Cartas de una gata (Ilustración de Addie Ledyard)

La editorial Libros de la Resistencia acaba de lanzar la traducción de “Letters from a Cat”, cuya primera página reza: “Cartas de una gata, publicadas por su dueña para el beneficio de todos los gatos y el disfrute de los niños”. La autora es H.H. y el libro se publicó por primera vez en 1879.  Esta primera edición en castellano contiene las ilustraciones originales de Addie Ledyard.

El libro empieza así: “No estoy tan segura de que mi Gatita escribiera estas cartas. Siempre llegaban dentro de las cartas que me escribía mamá, u otras amigas, y nunca sorprendí a Gatita escribiendo cuando estaba en casa, pero la letra era muy mala, y llevaban la firma de Gatita, y mamá siempre tenía un semblante muy misterioso cuando le preguntaba, como si fuera un gran secreto. Por eso, hasta que me hice algo mayor, nunca dudé de que Gatita las escribía sola de noche”.

El libro incluye una introducción y siete cartas en las que Pussy le describe a Helen su vida diaria mientras la niña está de viaje con su padre. Pero es una vida plagada de catástrofes; baja de un árbol demasiado deprisa y se hace daño, pasa hambre porque tiene miedo de Mary, la criada que la odia, se cae de la ventana y se hace daño en la nariz, y finalmente se cae en un tonel de jabón líquido. Por suerte, el abuelo oye sus maullidos y la salva.

Cartas de una gata (Ilustración de Addie Ledyard)

Pero ocurre una cosa buena durante la ausencia de Helen. Se mudan unos nuevos vecinos con un gato muy apuesto llamado César que se siente muy atraído por Gatita, incluso cuando empieza a caérsele el pelo después de la caída en el tonel de jabón líquido.

Cartas de una gata (Ilustración de Addie Ledyard)

¿Quién es la autora que firma como H.H.? Su nombre completo es Helen Hunt Jackson, aunque cuando escribió este libro solo era Helen Hunt. No firmó con su verdadero nombre hasta 1875, después de casarse en segundas nupcias con William Jackson. Su primer marido, un capitán del ejército, murió cuando explotó uno de sus inventos en 1863, once años después de casarse con H.H. Tuvieron dos hijos, el primero falleció al año de su nacimiento, y el segundo en 1865 a los 9 años. Quizá por eso todo lo que escribió H.H. tiene un tinte trágico, sobre todo sus poemas.

Cartas de una gata (Ilustración de Addie Ledyard)

Escribió otros dos libros en torno a gatos. Uno se titula “Mammy Tittleback and Her Family” (Mamá Tittleback y su familia), al parecer una historia real que le fue contada por los miembros de la familia Jameson durante los dos días que estuvo en su casa antes de una Navidad. Nadie le contó la historia de Tittleback de una sentada, sino que cada miembro de la familia le iba diciendo alguna anécdota de la famosa gata. Famosa porque era capaz de pillar ratones de dos en dos, entre otras cosas.

Mamá Tittleback y su familia

En este libro, a uno de los adultos solo se le ocurre empaquetar a siete gatitos en una caja de madera y mandarlos por tren a casa de la abuela, donde los niños Johnny y Rosy pasan el verano. Esta historia, publicada por primera vez en 1888, nos ha parecido escrita en un tono más ligero que la primera. Las ilustraciones también son de Addie Ledyard, y el subtítulo reza “Una historia de diecisiete gatitos”.

Mamá Tittleback y su familia

Queda un tercer libro de gatos, “The Hunter Cats of Connorloa” (Los gatos cazadores de Connorloa), publicado en 1886, también con ilustraciones, pero no se indica el autor. En este largo cuento se habla de Jim, el brazo derecho del dueño de Connorloa, que enseñó a varios gatos a cazar pardillos. Él disparaba a los pardillos y los gatos los recogían y se los comían. Claro que, después de comer dos pardillos, los gatos se iban porque ya no tenían hambre.

Los gatos cazadores de Connorloa

La historia se cuenta a través de dos niños, un hermano y una hermana, y en realidad es una excusa para poner de manifiesto una cosa sorprendente en la época: la defensa de los nativos norteamericanos. No cabe duda de que Helen Hunt Jackson fue una mujer especial, y muchos la consideran la primera persona caucasiana en alzarse contra el lamentable trato reservado a los nativos por el gobierno estadounidense y los ciudadanos de cualquier índole: cazadores, buscadores de oro, granjeros, misioneros…

Los gatos cazadores de Connorloa

En 1879 oyó en Boston una conferencia del jefe Oso Erguido (Standing Bear), de la tribu Ponca, en la que describió cómo se les había obligado a abandonar sus territorios ancestrales en Nebraska para malvivir en una reserva de Oklahoma donde apenas tenían para comer. A partir de ese momento empezó a  investigar, a publicar cartas en periódicos poniendo de relieve el maltrato por parte del gobierno y a redactar peticiones.

El jefe Oso Erguido

Se enfrentó a agentes federales, y entre sus objetivos favoritos estaba el Secretario de Estado Carl Schurz, a quien llegó a llamar “el mentiroso más hábil que jamás he conocido”. Expuso la corrupción de los llamados “agentes indios”, la violación de los tratados, de los oficiales del ejército que robaban las tierras de los nativos. Consiguió ganarse el apoyo de varios periódicos que publicaron sus artículos.

Mamá Tittleback y su familia

Pero hizo más: dedicó varios libros a los nativos norteamericanos. En “A Century of Dishonor” (Un siglo de deshonra), el primero que publicó con su nombre completo, recopiló todas las promesa rotas y las mentiras. Mandó una copia a cada uno de los miembros del Congreso con una cita de Benjamin Franklin en la portada impresa en letras rojas: “Mirad vuestras manos: Están manchadas con la sangre de vuestros parientes”.

Mamá Tittleback y su familia

El segundo es “Ramona”, la historia de una pareja de nativos y su lucha por conseguir una parcela de tierra que fuera suya. Hasta la fecha, esta novela se ha reeditado más de trescientas veces y se calcula que se han vendido seiscientos mil ejemplares. Se ha adaptado cuatro veces a la pantalla, una de ellas en una serie de sesenta y nueve capítulos.

Helen Hunt Jackson fue muy amiga de la poetisa Emily Dickinson, que resumió así las limitaciones de H.H. como escritora: “Dispone de los hechos, pero carece de fosforescencia”. Efectivamente, su estilo es más bien pesado, lento. Hasta su muerte en 1885, a los 55 años de un cáncer de estómago, lucho en defensa de un pueblo condenado por otros que buscaban tierras nuevas. De estos dos libros, ella misma dijo: “Mis ‘Un siglo de deshonra’ y ‘Ramona’ son las únicas dos cosas que hice de las que me enorgullezco… Vivirán… y darán frutos”.

Helen Hunt Jackson

Toda la información sobre los tres libros gatunos de H.H. está sacada de The Project Gutenberg (www.gutenberg.org.), donde se encuentran los textos completos, así como “Ramona” y “Un siglo…” en el idioma original.

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