Leopardo

Muy pronto se estrenará en España un documental que muchos críticos han calificado de “película de la naturaleza más importante del año”. Se trata de “El leopardo de las nieves”, codirigida por Vincent Munier y Marie Amiguet, con comentarios del escritor Sylvain Tesson.

No solemos incluir a grandes felinos en nuestros artículos, pero en este caso queremos hacer una excepción porque lo que muestra esta película nos pareció algo único, por la diversidad de especies, la grandiosidad del paisaje y el enorme respeto que muestra Munier a la hora de filmar a los animales.

Leopardo
Ciervos

Mantiene las distancias, jamás se acerca al animal, intenta pasar desapercibido, se esfuerza en no interrumpir la vida de la naturaleza, pero él mismo reconoce que es difícil. Los animales captan rápidamente el olor del ser humano,  aunque este aprenda – como Munier – a permanecer inmóvil durante horas.

Picas de Ili (Ochotonas)

Ha perfeccionado la técnica del acecho, o quizá sería mejor decir del “aguardo”, si existiera dicha palabra. Puede estar días en el mismo sitio esperando a que aparezca el animal al que quiere fotografiar, pero cuando tuvimos la oportunidad de hablar con él, nos dijo que le embarga la emoción cuando por fin aparece y le impide en ocasiones interponer la cámara entre el animal y su mirada.

Leopardo
Huella de leopardo en el barro

Le ha ocurrido en varias ocasiones: “Ya sé que no es muy profesional, pero cuando llevas esperando semanas, meses para ver al lobo blanco ártico y aparece, dejas de pensar”. Sus fotografías son diferentes, tenemos la sensación de que comunican algo mítico.

Pica de Ili

Aunque su película está dedicada al leopardo de las nieves, él mismo dice que no es el verdadero protagonista. El protagonista podría ser el maravilloso pájaro de plumaje naranja cuyo nombre ignoramos, o cualquiera de los muchos animales que pasan, van y vienen, durante los 90 minutos de duración del documental. Y, por una vez, no solo hay imágenes de gatos en esta entrada, sino de algunos de los maravillosos animales que aún pueden verse en un entorno tan agreste como espléndido.

Conejo

El gato de Pallas o manul (Felis u Otocolobus manul), al que dedicamos una entrada hace cuatro años y en la que incluimos una fotografía de Vincent Munier, por cierto (https://gatosyrespeto.org/2018/08/02/el-gato-pallas-o-felis-manul/), aparece en varias ocasiones en el documental. Dos de las fotografías que incluimos (cabeza de manul y manul en la nieve) son fotografías suyas, las otras son capturas de pantalla del documental.

Gato de Pallas

Pero cuál no fue nuestra sorpresa cuando, ya en la parte final del documental, descubrimos a un gato doméstico en la cabaña de unos pastores nómadas. Se trata de un precioso gato rubio claro durmiendo a sus anchas en una mesa mientras la familia y los visitantes hablan y se mueven.

Nos extrañó mucho la presencia de un gato doméstico en este entorno. Munier nos explicó que hay poquísimos gatos domésticos en esta zona – lo que no nos sorprende –, pero que algunas familias nómadas los tienen para deshacerse de los roedores. Ahora bien, si son nómadas, ¿qué hace el gato? Al parecer, le llevan con ellos y el gato se adapta. Su papel es importante debido a la cantidad de roedores que puede llegar a infestar un campamento.

Como se ve en la película, los nómadas tienen cabañas – incluso podríamos decir casas – estables construidas en puntos clave para pasar los durísimos inviernos. Una cámara “trampa” muestra la temperatura en el momento en que pasa el leopardo: 23 grados centígrados bajo cero… Marie Amiguet, la cineasta que rodó los planos de Vincent Munier y Sylvain Tesson mientras aguardan, dijo en una entrevista que al ser un frío muy seco, se hace mucho más soportable.

Gato de Pallas

Volviendo al amor que Vincent Munier siente por la naturaleza, se lo transmitieron sus progenitores, sobre todo su padre, al que acompañaba desde muy pequeño en los grandes bosques de los Vosgos, una región situada al este de Francia, a unos cien kilómetros en línea recta de Alemania. Él le enseñó a ser paciente, a mantenerse en silencio, a estar acorde con el mundo que le rodea y a observar.

Osos

Vincent Munier cree, y estamos totalmente de acuerdo con él, que no es necesario desplazarse miles de kilómetros para ver animales “exóticos”. Es hora de que volvamos a redescubrir lo que tenemos al lado de casa, incluso en las ciudades: las urracas, los gorriones, las tan mal vistas palomas… Y si salimos al campo, no basta con hacer senderismo o ciclismo de monte. Hay que detenerse, volver a aprender a ver y a escuchar.

Yak

No sería una mala idea que todos los niños, incluso los que viven en pueblos, pero sobre todo los de las ciudades, pudieran salir al campo de vez en cuando y se les enseñara a observar a un mirlo, un zorro, un conejo, una culebra  y, de noche, un búho, por ejemplo. Debemos volver a maravillarnos con los seres que comparten nuestro planeta y a los que ignoramos. Debemos volver a ver la naturaleza y dejar de utilizarla. ¿Cuántos niños han visto un renacuajo hoy en día?

Zorro tibetano

El primer reportaje fotográfico de Vincent Munier fue “Le ballet des grues” (El baile de las grullas). Dos veces al año, la grulla común (Grus Grus) pasa por encima de su casa de los Vosgos en su viaje migratorio desde Marruecos hasta Escandinavia y viceversa. Siguió el viaje de las grullas y descubrió la laguna de Gallocanta, en Aragón, donde se detienen miles de grullas a descansar.

Gato de Pallas

No hablamos de Henry Beston con Vincent Munier, pero volveremos a recordar sus palabras una vez más: “Necesitamos tener otro concepto más sabio y quizá más místico de los animales. El hombre, desde su lugar alejado de la naturaleza universal y desde una vida de complicados artificios, observa a la criatura a través del cristal de sus conocimientos, ve la pluma magnificada y toda la imagen distorsionada. Somos condescendientes hacia ellos al creerlos incompletos, por el trágico destino que les hizo adoptar una forma tan inferior a la nuestra. Y al hacerlo nos equivocamos, estamos muy equivocados. El animal no debe ser medido por el hombre. En un mundo más antiguo y más completo que el nuestro, ellos se mueven terminados y completos, dotados con extensiones de los sentidos que nosotros hemos perdido o nunca tuvimos, siguiendo voces que jamás oiremos. No son nuestros hermanos, no son nuestros subordinados, son otros seres atrapados con nosotros en la red de la vida y del tiempo, compañeros presos del esplendor y la labor de la tierra”.

Antílopes tibetanos

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2 comentarios sobre “Gatos (y otros animales) en la meseta tibetana

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