Odesa es una ciudad ucraniana mítica, quizá por la célebre película “El acorazado Potemkin”, rodada por el director Sergei Eisenstein, o por su situación privilegiada en el mar Negro. Fue un asentamiento griego en el siglo V a. J.C. y la cuarta ciudad en importancia del Imperio Ruso en el siglo XIX, después de Moscú, San Petersburgo y Varsovia.

Gato odesita

Sus habitantes siempre han tenido fama de ser unos excéntricos con mucho sentido del humor, como lo demuestran las sorprendentes estatuas de la ciudad, algunas serias y clásicas, pero otras tan inesperadas como desconcertantes y divertidas. Y muchas de ellas están dedicadas a gatos.

Tía Sonya

En 2006 se inauguró una estatua dedicada a “Tía Sonya” en el mercado de pescado Privoz, una figura a tamaño natural de una vendedora de pescado. Lleva un sombrero grande, collar, un mandil con bolsillos delanteros y, delatando su profesión, una cuerda con peces colgada del brazo. Pero la razón por la que Sonya está incluida aquí es porque hay un gato a sus pies. Sabemos que se llama Timothy por la inscripción en la base. Timothy está muy interesado en los peces que lleva tía Sonya.

Timothy

Parece ser que en Odesa se ama a los animales y se cuida a los gatos callejeros. En todas las pequeñas tiendas de ultramarinos hay al menos un gato, y no es raro ver a un cliente salir, pararse en la entrada y dar “un bocado especial” al gato que está tomando el sol. Los gatos viven en los patios comunes de las casas, los vecinos los alimentan e incluso les construyen refugios para el invierno.

Bazarina

Uno de las gatas más famosas de la ciudad fue Bazarina, que hace unos diez años vivía en la sección de carnicerías del Mercado Nuevo. Bazarina llegó a pesar casi diez kilos porque según se cuenta se alimentó de leche materna hasta los siete meses, cuando ya era adulta. En invierno vivía en el semisótano del mercado y cuando volvía a hacer calor, se instalaba en una pequeña tienda. Llegó a ser muy conocida y había competencia para llevarse a sus gatitos. Pero pasó el tiempo, Bazarina dejó de tener gatitos y cada vez se movía menos.

La auténtica Bazarina

La escultura, obra de Tatiana Shtykalo, está hecha de resina de poliéster imitando el bronce a partir de una foto tomada en 2006 por el editor de un periódico de la ciudad. En otoño de 2017, un gato de carne y hueso empezó a rondar la estatua de Bazarina. Los habituales y tenderos dicen que el color de su pelo es típico de los gatos de Odesa. Algunos le llaman Murchok, otros Basil y otros Bazaar, pero nadie excepto él mismo sabe a ciencia cierta su verdadero nombre.

Bazarina y amigo

Bazarina forma parte del proyecto “Ciudad de esculturas”, ganador de varias ideas presentadas on line y votadas por los ciudadanos de Odesa con el fin de embellecer la ciudad y hacerla más atractiva. Dentro de este proyecto se aprobó realizar una serie de esculturas de gatos que se distribuirían por toda la ciudad.

Bazarina y amigo

En Odesa siempre han tenido una actitud especial hacia los gatos. Incluso se dice que no queda muy claro quién vive con quién, si los gatos con los odesitas, o los odesitas con los gatos. Otra maravillosa estatua es “El gato de la oficina”, también obra de Tatiana Shtykalo. Está en la barandilla de la escalera exterior que lleva a una oficina, la misma donde el gato Ryzhik llega puntualmente cada mañana a las nueve, hora de apertura, y se queda hasta que cierran. Ryzhik vive en una casa vecina, pero hace unos años decidió pasar el día trabajando en la oficina, convirtiéndose en un talismán.

Ryzhik

Se trata de un gato pelirrojo, bastante grande y muy inteligente. La autora dice: “Un día vi a una criatura maravillosa, un gato trajeado para ir a la oficina, y decidí hacerle una estatua. Le retraté en esta posición soñolienta, típica de los gatos de los patios de Odesa en verano, cuando la vida se detiene por el calor y todos duermen, gatos y humanos”.

Ryzhik

En el alféizar de la ventana del Club Mundial en la calle Marazlievskaya vemos a Maurice. Era el gato del humorista Mikhail Zhvanetsky, reputado por su mordaz e irónico sentido del humor. El gato Maurice duerme encima de la cartera del artista, supuestamente llena de sketches. La escultura fue robada por unos desconocidos y nunca apareció. Fue necesario volver a hacer una nueva, pero el caso no está cerrado.

Maurice
Maurice

Seguimos con los gatos obra de la escultora Tatiana Shtykalo. El gato Pushinka está sentado en un banco y parece absorto en la contemplación de unos peces en una tablet. Pushinka se pasó la vida en una tienda de aparatos electrónicos, de ahí su familiaridad con la tablet, cuya pantalla se ilumina si se acaricia a Pushinka.

Pushinka
Pushinka

Uno de los últimos grupos escultóricos de la ciudad es “Do-Re-Miau”, tres gatos callejeros en la fachada de una casa en la calle Leontovich, delante del Teatro de la Comedia Musical. Según la autora, cuando el gato macho canta, todos le odian.

Teatro de la Comedia Musical
Teatro de la Comedia Musical

También está el gato Siphon en el bulevar Francés de la ciudad, donado por un mecenas anónimo a la fundación benéfica “Corporación de Monstruos”. El gato Siphon comparte su vida con la directora de dicha fundación.

Siphon
Siphon

La composición “El gato Vaska con una lata de sus sardinas favoritas” fue inaugurada recientemente delante del café “Pescado Babel” y es la decimotercera de la serie. Al igual que todas las demás, está hecha de resina de polímero, un material que carece de valor, con la intención de disuadir a los posibles ladrones.

Vaska
Vaska

Otras estatuas que no podemos olvidar y que también forman parte de la serie son una gata en una farola en la zona verde de la playa Langeron. La farola se enciende y puede admirarse la escultura de noche.

Una de las primeras composiciones fue la de dos gatos sonrientes con rostro de esfinge a cada lado de la escalera del edificio del Ejército. Desgraciadamente, fotografías recientes muestran el deterioro causado por grafiteros. Una de las últimas es “El gato estudioso” que vive en el patio de un colegio y se interesa por las cinco asignaturas más complicadas.

Gatos esfinge
Gato estudioso

Para terminar mencionaremos el grupo escultórico “Gatos y peces” en el patio del Museo Bleschunov, un gato trepador y bigotudo colgado de la fachada del Museo del Deporte y tres estatuas en el jardín de entrada de un edificio para impedir el paso de vehículos.

Gatos y peces

Si van a Odesa, estamos seguros de que buscar a sus gatos, tanto vivos como escultóricos, merece la pena.

Museo del Deporte

2 comentarios sobre “Gatos diferentes en Odesa

    1. Muchas gracias . Y creemos habernos saltado algunos. Por lo que hemos podido entender (traduciendo artículos del ruso y del ucraniano con el traductor de Google), el Ayuntamiento quiere hacer un recorrido oficial de la ciudad a través de estatuas dedicadas a los gatos. Una idea fantástica.

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