado y con ellas, dormir.  /  Y de pronto, en pie, despierto,  /  vuelve su cara hacia la tuya  /  y de improviso encuentras tu mirada  /  en las bolas color ámbar amarillo  /  de sus ojos, encerrada  /  como un insecto fosilizado.

Rilke fue amante de Baladine, la madre de Balthazar Klossowski, más conocido como Balthus (así firmaba sus cuadros)(https://gatosyrespeto.org/2015/04/03/mitsou-el-eterno-gato-del-pintor-balthus/), al que escribió ocho cartas cuando el pintor era un adolescente animándole a seguir y a no desanimarse. Es autor del prólogo del librito titulado “Mitsou, historia de un gato”, ilustrado y escrito por el joven Balthus.

El gato mediterráneo (Balthus)

Acabaremos con un poema del francés Paul Éluard (1895-1952) perteneciente al libro “Los animales y sus hombres, los hombres y sus animales”, publicado en 1925, en el que dedica poemas a animales como la gallina, la vaca, el perro, el caballo y otros. Del gato, dijo esto:

Pour ne poser qu’un doigt dessus  /  Le chat et bien trop grosse bête.  /  Sa queue rejoint sa tête, /  Il tourne dans ce cercle  / Et se répond à la caresse.

Para solo tocarlo con un dedo  /  el gato es animal que abarca demasiado.  /  El rabo le llega a la cabeza,  /  gira en este círculo  /  y responde a la caricia.

Mais, la nuit l’homme voit ses yeux  /  Dont la pâleur est le seul don.  /  Ils sont trop gros pour qu’il les cache  /  Et trop lourds pour le vent perdu du rêve.

Mas de noche el hombre ve sus ojos  /  de los que la palidez es el único don.  /  Demasiado grandes para esconderlos  /  y demasiado pesados para el viento perdido del sueño.

Quand le chat danse   /  C’est pour isoler sa prison   /  Et quand il pense  /  C’est jusqu’aux murs de ses yeux.

Cuando baila el gato  /  lo hace para aislar su cárcel  /  y cuando piensa,  /  lo hace hasta el muro de sus ojos.    

Ilustración de Paul Éluard para el libro

Pedimos disculpas por la traducción del poema de Rilke; no hablamos alemán y nos hemos basado en traducciones al francés y al inglés.

Brassaï, 1953

Dedicamos esta entrada a Yolanda, que nos hizo conocer el poema de Begoña Abad.

Edward Weston

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