Thomas Stearns Eliot nació el 26 de septiembre de 1888 y falleció el 4 de enero de 1965. Fue ensayista, editor, dramaturgo, crítico literario y uno de los grandes poetas del siglo XX. Nació en Saint Louis, Misuri, Estados Unidos, y se mudó al Reino Unido en 1914, a los 25 años. Adoptó la nacionalidad británica en 1927 a los 39 años.

En 1939 publicó una colección de poemas ligeros, Old Possum’s Book of Practical Cats (El libro de gatos prácticos de la vieja comadreja). El poeta Ezra Pound solía llamar a TS Eliot “Old Possum”. En 1954, el compositor Alan Rawsthorne puso música a seis de los poemas para ser recitados con orquesta. Después de fallecer TS Eliot, Andrew Lloyd Weber adaptó la colección para el famoso musical «Cats», estrenado en Londres en 1981 y en Broadway al año siguiente.

PONERLE NOMBRE A UN GATO

Ponerle nombre a un gato es un asunto complicado,

no se trata de un juego de sociedad.

Puede que me traten de loco

cuando les diga que un gato debe tener TRES NOMBRES.

En primer lugar, está el nombre que se usa a diario,

y ese puede ser Pedro, Augusto, Alonso o Jaime,

o también Víctor o Juan, Jorge o Pepito Pérez,

todos ellos nombres sensatos de uso diario.

Hay nombres más elaborados si les parece que suenan mejor,

algunos para los caballeros, otros para las damas,

nombres como Platón, Admetos, Electra, Deméter,

todos ellos nombres sensatos de uso diario.

Pero créanme, un gato requiere un nombre singular,

un nombre algo peculiar y más digno,

pues si no, ¿cómo llevará el rabo perpendicular,

se atusará los bigotes o atesorará su orgullo?

Los nombres de este tipo abundan,

como Muskatrampa, Quaxoco o Coricogato,

también Bombalurina y Jelatonina.

Son nombres que solo pertenecen a un gato.

Pero más allá de lo anterior, falta el tercero,

y ese es el nombre que ustedes nunca adivinarán,

el nombre que ningún ser humano descubrirá.

SOLO LO SABE EL GATO, y nunca lo dirá.

Cuando vean a un gato sumido en una profunda meditación,

créanme si les digo que la razón siempre es la misma:

su mente está dedicada a la absorta contemplación

del pensamiento, del pensamiento, del pensamiento de su nombre,

de su inefable efable

efaninefable

profundo e inescrutable nombre particular.

(T.S. Eliot)

(Traducción: M.G.)

MACAVITY

Macavity es el Gato Misterio: le llaman el de la Pata Oculta,

es un artista del latrocinio que se burla de la ley.

Desconcierta a la policía, desespera a los guardas;

cuando lleguen a la escena del crimen, ¡Macavity habrá volado!

Macavity, Macavity es único en su especie,

ha roto todas y cada una de las leyes, incluso la de gravedad,

su capacidad de levitación dejaría asombrado a un faquir.

Cuando usted llegue a la escena del crimen, ¡Macavity habrá volado!

Aunque le busque en el sótano, mire hacia el techo,

se lo diré una y otra vez, ¡Macavity habrá volado!

Macavity es un gato rubio, alto y delgado;

enseguida se le reconoce, tiene los ojos hundidos en las cuencas.

Su frente es la de un pensador, y su cráneo está bombeado;

tiene el pelo polvoriento y los bigotes descuidados.

Mueve la cabeza de un lado a otro, como una serpiente,

y cuando parece dormido, más despierto está.

Macavity, Macavity es único en su especie,

es un demonio con forma felina, un monstruo de depravación.

Quizá se cruce con él en el callejón o le vea en la plazoleta,

pero cuando se descubra el robo, ¡Macavity habrá volado!

Aparenta respetabilidad (dicen que hace trampa a las cartas).

Sus huellas no están en ningún archivo policial,

pero si han saqueado la alacena o han revuelto el joyero,

si falta leche u otro periquito ha perdido la vida,

si una ventana está rota o el parterre destrozado,

por muy imposible que parezca, ¡Macavity habrá volado!

Cuando Asuntos Exteriores no encuentra un tratado,

o el Almirantazgo extravía algún plano o dibujo,

puede que quede un trocito de papel en las escaleras,

pero no vale la pena investigar, ¡Macavity habrá volado!

En el Servicio Secreto, cuando se enteran, todos dicen:

“¡Habrá sido Macavity!”, pero ya está lejos.

Le encontrará descansado, lamiéndose la pata,

o concentrado en una complicada división.

Macavity, Macavity es único en su especie,

nunca hubo un gato tan embustero y afable.

Siempre tiene una coartada, incluso un par o más.

No importa cuando tenga lugar la fechoría, ¡Macavity habrá volado!

Dicen que todos los gatos cuyos desmanes son bien conocidos,

(mencionaré a Mungojerri, e incluso a Huesogrellado),

no son más que agentes del Gato que se limita

a controlarlo todo, ¡el Napoleón del crimen!

(T.S. Eliot)

(Traducción: M.G.)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s