Hace algo más de tres años, el 6 de septiembre de 2018 para ser exactos, publicamos una entrada titulada “Sid, el gato que comía seis veces”, acerca de un cuento infantil de Inga Moore publicado en 1990 (https://gatosyrespeto.org/2018/09/06/sid-el-gato-que-comia-seis-veces/). En 2013, la autora volvió a publicar un cuento ilustrado por ella titulado “Captain Cat”.
En la contraportada del libro leemos: “El Capitán Gato tiene dos pasiones en su vida: los gatos (claro) y soñar con los maravillosos lugares que ansía conocer. Cuando por fin decide hacer realidad su sueño y zarpar (con sus gatos, claro) hacia tierras desconocidas, ¡cuántas aventuras les esperan a todos!” El diario “Observer”, en su crítica del libro, escribió: “Ideal para los amantes de los gatos de cualquier edad”.
La historia empieza así: “El Capitán Gato adoraba a los gatos. Había más gatos a bordo de su barco, el Carlotta, que miembros de la tripulación. Por eso, los marineros le llamaban Capitán Gato”.
En la segunda ilustración se ve al Capitán tumbado en la cama rodeado de gatos. Hay más en la alfombra y por todo el camarote, mientras él estudia mapas y sueña con conocer tierras lejanas. Había ido a muchos sitios, pero en su mayoría eran puertos comerciales, porque el Capitán era un mercader.
En la tercera se nos explica que no era un muy buen mercader porque lo único que le interesaba eran los gatos y podía entregar una magnífica vasija a cambio de un pobre gato hambriento. Los otros mercaderes se reían de él. Pero una noche, el Capitán supo que había llegado el momento de descubrir los maravillosos lugares que tanto deseaba conocer, y al día siguiente zarpó hacia el sol poniente.
Al cabo de unos días se desató una terrible tormenta, jamás había visto algo así. Cerró las escotillas y cruzó los dedos para que todo acabase bien mientras el Carlotta se hundía y volvía a aparecer entre monstruosas olas.
Por fin se calmó la tempestad, pero el barco se había desviado de su rumbo y se encontraba en aguas desconocidas. Cuando el buen Capitán ya se preguntaba si no iban a llegar al borde de la tierra, avistó una lejana y solitaria isla.
En cuanto vio el barco, la reina del lugar saltó a un bote y remó hasta el barco para saludar al Capitán Gato. Ahora bien, no había gatos en la isla y la joven monarca nunca había visto uno. Fue amor a primera vista y se empeñó en que todos pusieran pie y pata a tierra para compartir una comida en el palacio real.
Los habitantes se sorprendieron enormemente al descubrir a esos curiosos y amables animales. Sin embargo, nada más sentarse los invitados a la mesa y empezar a servirse, una plaga de ratas apareció de golpe, invadiéndolo todo.
La joven reina enrojeció de vergüenza, pero el Capitán le dijo que no se preocupase. Fue a por sus gatos (que estaban comiendo pescado fresco en el patio) para que se ocuparan de las ratas. Después de limpiar de ratas el comedor real, pasaron al resto del palacio, y al ponerse el sol ya no quedaba ni una.
Al estar toda la isla infestada de roedores, la reina ofreció un inmenso tesoro al Capitán Gato si dejaba que los gatos se quedasen. El Capitán no quería separarse de sus amigos, pero ellos tomaron la decisión por él. Estaban cansados de vivir en un pequeño barco y preferían la isla, donde podían moverse a su antojo.
La reina le propuso que se quedara él también, pero todavía le faltaban muchos sitios maravillosos por visitar. Después de llevarse bastantes diamantes y zafiros para no tener que preocuparse el resto de su vida, el Capitán se despidió de sus gatos con gran tristeza y partió a conocer nuevas tierras.
Pero sin gatos, los nuevos mundos perdieron su atractivo. Regresó al puerto habitual y descargó sus tesoros. Los otros mercaderes, al verle, se murieron de envidia y decidieron visitar la isla con toda clase de regalos, alfombras, una nueva corona, ropa, lienzos y pinturas, e incluso una bicicleta, convencidos de que serían colmados con un fabuloso tesoro.
La joven no sabía cómo agradecerles tantos regalos y quiso darles lo mejor que tenía. Al cabo de unas semanas de espera (durante las que los mercaderes se frotaban las manos imaginando diamantes, rubíes y otras maravillas), la reina apareció con lo mejor que podía ofrecerles la isla, algo mucho más valioso que todas las piedras preciosas, ¡seis gatitos! Uno para cada mercader.
Los pobres mercaderes tuvieron un enorme disgusto y al llegar a puerto, dieron los seis gatos al Capitán Gato. Este, con los gatos de sus gatos, volvió a tener ganas de surcar los mares y recorrió los lugares soñados. Pero ninguno le gustaba tanto como la lejana isla, donde había quedado su corazón.
Puso rumbo a la isla. En cuanto avistaron el barco, la reina, el primer ministro y los gatos, locos de alegría, se precipitaron a su encuentro. El cuento acaba así: “Rodeado de sus gatos, de los gatos de sus gatos, y posteriormente de los gatos de los gatos de sus gatos, el Capitán Gato fue feliz para siempre”.
Se sabe muy poco sobre Inga Moore, una mujer reservada que ha concedido pocas entrevistas y que ni siquiera usa las redes sociales, algo poco habitual en esta época. Sin embargo, en la última página del libro hay una dedicatoria: “Este libro está dedicado a todos los gatos del mundo, y muy especialmente a mis dos vecinos e incansables modelos, Digit y Angus”. Ya sabemos algo más.
Hace unos treinta y cinco años que Inga Moore empezó a ilustrar libros infantiles. Ha sido galardonada con numerosos premios, sobre todo por el famoso “Six Dinner Sid” (“Sixto seis cenas” en la versión española), que sigue siendo un favorito treinta y un años después de su publicación. Nació en Sussex, pero sus padres se trasladaron a Australia cuando tenía ocho años, y regresó a Inglaterra treinta años después. Actualmente vive en las Marcas Galesas, una zona entre el País de Gales e Inglaterra.
“Captain Cat” no ha sido traducido al español, pero sí al francés con el divertido título de “Chapitaine”, un juego de palabras entre “Chat” (gato) y “Capitaine” (capitán). También hemos encontrado una portada rusa y otra alemana.
Dedicamos esta entrada a Anjana, sobrina de Yolanda e hija de Ana, grandes amigas de los gatos.
Una preciosa adaptación moderna de la historia de Dick Whittington! Otra ilustradora infantil inglesa muy gatuna es Nicola Bayley (https://en.wikipedia.org/wiki/Nicola_Bayley). A mi hijo le encantaba The Mousehole Cat cuando era más pequeño, otra historia encantadora de gatos, barcos y marineros. Aqui en pdf https://www.stokebishop.bristol.sch.uk/wp-content/uploads/2020/07/The-Mousehole-Cat.pdf
Muchísimas gracias por darnos a conocer a Nicola Bayley. Aparecerá en una próxima entrada.