No hemos encontrado una sola foto de Corneille con un gato, y sin embargo sorprende la enorme cantidad de cuadros con el gato como motivo principal o como parte de una composición.
Tampoco es fácil enterarse de las fechas en que pintó esos cuadros, pero creemos que la “producción gatuna” empezó en los años ochenta hasta quizá unos dos o tres años antes de que falleciera. El pájaro, el gato y la mujer son temas recurrentes de esta época y a menudo los tres ocupan el mismo lienzo.
Conocido como el pintor del color, él mismo dijo: “En mi larga vida como pintor, he vivido con pasión. Si debiera volver a vivirla, haría lo mismo. Hice de mi vida un bello día lleno de colores”.
Guillaume Cornelis van Beverloo, de seudónimo Corneille, nació el 3 de julio de 1922 en Lieja, Bélgica. Sus padres eran holandeses y la familia regresó a Ámsterdam cuando él tenía 12 años. Estudió en la Academia de las Artes de Ámsterdam durante un corto periodo, pero le pareció una enseñanza demasiado academicista y prefirió ser autodidacta. Consiguió seguir pintando a pesar de las terribles condiciones que padeció Holanda durante la Ocupación alemana en la II Guerra Mundial.
En 1947 fue invitado a pasar cuatro meses y a exponer en Budapest, donde descubrió la pintura de Paul Klee (https://gatosyrespeto.org/2016/08/04/los-gatos-de-paul-klee/) y de Joan Miró (https://gatosyrespeto.org/2019/03/28/los-gatos-de-joan-miro/) hojeando un libro de arte en una librería. Allí también conoció al diseñador y coleccionista Jacques Doucet.
Junto a Karel Appel y Constant fundó en 1948 el grupo Reflex en Ámsterdam y unos meses después, el 8 de noviembre, en el café Notre Dame de París, también con Appel y Constant, además de Christian Dotremont, Asger John y Joseph Noiret, firmó el manifiesto del grupo CoBrA, en directa oposición al surrealismo de André Breton, al que consideraban demasiado teórico.
Este movimiento experimental se convirtió en uno de los más explosivos de la posguerra. Los miembros del grupo se dedicaron a crear imágenes basadas en el arte primitivo, dibujos infantiles y obras de pacientes internados en hospitales psiquiátricos. Su meta era expresarse libremente mediante el color y la palabra, sin imposiciones ni reglas. De hecho, en esta época, además de pintar, Corneille era el poeta del grupo. Pero hablaremos más largamente de CoBrA en otra entrada dedicada a Karel Appel, que también pintó numerosos gatos (aunque no tantos como Corneille).
Después de la disolución de CoBrA, se fue a vivir a París y empezó a exponer en las grandes galerías de la ciudad, como la Maeght (1950), la Colette Allendy (1954) y la Ariel (1961), así como en la Lefebre Gallery de Nueva York (1962), y en el Museo de Curasao (1954), el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (1956) y el Stedelijk Museum de Ámsterdam (1956 y 1960).
En 1948 viajó a Túnez y quedó marcado, al igual que artistas como Delacroix, Renoir y Matisse. En 1950, viviendo ya en París, aprovechó para estudiar grabado en el taller de Stanley William Hayter. Sus primeras cerámicas están fechadas en 1954 y sus primeras esculturas en madera policromada en 1992.
Este mismo año pasó varias semanas en Malí y Costa de Marfil para el rodaje de la película “Sueño de África”, dirigida por Joss Wassink, estrenada durante la exposición “Corneille, el rostro africano”, organizada por Ronald A.R. Kerkhoven.
Creó esculturas en bronce, resina y vidrio, diseño joyas, vajillas en porcelana de Limoges, tapices. No dudó en diseñar obras para promocionar un banco (ABN AMOR) y una ONG (Greenpeace), entre otros organismos e instituciones.
Apasionado de la fotografía, en 1977 aparecieron varios álbumes sobre sus viajes por África y su colección de arte africano.
En 1996 publicó una antología de poemas dedicados a los gatos e ilustrada por él, “El pintor y sus gatos”. Incluimos una dedicatoria de Corneille en la que puede leerse: “A la gloria de Luna”. Suponemos que Luna era la gata de la persona a quien iba dirigida la dedicatoria.
En 1999 descubrió el aquagrabado, técnica reciente que conjuga la escultura y la litografía o, mejor dicho, un grabado con relieve, el método ideal para los trazos concretos y los colores vivos del pintor.
En 2001, la editorial L’Estampe le consagró una importante retrospectiva, “Corneille, 50 años de estampas”, recopilando obras desde los años de CoBrA hasta el 2000, además de publicar un libro del mismo título. El 24 de septiembre de 2003, el Museo Ramat Gan de Arte Israelí expuso numerosos grabados suyos demostrando su importancia en el medio.
Siempre dispuesto a experimentar, decoró plumas estilográficas, coches, un globo aerostático, corbatas e incluso un tranvía en Ámsterdam, por lo que fue acusado de interesarse solo por el dinero y de venderse al mejor postor. Su segunda esposa, la bailarina Natacha, dijo en su defensa: “Corneille es el eterno viajante, el hombre con suelas de viento con un pie en un arenero, un joven gran pintor”.
Efectivamente, recorrió el mundo, México, Brasil, Indonesia, Japón, Israel, Estados Unidos, Italia, Hungría, Dinamarca… No solo visitaba estos países, en muchas ocasiones se instalaba durante varios meses e incluso años para conocerlos mejor. Fue un gran coleccionista de arte africano desde que empezó a recorrer el continente en los años cincuenta.
Muchos críticos de arte describen su enfoque como imaginativo y poético, caracterizado por un exagerado uso del color y de motivos recurrentes muy simbólicos. En 2007, para la inauguración del Museo CoBrA, se definió como “un pintor de la alegría”. Nunca dejó de pintar. En los últimos años de su vida viajaba regularmente a Israel para trabajar con el taller Jaffa.
Falleció el 5 de septiembre de 2010 en Villiers-Adam, a unos 40 km al norte de París, donde se había instalado definitivamente en 1995. Está enterrado no lejos de su compatriota Vincent Van Gogh, del que era un gran admirador.