Christian Karel Appel nació en la casa familiar de Ámsterdam el 25 de abril de 1921. Su padre, Jan Appel, tenía una barbería en la planta baja, y su madre era Johanna Chevalier, descendiente de hugonotes franceses (calvinistas perseguidos hasta el siglo XVIII en Francia). Realizó su primer óleo a los 14 años, y su tío Karel Chevalier, un apasionado pintor aficionado, le regaló una caja de óleos y un caballete el día que cumplió 15 años.
A los 19 años ingresó en la Rijks-Academie, donde estudió hasta 1943 y conoció a Corneille, a quien le unió una profunda amistad que duraría hasta el final de su vida. Expuso en solitario por primera vez en la ciudad de Groningen, Países Bajos, en 1946, y participó en la exposición colectiva Jonge Schilders en el Museo Stedelijk de Ámsterdam.
En 1948 fue uno de los fundadores del Nederlandse Experimentale Group (Grupo neerlandés experimental) y ese mismo año redactó el manifiesto CoBrA con Corneille, Constant y otros. CoBrA era el acrónimo de “Copenhague Bruselas Ámsterdam”, las tres ciudades de donde eran originarios sus fundadores.
El movimiento se desintegró en 1951, solo resistió tres años, pero en sus 18 primeros meses de vida, CoBrA reunió al mayor grupo de pintores expresionistas de la historia y tuvo importantes repercusiones en Europa y al otro lado del Atlántico.
Se propusieron ser una red internacional y crear arte para el pueblo. Constant – aprovechamos para incluir un cuadro suyo con un gato, claro está – dijo: “Estábamos convencidos de que el arte era un arma invencible en la lucha por la libertad. Éramos pobres, pero llenos de entusiasmo y nos daba igual que se rieran de nosotros. Compartíamos una actitud, y eso solo ocurre en muy pocos momentos”.
Al año siguiente de la creación del movimiento, Karel Appel terminó el fresco “Niños haciendo preguntas” para la cafetería del Ayuntamiento de Ámsterdam, pero la controversia fue tal que estuvo tapado durante diez años. El pintor decidió mudarse a París.
En 1956, el Museo Stedelijk le encargó otro mural para el restaurante que por suerte no sufrió la ignominia del primero. Pero para entonces, Karel Appel era famoso y había sido galardonado con el Premio de la UNESCO en la Bienal de Venecia.
El primer cuadro suyo con un gato que hemos encontrado es de 1948. En una monografía publicada por el Museo de Bellas Artes de Bilbao con ocasión de una exposición se comenta que los animales ocuparon un lugar preeminente en las obras del pintor a partir de 1947, sobre todo en dibujos. En general se trataba de peces, aves o gatos.
Poco a poco, el motivo animal cobró otra dimensión, convirtiéndose en un factor clave de su obra y de su manera de concebir el arte. En una entrevista dijo: “El animal me parece algo asombroso. Me gustaría tener la mirada de un animal que, por primera vez, empezara a pintar el mundo de los humanos”.
En 1978 creó un “portafolio” que contenía 17 litografías de gatos a los que puso nombre. Las incluimos todas, así como la lista de la carpeta. Puede que a primera vista se parezcan mucho; sin embargo, son realmente expresivas y totalmente acordes con sus definiciones. Actualmente, el portafolio completo puede alcanzar los veinte mil dólares.
No hemos localizado más cuadros de gatos a partir de 1981. ¿Dejaron de interesarle entonces? Corresponde a la época en que diseñó la increíble estructura “Rana con gato”, que tuvo el honor de ser la primera obra de arte instalada en la isla de Naoshima, Japón, para el Proyecto de Arte Benesse.
Tampoco sabemos si convivió con gatos. Hay muchas fotografías en internet del artista en su estudio, en galerías, ante sus cuadros, pero muy pocas que reflejen su vida personal. En 1947 conoció a su primera esposa, Tonie Sluyter, en Ámsterdam, y en 1955 a su segunda esposa, Machteld van der Groen, que luego fue modelo para Balenciaga.
Se casó por tercera vez con Harriet de Vizer a finales de los setenta y fue su relación más duradera. Harriet se encargó de realizar un archivo en condiciones de las obras de su marido y de gestionarlas de forma profesional.
Además de pintar, de hacer cerámicas, esculturas y muchas otras cosas, Karel Appel era un apasionado de la música. En 1957, durante su primer viaje a Nueva York – aunque ya había expuesto tres años antes en la célebre galería de Martha Jackson – conoció a grandes músicos de jazz, como Dizzy Gillespie, Miles Davis, Count Basie y la cantante Sarah Vaughan, a la que hizo un retrato.
Años después, en 1961, el cineasta Jan Vritman realizó un cortometraje documental en torno al artista trabajando en su estudio. La banda sonora, titulada “Musique Barbare”, fue compuesta por el propio Appel y Dizzy Gillespie. Al igual que sus cuadros, es espontánea, colorida y expresiva, a base de percusión y sonidos electrónicos. El álbum, que salió al mercado en 1963, incluía una litografía firmada y la voz del artista comentando sus teorías artísticas en inglés, al parecer un idioma que nunca llegó a dominar del todo.
A finales de los sesenta compró el castillo de Molesmes, cerca de Auxerre, Borgoña, Francia, que vendió al conocer a Harriet para trasladarse a Mónaco. También vivió en Nueva York durante un tiempo y tuvo un estudio a las afueras de Florencia. Viajó por todo el mundo para asistir a bienales y presentar exposiciones de sus obras.
Recibió un sinfín de premios; diseñó varios decorados para óperas, entre los que destacaremos los de “La flauta mágica” en 1995 para la Ópera de Holanda; sus murales decoran las paredes de edificios públicos e instituciones, entre ellos la UNESCO en París, y sus diseños escultóricos pueden verse en todo el mundo.
En 2003, año en que el gobierno francés le otorgó la Legión de honor, se vio obligado a mudarse a Zúrich por razones de salud. En esa ciudad fue operado del corazón en 2005 y falleció el 3 de mayo de 2006 a los 85 años. Está enterrado en el cementerio del Père-Lachaise de París. Su esposa Harriet, nacida en 1943, murió el 20 de abril de este año.
Karel Appel dijo: “La creación es como un volcán en erupción. Creo que el punto de partida de cualquier arte es el caos”.