Agnes L. Bodor, húngara de nacimiento, tiene dos pasiones, la neuroanatomía y la pintura. Pueden parecer dos intereses contradictorios, pero cuenta que desde pequeña demostró un interés poco común en las enfermedades. “Me encantaba estudiar erupciones cutáneas, cosas de ese tipo”, dice en una entrevista de 2021. Un día, vio un pequeño microscopio en el escaparate de una tienda y quiso tenerlo por encima de todo.

Un amigo de la familia que no tenía hijos se lo compró por Navidad y a partir de ese momento, Agnes Bodor colocó todo lo que encontraba debajo de la lente del microscopio. “Si alguien se cortaba, exigía que me dieran una gota de sangre para estudiarla. Era una auténtica obsesión”, explica.

A pesar de su inclinación por la ciencia, estudió en un instituto especializado en Bellas Artes en Budapest. A continuación ingresó en la Universidad  Eötvös Loránd de Budapest, donde estudió Biología funcional y estructural antes de doctorarse en Neurobiología en la Universidad de Semmelweis, también en Budapest. Trabajó en la Universidad de Washington para estudiar la estructura y conectividad del cerebro de aves cantoras.

Desde 2013 sigue su investigación en el Instituto Allen de Ciencias del Cerebro. Actualmente se ocupa de mapear el circuito neuronal del cerebro de los ratones mediante enormes microscopios electrónicos de transmisión con el fin de reconstruir la corteza visual para entender mejor la estructura y conectividad de la corteza de los mamíferos.

Quizá no debería sorprendernos que alguien que se pasa la vida estudiando infinitésimas porciones del cerebro de un ratón para descubrir su funcionamiento dedique el tiempo libre a la creación. Ella misma reconoce que durante gran parte de su vida busca estructuras en medio de un caos de neuronas en una pantalla. “El truco para conseguirlo tiene algo que ver con mi forma de pintar”, explica. “No se puede reflexionar. Si piensas, no aparece nada”.

La artista dice que no dispone de mucho tiempo para pintar, pero que lo hace en cuanto tiene un momento libre, sobre todo con acuarela y tinta china. Le gusta el arte moderno siempre y cuando esté vinculado con la realidad, pero no tiene un tema favorito para  llevar al papel o al lienzo. Ha realizado paisajes, retratos, naturalezas muertas, gatos… A pesar de lo anterior, si se busca a la pintora en Internet, en la mayoría de sus obras hay gatos.

En otra pequeña entrevista realizada en 2019 con motivo de una exposición en la Galería AG de Brooklyn, Nueva York, dice: “Me gustan mucho los gatos, me gusta su estética. Sus cuerpos son maravillosos, me parece increíble ver cómo se mueven. Todo en ellos es maravilloso”. Sigue diciendo: “También me gustan los perros, pero algunos no me caen tan bien. Pero puedo asegurar que no hay un solo gato que no me guste”.

Al preguntarle por los artistas que más le han influido, menciona en primer lugar a su profesor de dibujo en el instituto, Zoltan Kiss. Entre otros muchos, habla de pintores chinos contemporáneos como Wu Guanzhong, Liu Kuo-Sung y Qi Baishi (este último pintó numerosos gatos), o del gran retratista británico Lucian Freud (que realizó algunos cuadros a gatos), del maravilloso acuarelista John Singer Sargent y de John Marin. Mentalmente se siente próxima a Picasso, y añade: “En general, me gustan los artistas capaces de captar la esencia del modelo”.

No cree que su inspiración proceda de su infancia, ni siquiera de su interior. “La inspiración nace de lo que veo, del exterior. El movimiento de un gato, por ejemplo, la luz reflejada en su pelo, también un paisaje, el rostro de alguien. Por eso debo trabajar con el modelo, viendo el objeto de mi inspiración. En el caso de los gatos, suelo conformarme con una fotografía porque no son los mejores modelos del mundo – a menos que estén dormidos”.

Sigue diciendo: “Me inspira el mundo visible, lo que veo con mis ojos: la luz, los colores, los movimientos, la belleza, pero intento simplificar todo esto y centrarme en reproducir su esencia”. Añade: “Cuando pinto, me olvido de todo. Luego pienso mucho en las obras acabadas, las cuelgo en las paredes de casa, las veo siempre, no quiero desprenderme de ellas”.

Hemos encontrado numerosos cuadros de gatos de Agnes Bodor, pero poca información acerca de ella, ni siquiera sabemos su edad. No hemos dicho antes que le regalaron su primer microscopio cuando Hungría aún era un país comunista. La transición tuvo lugar en 1989, por lo tanto es posible que naciera más o menos en 1977 o 1978 y se trasladara a Estados Unidos en 2005… Pero solo son conjeturas.

Agnes Bodor dice que otro artista al que admira es el húngaro Endre Penovác, que pinta maravillosas acuarelas de gatos. A primera vista parece haber similitudes en la técnica de ambos, pero creemos que son muy diferentes, como se puede apreciar en estos dos ejemplos.

Agner Bodor
Endre Penovác

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