
Algunas ciudades tienen un atractivo especial. Puede deberse a su fama turística, sus monumentos y museos, restaurantes o vida nocturna, pero hay otras rodeadas de un aura singular sin ser tan renombradas, y una de ellas es Trieste. Quizá sea por su situación geográfica: es la última ciudad de Italia, al final de una estrecha franja de costa que puede parecer robada a Eslovenia y que reduce la costa de este país.


En el siglo XII era municipio independiente, pero debido a las continuas agresiones de la República de Venecia, pidió la protección del Imperio austrohúngaro, convirtiéndose en su quinta ciudad a principios del XX. Pasó a ser italiana solo después de la I Guerra Mundial. Entre 1947 y 1954 formó parte del Territorio Libre de Trieste.


Si quieren saber más acerca de esta curiosa ciudad, les recomendamos que lean “Trieste o el sentido de ninguna parte”, de Jan Morris, un libro maravilloso publicado en 2011 que permite al lector conocer cómo era y es Trieste, su historia, sus habitantes… Jan Morris es historiadora, novelista y autora de magníficos títulos, como “Venecia” y “España”, entre otros, en los que hace vivir los paisajes que describe. Pero no le gusta que los llamen “libros de viajes”.


Jan Morris nació en 1926, por lo tanto cumplirá 94 años el 2 de octubre, y publicó un nuevo libro, “Thinking Again” (Volviendo a pensar), el 5 de marzo de este año. En un mundo poblado por sus amigos, aunque no todos están vivos, se encuentra su gato Ibsen, al que siempre describe como amigo y compañero. En 2004, la National Portrait Gallery encargó el retrato de la autora a Arturo Di Stefano, y ella solo accedió con la condición de que incluyera a Ibsen.


Jan Morris se llamaba James cuando nació, hizo una carrera militar en Sandhurst, fue periodista e informó a Gran Bretaña del primer ascenso al Everest en 1953. Cambió de sexo en 1972 con el consentimiento de Elisabeth, su esposa, con la que tuvo cuatro hijos. Tuvieron que divorciarse, pero volvieron a unirse en una ceremonia civil y siguen viviendo juntas en Gales.

En agosto de 2017 publicamos una entrada sobre Wanda y Marion Wultz (https://gatosyrespeto.org/2017/08/24/yo-gato-y-gato-sin-mi-de-wanda-wulz/), dos fotógrafas nacidas en Trieste a principios del siglo pasado y que quizá se cruzaron con Jan Morris en una de sus estancias en la ciudad portuaria.


Pero la mujer más famosa de Trieste y la que más hizo por los gatos fue la astrofísica Margherita Hack, que llegó a la ciudad en 1964 para ser la primera mujer directora del Observatorio Astronómico de Trieste. Le dedicamos una entrada en 2015 (https://gatosyrespeto.org/2015/04/18/ocho-gatos-un-perro-y-margherita-hack/) y hoy volveremos a hablar de ella porque fue una de las fundadoras de Il Gattile, la Asociación que se ocupa de los gatos de la melancólica Trieste.


En 1992, Giorgio Cociani y un puñado de amigos se reunieron para crear un refugio donde proteger y curar a los gatos sin hogar de Trieste. Entre ellos estaba Margherita Hack. Todos estuvieron de acuerdo en que la eutanasia no solucionaba los problemas sanitarios felinos. Empezaron en una sala y contaron con la ayuda de algunos veterinarios, pero Giorgio Cociani se dio cuenta al cabo de cuatro años de que era necesario encontrar algo más grande.


Se presentó la oportunidad de adquirir una pequeña casa con patio en Via Fontana que costaba 120.000.000 de las antiguas liras (unos 50.000 euros). La periodista y defensora de los derechos de los animales Miranda Rotteri y el propio Giorgio Cociani se hicieron cargo de la compra. Por supuesto, la madrina del refugio fue la astrofísica Margherita Hack.

En 2002, la Asociación organizó una variada muestra artística llamada “MiciAmici” en honor a Miranda Rotteri, que había fallecido, y también para recaudar fondos. El acontecimiento tuvo lugar en el teatro Miela, cedido a la Asociación, y participaron varios artistas de la ciudad, así como Margherita Hack. “MiciAmici” se ha convertido en una cita anual obligada en febrero y hasta su muerte en 2013, Margherita Hack participó activamente en cada presentación.

Pero quizá deberíamos decir algo acerca de Giorgio Cociani, que ha dedicado su vida a ocuparse de los gatos de Trieste. Dice que su destino como “gattaro” fue sellado desde muy pronto por un canto de sirena, el maullido de los gatos a la hora que llega la comida.

Empezó a alimentar a los callejeros desde muy joven y no tardó comprender que era como tirar una piedra en un estanque, que los círculos concéntricos se hacían cada vez más anchos hasta perderse de vista. Un día vio un coche atropellar a un gatito que murió en sus brazos. Entonces decidió que no bastaba con alimentarlos, había que ofrecerles un refugio.

No fue tarea fácil; tuvo que luchar contra sus detractores, y no eran pocos, pero participó en debates, dio conferencias, conoció a otras personas que también entendían la necesidad de crear un oasis para los gatos callejeros que no estuvieran en lugares seguros como parques o patios vecinales.

Otro de los grandes logros de Il Gattile es la creación del Oasis Felino dedicado a Miranda Rotteri. El Ayuntamiento prestó el terreno gratuitamente de forma indefinida y la Asociación consiguió donaciones en efectivo para llevar a cabo la construcción de una cerca “a prueba de gatos”, una oficina y un almacén, así como casetas, comederos, etcétera. Las obras empezaron en enero y al poco debieron suspenderse por las protestas de los vecinos.

El alcalde ordenó mover el Oasis, pero la Asociación perdió el dinero ya invertido en las obras y no lo recuperó. Aun así, se siguió adelante. En junio de 2007 llegaron los primeros residentes y al día siguiente descubrieron un boquete abierto en la valla. Pero no se rindieron y la RAI 3 les dedicó un completísimo reportaje en 2009.

Actualmente, Il Gattile da en adopción a unos 200 cachorros y esteriliza a unos 700 gatos adultos anualmente. Disponen de unas cincuenta jaulas para hospitalizaciones. El Oasis ocupa 1.650 metros cuadrados y es el hogar de una colonia permanente compuesta por unos cien gatos de los que se ocupan unos treinta voluntarios y el veterinario Dr. Jesús Catalán.

Para terminar añadiremos que Il Gattile otorga el premio anual “Margherita d’Argento” (Margarita de Plata), creado en honor a Margherita Hack, cuyo corazón estaba dividido entre las estrellas y los gatos. En 2019, la ganadora fue la escritora italiana Marina Mander.


Por cierto, Lia Dequel, fundadora de la famosísima colonia felina del Largo di Torre Argentina, en Roma, nació en Trieste.
