Todo empezó cuando el vecino editor de Paul Gallico le dio un manuscrito que parecía estar cifrado. Al cabo de un tiempo, y después de fijarse en el teclado de una máquina de escribir, el escritor y periodista deportivo entendió que los repetidos errores en el texto se debían a que no era ningún dedo lo que había tocado las teclas, sino patas, y concretamente patas de gato. Una vez descubierto el misterio, logró descifrar el código por los grupos de letras del teclado, y leyó el título: “El miau silencioso, un manual para gatitos pequeños, callejeros y gatos sin hogar, de x.x.x.x.x.”

A partir de ese momento y durante 155 páginas, una gata muy sensata explica paso a paso cómo ser acogida por una familia, cómo hacerse con los dueños de la casa, apropiarse de su sillón favorito, conseguir deliciosos bocados en la mesa y, sobre todo, cómo modular el maullido – todo un arte – para obtener los resultados idóneos.

Paul Gallico reconoce en el prólogo que dudó en devolver el manuscrito traducido a su amigo el editor, un confeso ailurófobo, para no desvelar el hecho de que los humanos pertenecemos a los gatos y no al revés. El editor, al conocer el contenido, no quiso perder un segundo en publicarlo, convencido de que por fin el mundo entendería que “son bichos manipuladores”, a pesar de que Gallico le explicó que el libro produciría el efecto opuesto.

Cica celebrando la Navidad

Suzanne Szasz y su marido Ray Shorr son los autores de las fotografías del libro. Cica, la gatita de unos tres meses que apareció en su casa de verano en Westhampton, Long Island, estaba absolutamente decidida a adoptarles costase lo que costase. No solo Cica demostró ser encantadora, sino que se enamoró del coche y tendía a subirse al menor descuido de sus dueños. Además, como no podía ser menos, debía salir en todas las fotos.

«El miau silencioso» en alemán

Cica empieza el libro con las siguientes palabras: “Cuando era muy joven, tuve la desgracia de perder a mi madre y de quedarme sola en el mundo a las seis semanas. No me afectó mucho ya que era inteligente, bien parecida, no me faltaban recursos y tenía mucha confianza en mí misma”. Cica era pequeña, pero con una buena opinión de sí misma.

El libro, que desafortunadamente no está traducido al español, consta de diecinueve capítulos y, como apuntamos en el primer párrafo, se titula “El miau silencioso”. El capítulo XII está dedicado al “idioma gatuno” y empieza explicando ese miau silencioso. En palabras de la autora, es la técnica más eficaz para obtener algo. Recomienda “mirar a la persona, abrir la boca como si se fuera a emitir un maullido, pero sin permitir que se escape el más mínimo sonido”.

Paul Gallico (foto de Carl Van Vechten, 1937)

Según sigue diciendo, el efecto es devastador. “El hombre o la mujer parecen conmoverse en lo más profundo de su ser y estar dispuestos a darnos lo que sea”. Aconseja no usarlo demasiado a menudo para que no pierda efectividad y añade que no entiende a qué se debe esta reacción.

Cualquiera que tenga gatos se habrá fijado en que, de vez en cuando, se sientan en el suelo, nos miran y usan la técnica del “miau silencioso”. Conocemos a uno que la domina a la perfección y, efectivamente, es muy difícil resistirse.

El libro, además de un texto lleno de humor irónico (obra de Paul Gallico, gran amante de los gatos), contiene nada menos que doscientas fotos de Cica ilustrando sus consejos. Está claro que Suzanne Szasz y a su marido cayeron rendidos a los pies de la gatita.

Paul Gallico, nacido en Nueva York en 1897, era el hijo de un pianista y compositor italiano y de una madre austriaca. Se convirtió en un famoso periodista deportivo después de pedirle a Jack Dempsey que boxeara con él, experiencia que utilizó para describir en primera persona qué se sentía al ser noqueado por un campeón.

Paul Gallico con dos gatos

A pesar de ser uno de los periodistas mejor pagados de Estados Unidos, abandonó el mundo del deporte para dedicarse a la ficción. Muchas de sus novelas empezaron como extravagantes historias cortas publicadas en revistas que a menudo recibían malas críticas. Su mayor éxito, “La gansa blanca” (The Snow Goose), es uno de los pocos libros de Paul Gallico traducidos al castellano. “Thomasina, The Cat Who Thought She Was God” (Thomasina, la gata que se creía Dios) fue otro gran éxito llevado al cine por Disney.

Escribió numerosos libros acerca de gatos, como por ejemplo “Jennie”, la indómita gata que ayuda a un niño convertido en gato callejero, y “Honorable Cat”, también con poemas y fotografías de Osamu Nishikawa. Doce novelas suyas fueron llevadas a la gran pantalla y otras cinco, a la televisión. Se casó cuatro veces, escribió más de 40 libros y alcanzó la fama. Hoy en día es un autor casi olvidado.

De los gatos dijo: “Unos gatitos pueden pasarle a cualquiera”. “Todo lo que es y haga un gato me parece maravilloso, precioso, estimulante, tranquilizador, atractivo y encantador”. Hablando del ronroneo, explicó: “Nadie ha sido capaz de descubrir cómo hacen ese sonido sutil, y más aún, nadie lo descubrirá nunca. Es un secreto que perdura desde el principio de los tiempos de los gatos y nunca se desvelará”.

A Paul Gallico le gustaban mucho los gatos, y tuvo uno que se llamaba Sambo. El novelista falleció el 15 de julio de 1976.

Suzanne Szasz nació en Budapest en 1915 y se trasladó a Estados Unidos en 1946. Se divorció de su primer marido, el diplomático Sandor Szasz un año después. Hizo sus primeras fotos con una cámara prestada trabajando en un campamento para niños y no tardo en vender fotos a revistas de la talla de Life, Look, Parents y muchas otras.

Suzanne Szasz

Su capacidad a la hora de trabajar con niños y de “desaparecer”, permitiéndole hacer fotos intimistas y espontáneas, fue alabada por numerosos especialistas infantiles. Ilustró libros de las antropólogas Margaret Mead y Elizabeth Taleporos, así como del científico social Karl W. Deutsch, entre otros.

El 22 de diciembre de 1956 se casó con Ray Shorr, otro fotógrafo, y la persona a la que van dirigidos muchos de los comentarios de Cica. Suzanne Szasz, en una nota al final del libro, dice que cuando Cica apareció al otro lado de la ventana, nunca sospecharon que iban a ser adoptados: “¡Dos fotógrafos ambulantes no pueden tener un gato!” Creemos que queda claro que nunca habían tenido uno, pero que debió tratarse de un amor a primera vista.

Ray Shorr con Cica

Ray Shorr falleció en 1994 y Suzanne Szasz el 3 de julio de 1997, mientras visitaba a su familia en Budapest. No sabemos cómo conocieron a Paul Gallico.

Anuncio publicitario

2 comentarios sobre “Una gata autora, Suzanne Szasz y Paul Gallico

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s