En el libro “Un si long chemin” (Un largo camino), Mady cuenta que nació en Toulouse el 3 de abril de 1922, once años después de su hermano Pierre. A las seis semanas sus padres regresaron a  Lavelanet, a unos cien kilómetros más al sur, en plena Occitania. Allí estaba el hogar familiar, una casa grande en la que vivían una tía abuela, dos abuelas, un abuelo, sus padres, su hermano, el perro Joko, el gato Pompon y ella. Lavelanet está a un tiro de piedra del famoso castillo de Montségur, último bastión de la resistencia cátara. Su padre había nacido en el pueblo de Montségur y su madre era de Port-la-Nouvelle, a orillas del Mediterráneo.

Un si long chemin (Un largo camino)

Apasionada por el dibujo y la pintura desde pequeña, al acabar el instituto a los 19 años expresó su deseo de ingresar en la Escuela de Bellas Artes. Su progenitor, Émile Couquet, se opuso diametralmente y ella decidió trabajar sola, basándose en lo que le rodeaba, la naturaleza, los interiores campesinos, los animales…

Hacia 1955, y viendo que su empeño no cejaba, la familia se puso en contacto con Anatole Jakovsky (13 de agosto de 1909 – 24 de septiembre de 1983), crítico y coleccionista, considerado como el impulsor del arte naíf en Francia y fundador de un museo en Niza. Este la animó a seguir pintando lejos de cualquier influencia exterior.

De los cien cuadros que Mady pintó en los tres años siguientes, Jakovsky escogió cuarenta para una primera exposición en la galería Urban de París, en 1958, que se convirtió en un auténtico acontecimiento al ser la segunda vez que una galería de la capital francesa realizaba una exposición dedicada únicamente al arte naíf.

A partir de ese momento, todo se puso en marcha. Al año siguiente expuso en Toulouse y participó en una colectiva de artistas naíf en París presentada por Jakovsky; en 1961, la famosa galería parisina Benezit le abrió las puertas y también expuso en Basilea, Suiza. En 1963 fue invitada a exponer en el Salón de Pintores en el Museo Galliera de París, y unos meses después llegó el turno de los salones de pintura de Otoño, de Arte Sagrado, la Primera Bienal de Trouville. 

No cabe duda de que a Mady le gustaban los gatos y que debió seguir conviviendo con ellos después de que falleciera Pompon, como lo demuestra el gato atigrado que la acompaña en una foto cuando ella debía tener entre 20 y 30 años. A pesar de haber vivido siempre en el pueblecito de Lavelanet (6.200 habitantes), se sabe muy poco acerca de su vida personal. ¿Por qué adoptó el apellido “de La Giraudière”? ¿Se casó? ¿Existió realmente el Sr. de La Giraudière o simplemente le gustó el apellido y lo adoptó?

Mady con un gato

No hemos encontrado casi nada en torno a su vida privada. Puede que viviera con Roger Varnay (15 de abril de 1922 – 27 de julio de 2007), autor de numerosas canciones, y juntos realizaron el libro “Quelle vie de chat !” (“¡Vaya vida de gato!”) con cuarenta y siete poemas dedicados a los gatos, e ilustrado con doce dibujos a color y doce en blanco y negro, muchos de los cuales están incluidos en esta entrada. Se trataba de una edición de lujo que actualmente cuesta unos 1.200 euros. Pero también cabe la posibilidad de que solo fueran amigos.

En un periódico local aparece una escueta noticia anunciando que Mady de La Giraudière fue seleccionada con sus hijas Chin y Nang en 1997 para participar en la tercera edición de “La vie de château”, organizada en el Centro Cultural Francés de Nueva York con otros treinta y nueve artistas y artesanos franceses. ¿Hijas adoptivas o del aparentemente inexistente Sr. de La Giraudière?

Sus cuadros pueden verse en los museos naíf de Niza, Lausana, Londres, Tokio y Nueva York. Expuso en el mundo entero, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Tokio, Río de Janeiro, Sapporo, Roma, Londres, Bruselas, Ginebra, Túnez, Bratislava, entre otras ciudades.

Además del libro antes mencionado, ilustró varios más, entre los que cabe destacar “La cocina de la Pitcholina”, escrito por su amigo Jacques Bigorre, “farmacéutico gastrónomo”, del que incluimos la portada. También ilustró “Un si long chemin”, publicado en 1980, una serie de textos sobre la vida de Jesús donde, en la página 53, habla un poco de su nacimiento y de sus padres.

La cocina de la Pitcholina

Mady de La Giraudière quiso dibujar desde muy pequeña, pero no hay constancia de que su familia se interesara por el arte. Su padre heredó la empresa textil Couquet, en Lavelanet, creadores de los tapices de Montségur hechos para decorar el famoso paquebote France.

Anatole Jakovsky dijo: “En la mayoría de cuadros de Mady de La Giraudière se oyen los cencerros, se huele el tomillo, la lavanda y el laurel. Y en ellos, el sol, el maravilloso sol del Mediodía nunca se pone”. El crítico no se equivocaba, son luminosos, en apariencia sencillos, pero repletos de detalles y de vida.

Mady de La Giraudière falleció el 24 de febrero de 2018 en Lavelanet, donde está enterrada en la tumba familiar.

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