Tonto, Harry y Tonto (1974) Una conmovedora “comedia seria” dirigida por Paul Mazursky, protagonizada por el gato Tonto y por Art Carney en el papel de Harry, un neoyorquino al que le gusta pasear con su gato por las calles de la ciudad. Harry pierde su piso y se muda a la costa oeste cruzando Estados Unidos con Tonto en todo tipo de transporte porque se niega a hacer pasar al gato por la máquina de rayos-X del aeropuerto.
La relación entre los dos es muy especial y, al parecer, se consiguió “sembrando” trocitos de hígado alrededor del actor. Pero Art Carney siempre mantuvo que existió una auténtica cercanía con los dos gatos que actuaron con él, y que poco a poco dejó de utilizarse el truco del hígado. Por uno de los grandes papeles felinos de la historia del cine, Tonto se llevó el PATSY (por delante de Benji el perro). Por cierto, Art Carney ganó el Oscar.
Jonesy, Alien (1979) Probablemente sea uno de los papeles gatunos más famosos, aunque en la película de Ridley Scott, el personaje no aparezca mucho tiempo de pantalla. Aun así, no cabe duda de que es uno de los elementos más eficaces de la primera entrega de la saga. Además de un par de sustos, funciona muy bien como testigo silencioso; por ejemplo, cuando lleva sin querer a Brett (Harry Dean Stanton) a la muerte y observa en silencio al xenomorfo consumir al ser humano.
En la secuela dirigida por James Cameron, el papel es aún más pequeño: suelta un tremendo bufido en la pesadilla de Ripley (Sigourney Weaver) al principio de la película. Jones, al que todos llaman Jonesy, es el único superviviente, junto a la teniente Ellen Ripley, de la destrucción de la nave espacial Nostromo después de su encuentro con el xenomorfo. La explicación oficial de la presencia de Jonesy a bordo de la nave – aparte de ser el gato de Ripley – fue que controlaba a los roedores. ¿Roedores en una nave espacial?
Mr. Jinx, Los padres de ella (2000) El insoportable Jack (Robert De Niro), exagente del FBI, ha enseñado a saludar y a usar el váter, entre otras cosas, a su magnífico gato himalayo. Interpretaron a Mr. Jinx dos gatos, Mishka y Bailey, y la relación con De Niro fue tan buena que este pidió que se incluyera al personaje en más escenas. Greg, el patoso futuro yerno, deja escapar a Mr. Jinx, el ojo derecho de Jack, y acaba en el tejado intentando recuperarle. Esto solo es el comienzo de una serie de desastrosas situaciones protagonizadas por el siempre superior Mr. Jinx.
En una escena, Jack le dice a Greg: “Verás, Greg, si le gritas a un perro, mete el rabo entre las piernas para taparse los genitales. Baja las orejas. Es muy fácil hacerse con un perro. Pero un gato te hará sudar para conseguir su cariño. No se venden como los perros”. Al menos uno de los tres guionistas de la película debía ser muy parcial con los gatos.
Ulysses, A propósito de Llewyn Davis (2013) Un gato trae de cabeza al amargado cantante folk protagonista de la película. Convencido de que ha salvado a Ulysses, el gato de unos amigos suyos, acaba por descubrir que se trata de un callejero idéntico al primero. En esta película, dirigida por los hermanos Coen y de acuerdo con el peculiar sentido del humor de estos, el gato no es más que una triste excusa. Después de su estreno en Cannes en 2013, muchos críticos se preguntaron qué simbolizaban los dos gatos en la película.
En nuestra opinión, dejando de lado simbolismos y posibles explicaciones intelectuales, los Coen utilizaron al gato para hacer un poco más simpático a un personaje carente de interés. Llewyn Davis se pasa gran parte de la película llevando en brazos al pobre callejero e intentando que no se escape. Aquí tocan la cuerda emocional: Llewyn no tiene nada, ni trabajo, techo o comida, pero cuida del gato… hasta que lo abandona sin pensarlo dos veces camino de Chicago. De regreso a Nueva York, atropella a un gato… puede que el mismo de antes. ¿Un papel cruel, inútil, gratuito? Desde luego. Tres gatos, Tigger, Daryl y Jerry, encarnaron a los dos Ulysses.
Jersey, ¿Podrás perdonarme algún día? (2018) El papel recayó en Towne, cuyo trabajo hizo que el New York Times publicara un artículo preguntándose si la interpretación animal no había mejorado en los últimos años, y empezara una minicampaña para la creación de un Oscar especial. Que sepamos, de momento no ha funcionado.
Towne no tiene un gran papel, solo es el compañero de la solitaria e introvertida Lee Israel (Melissa McCarthy), la mujer que falsificó cartas de famosos a principios de los años noventa. Pero, por lo que dicen las críticas, roba todos los planos en los que está.
Frodo, Un lugar tranquilo: Día 1 (2024) En la recién estrenada precuela de la saga, Frodo es el gato de Samira (Lupita Nyong’o). Se ha llegado a decir que gran parte de la recaudación conseguida en los primeros días se debe a Frodo, encarnado con maestría por los gatos Schnitzel y Nico. Lo importante es no hacer ruido, nada de ruido, porque Nueva York ha sido invadida por alienígenas carentes de rostro que se guían por el sonido para exterminar a los seres humanos.
El director y guionista Michael Sarnoski dice: “Creo que los gatos son naturalmente silenciosos porque son depredadores y comprenden instintivamente cómo funciona otro depredador. Por eso, Frodo no maúlla”. Y añade: “Al principio había más escenas en el guion donde Frodo arqueaba la espalda y bufaba, pero me dijeron que no se podía adiestrar a un gato para que lo hiciera. Es una reacción ante un peligro, una amenaza, y no estaba dispuesto a asustar a los dos gatos para conseguirlo”.
Según cuentan, la primera estrella gatuna se llamó Pepper y lo fue por casualidad. Nació debajo del suelo de madera de uno de los platós de los estudios Keystone en 1912 y se coló entre dos tablas en medio de una escena. Su hermano, que la seguía, asomó la cabeza y procedió a volver a esconderse, pero Pepper se quedó observándolo todo, y Mark Sennett, dueño y fundador del estudio, la mantuvo en la película. Un año después, Pepper coprotagonizó “A Little Hero” con Mabel Normand y Teddy el perro. Acababa de nacer una estrella. Los nombres de los tres aparecen en los títulos de crédito.
Pepper rodó 17 películas mudas, algunas de ellas con Charlie Chaplin y Fatty Arbuckle, así como los famosos Keystone Cops (los policías de la Keystone), e incluso se la bautizó “la Sarah Bernhardt de las gatas callejeras”. Estaba asegurada en 5.000 dólares, una cifra muy importante para la época. En la mayoría de películas aparecía con Teddy, el gran danés, ya que la disparidad de tamaño entre ambos siempre hacía reír al público. Después de la muerte de Teddy en 1923, Pepper nunca volvió a rodar.
En la actualidad, siempre que hay un animal en una película, vemos al final de los títulos de crédito un cartel especificando que “ningún animal fue maltratado durante el rodaje”, pero ¿hasta qué punto se verifica realmente? En la época de Pepper y Teddy, de Orangey, el control era inexistente. Un rodaje implica largas esperas, estrés, ¿es correcto someter a un animal a esto incluso con garantías?
















