En 1938, la editorial Country Life publicó un libro ilustrado para niños titulado “Orlando, the Marmalade Cat, A Camping Holiday” (Orlando, el gato naranja, va de acampada) que se convirtió en un éxito rotundo en cuestión de semanas. Kathleen Hale, la autora e ilustradora, publicó otras dieciocho aventuras protagonizadas por Orlando, la última en 1972, “Orlando and the Water Cats” (Orlando y los gatos de agua).
Kathleen Hale escribió los libros para sus dos hijos, y Orlando se llama como el verdadero Orlando, el gato que nunca se separaba de los niños. La autora pasó treinta y cuatro años en compañía del gato naranja y sus múltiples aventuras. Pero Orlando no está solo, tiene una familia que, a pesar de los años, apenas cambia. Su mujer se llama Grace (Gracia), una bonita gata romana de nariz chata que suele preferir los sombreros de ala ancha y los vestidos elegantes.
De hecho, cuando Grace y Orlando bailan para celebrar sus bodas de plata, ella lleva un maravilloso traje cuya falda, una piel de rodaballo, está decorada con cáscaras de gambas, y en la cabeza, una tiara de espinas de trucha. Pero Grace no malgasta y utiliza su vestido para preparar una sabrosa sopa de pescado.
Tienen tres hijos, Blanche (Blanca), una gatita blanca; Pansy (Pensamiento), una carey, y Tinkle (Tintineo), un gatito completamente negro y el más travieso de los tres. Los gatitos también suelen ir vestidos; Orlando es el único que muestra su magnífico pelaje naranja sin el menor adorno, excepto cuando, en grandes ocasiones, luce un reloj de pulsera colocado estratégicamente al final de su rabo.
Kathleen Hale introducía un sinfín de detalles en algunos de sus dibujos. Uno de los mejores ejemplos es una página doble correspondiente a una fiesta que dan Orlando y Blanche. En la esquina inferior derecha hay una mesa con una etiqueta que reza: “Dejad los regalos aquí, por favor”. Algunos de estos regalos son un juego de tenedores y cuchillos de pescado, dos figuritas de cerámica de Staffordshire y dos trampas para ratones.
Además de la familia de Orlando, hay otros personajes con menos protagonismo; entre ellos, el Sr. Cattermole (Gatotopo), propietario de una tienda que solo abre a partir de medianoche para los gatos; el caballo Vulcan (Vulcano), su esposa Venus y su hijo Cupid (Cupido); el Juez Wiggins y su gato Fluffy (Nubecilla), un personaje nada recomendable. y para terminar los Sres. Gorgon y Zola, dos hombres de idéntico aspecto a los que les encanta el queso.
Son historias ingeniosas, llenas de fantasía, como indican algunos de sus títulos. En “Orlando viaja a la luna”, los tres caballos, Vulcan, Venus y Cupid tiran del cohete lunar inventado por Orlando. Cuando la familia se va de vacaciones al mar, un personaje llamado Daisy se convierte en sofá para que Grace pueda sentarse y calzarse…
Orlando es un héroe optimista, adorablemente paternal, ingenioso y un poco cursi. Es un inventor nato, nada le detiene, siempre vela por su familia y a veces tiene ideas bastante estrambóticas. Incluso podría decirse que es un personaje utópico que quiere cambiar el mundo. En “Orlando se hace médico”, publicado en 1944, monta un hospital perfecto y contrata a un chef francés para ocuparse de la comida de los pacientes.
La autora creó un universo poblado de teteras con ojos y patas, focas que viven dentro de neveras, gatos ciclistas, gallinas que crían a gatitos, gatos que alimentan a corderos con biberones, caniches-nubes y mil cosas más. Todo está basado en una realidad muy británica distorsionada con mucho humor.
Kathleen Hale nació el 24 de mayo de 1898 y falleció el 26 de enero de 2000 a los 101 años. Su padre murió cuando ella era aún muy joven y una tía sumamente estricta la crió con su hermana mientras su madre regentaba una tienda para mantener a la familia. Después de estudiar Arte en el University College de Reading, donde se cortó el pelo causando un escándalo en la época, se trasladó a Londres en 1917, decidida a abrirse camino como pintora.
El pintor Augustus John la contrató para trabajar de secretaria a cambio de dos libras semanales, una habitación y comida, lo que le permitió introducirse en los círculos artísticos londinenses. Más tarde se casó con Douglas MacLean, un joven médico dedicado a la investigación. Ella misma dijo en varias ocasiones que el gato Orlando se basaba en su marido, pero también tiene elementos que recuerdan a Augustus: le gusta la buena comida y la buena vida aunque, a su manera, es un revolucionario social.
Orlando le trajo fama y dinero, pero llegó a decir que lo odiaba porque le había impedido hacer otra cosa. En su autobiografía titulada “A Slender Reputation” (Una escasa reputación), que acaba en 1976, unos diez años después de la muerte de su marido, el gato naranja no aparece hasta el capítulo 17, página 200, cuando solo faltan 80 páginas para acabar el libro.
El título de dicha autobiografía se debe al comentario que un día le hizo su amigo el pintor y gran jardinero Cedric Morris, refiriéndose al éxito del gato Orlando: “¿Vas a decirme, Kathleen, que tu escasa reputación depende del lomo de un gato eunuco?”
Con la publicación del primer libro de Orlando, la artista se dio cuenta de lo difícil que podía llegar a ser emular los colores en las litografías y ofreció realizarlas en todas las publicaciones siguientes, un trabajo enorme por el que nunca cobró. A cambio, tenía el control absoluto de todos los detalles que tanto le gustaba incluir en las escenas.
Trabajó codo con codo con los impresores de la editorial, que no tardaron en rendirse ante su entusiasmo y energía, y le aconsejaron que se uniera a su sindicato. Sin embargo, le fue devuelto el talón de cinco libras que había mandado para ser miembro: el sindicato no aceptaba a mujeres.

























