Los gatos siameses estuvieron muy de moda en los años cuarenta y cincuenta, y muchos conocidos actores de la era dorada de Hollywood se apasionaron por ellos. Hace poco, el 3 de julio, Olivia de Havilland cumplió 103 años. No sabemos si la actriz que dio vida a Melanie en la película “Lo que el viento se llevó” sigue teniendo gatos, pero no nos extrañaría que así fuera.

Por las fotos que hemos podido encontrar, se ve claramente que a Olivia de Havilland le gustaban los gatos. Se sabe que viajaba con algunos de sus siameses, pero hasta hemos llegado a plantearnos si no los llevaba con ella a los rodajes. Hay una foto de la Agencia Getty en la que acaricia a un gato que no tiene nada de siamés en el plató de “La heredera”, y volvemos a verla con este mismo gato en una foto en color que no está tomada durante un rodaje.

En el rodaje de «La heredera» (1949)

A los 18 años, Olivia de Havilland tuvo que sustituir a la actriz que debía interpretar a Hermia en la obra “El sueño de una noche de verano”, dirigida por Max Reinhardt en el Hollywood Bowl. Su actuación asombró a todos y cuando el director supo que dirigiría la versión cinematográfica, le ofreció el papel. La joven rehusó en principio, decidida a seguir estudiando para ser profesora de literatura inglesa, pero acabó por dejarse convencer y firmó un contrato con Warner Brothers por 200 dólares semanales.

Con la gata Catherine, llamada así por el personaje de «La heredera»

Un año después, el estudio produjo “El capitán Blood”, una película de capa y espada que iba a protagonizar un actor desconocido llamado Errol Flynn y la tampoco muy conocida Olivia de Havilland. Hoy en día diríamos que la química entre los dos fue inmediata y traspasó la gran pantalla. Al parecer, “ambos tenían un atractivo clásico, voces cultivadas y daban la sensación de ser aristócratas”. Esta primera película marcó el tono de las siguientes: diálogos rápidos y ligeros llenos de pullas sin consecuencias, así como un respetuoso coqueteo mutuo.

Olivia, Errol y un gato desconocido

El New York Times y Variety alabaron la interpretación de Olivia de Havilland. La película, nominada a cuatro Oscar, fue un éxito popular y dio pie a siete colaboraciones adicionales entre los dos actores. A pesar de sus numerosas apariciones como pareja en la pantalla, nunca lo fueron en la vida real. Errol Flynn reconoció que se enamoró de la joven de 19 años y, de hecho, acabó por declararse el 12 de marzo de 1937, durante el baile de coronación del rey Jorge VI en el hotel Ambassador de Los Ángeles, pero la actriz contestó que debía divorciarse de su esposa, de la que ya estaba separado.

Errol Flynn y Bes Mudi

Parte de la atracción mutua entre los dos también podían ser los gatos. Errol Flynn tenía un maravilloso siamés llamado Bes Mudi, un gato con pie marinero, como puede verse en las fotos. Se lo había regalado Ward Hamilton, un famoso maquillador de cine, y no se trataba de un gato cualquiera, procedía de una famosa estirpe. Su madre era la premiadísima Mei Ling, su abuela era la no menos famosa Ah Fui y su padre era Prince Chan, doble campeón internacional. A todas luces, un siamés a la altura del estrellato de su humano.

Errol Flyn y Bes Mudi

Unos meses después, en septiembre, Jack L. Warner quiso que Olivia de Havilland interpretara a Lady Marianne en “Robin de los bosques” con Errol Flynn en el papel protagonista. El éxito de la película convirtió a la actriz en una auténtica estrella, pero su fama no se vio reflejada en los siguientes papeles que le dio el estudio. Empezaba a hartarse de hacer de ingenua y añoraba roles más dramáticos.

Errol Flynn con su padre y Bes Mudi a bordo del Zaca

En noviembre de 1938, el productor David O’Selznick se empeñó en que la actriz interpretara el papel de Melanie en “Lo que el viento se llevó”, pero Jack Warner no quería prestarla. Sin embargo, Olivia consiguió convencerle y encarnó el personaje que le valdría su primera nominación al Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. En los diez años siguientes fue nominada a un total de cinco estatuillas, de las que se llevó dos a la Mejor Actriz por “Vida íntima de Julia Norris” (1946) y “La heredera” (1949), por la que también fue galardonada con el Globo de Oro.

En 1943 finalizó el contrato que la ataba a Warner Brothers; sin embargo, el estudio añadió otros seis meses por una operación de apendicitis a la que se había sometido y otro momento en que no había podido trabajar. El 23 de agosto, Olivia de Havilland presentó una querella ante la Corte Suprema de California. Aunque en noviembre ganó el juicio, la apelación presentada por el estudio hizo que la sentencia definitiva no se dictara hasta casi un año después. La querella le costó 13.000 dólares de la época (el equivalente a 190.000 dólares actuales), pero a cambio obtuvo el respeto y la admiración de sus compañeros, su hermana Joan Fontaine entre ellos, que comentó: “Hollywood debe mucho a Olivia”. Había conseguido reducir el férreo poder que los estudios ejercían sobre los actores. Eso sí, entró en la lista negra y tardó dos años en volver a rodar.

Joan Fontaine

Y hablando de Joan Fontaine,  parece que también tenía gatos siameses. Además, en una de sus películas, “Las brujas”, un gato gris interpretaba un papel de cierta importancia.

Joan Fontaine en «Las brujas» (1966)
Joan Fontaine

En marzo de 1946, Olivia de Havilland se casó con Marcus Goodrich. Cuando tuvo a Benjamin, su primer hijo, en 1949, se apartó un tiempo del cine para estar con el bebé. Rechazó el papel de Blanche Dubois en “Un tranvía llamado deseo”. Un año después, la familia se trasladó a Nueva York, donde interpretó a Julieta en “Romeo y Julieta” y posteriormente, en 1952, el papel protagonista en “Candida”, de George Bernard Shaw, que llegó a las 345 representaciones. Ese año se divorció de su marido.

Foto para la promoción de «Camino de Santa Fe» (1940)

En 1953, invitada por el Festival de Cannes, conoció a Pierre Galante, uno de los editores de Paris Match. Después de un romance transatlántico, se casaron en 1955 y el año siguiente nació su hija Gisèle Galante. También se divorció de su segundo marido en 1962, pero siguieron compartiendo la misma casa en París durante seis años hasta que él se mudó a un piso al otro lado de la calle.

Rodó numerosas películas en Europa. La última vez que trabajó ante una cámara fue en 1988 para un telefilm a la edad de 72 años. Es la única actriz en vida de la llamada “era dorada” de Hollywood. Desde el año 1960 tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, y en 1998 fue nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad de Hertfordshire, Reino Unido.

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