Cada vez hay más personas veganas y, con la mejor intención del mundo, prefieren que sus gatos también lo sean, convencidas de que será mejor para ellos, sobre todo si viven en pisos. Pero no toman en cuenta que los gatos son carnívoros estrictos y que su metabolismo es único. No pueden sintetizar algunos de sus requisitos alimenticios a partir de fuentes vegetarianas, como hacemos los humanos y los perros, que también son omnívoros.
Se han realizado numerosos estudios al respecto, uno de ellos por el Centro de Control de Envenenamiento de Animales de la ASPCA (Sociedad Americana para la Prevención de la Cruedad hacia los Animales), y todos llegan a la misma conclusión: es posible, aunque extremadamente complicado, mantener a los perros en buena salud con una dieta basada en vegetales, pero no pasa lo mismo con los gatos.
Si un perro puede, ¿por qué no un gato? Muy sencillo, su anatomía no está adaptada a un régimen vegetariano. Exagerando un poco, sería como obligar a los rumiantes (vacas, etcétera) a comer carne. Además, un gato necesita el aminoácido taurina para estar sano, que solo está presente en la carne y en el pescado, y no pueden sintetizarlo, como hacen los perros y los humanos.
Un gato con deficiencia de taurina probablemente acabe desarrollando una patología llamada cardiomiopatía; en otras palabras, el músculo cardíaco se debilita, impidiendo que la sangre se bombee correctamente para llevar oxígeno al cuerpo, acabando en la muerte. Una carencia de taurina también puede causar problemas en los ojos, incluso ceguera.
Un gato adulto necesita el doble de proteínas que un perro – siempre proporcionalmente a su tamaño, claro. La carne y el pescado contienen mucha taurina, mientras que la taurina en los vegetales no abunda; las algas marinas contienen algo de taurina, pero solo una décima parte si la comparamos a la carne o al pescado.
Los gatos requieren una dieta con un elevado contenido proteínico y las plantas no tienen suficientes proteínas de alta calidad fácilmente digestible para cubrir los requisitos diarios de un gato. Además, les cuesta mucho digerir los hidratos de carbono por una sencilla razón: los intestinos de un gato son mucho más cortos que los de un perro. La proporción es de 4:1 en un felino comparado al 6:1 de los caninos.
Se debe a que su dieta es animal y no contiene fibra, por lo que es mucho más fácil de digerir. Los perros, al contrario, disponen de un tracto intestinal más largo y pueden extraer nutrientes de una dieta menos carnívora. También se sabe que el páncreas de un gato produce menos amilasa que el de un perro, la enzima que descompone los almidones que solo están en las plantas. Una cantidad mínima de almidón en su dieta no afectará a un gato, pero demasiado le causará diarreas.
Pero además de la proteína y de la taurina, requieren otros importantes nutrientes que solo se encuentran en una dieta animal. Estos son el ácido araquidónico, un ácido graso esencial; las vitaminas A, B1, B3 y B12. Se ha demostrado que la comida de gato vegana nunca cubre las necesidades nutricionales de un gato, como tampoco lo hace la comida “hecha en casa” basada en libros de “cocina para gatos” – muy de moda actualmente –, incluso cuando la receta incluye carne. A menos que contenga un 90% de carne o pescado, como es evidente.
Alimentar a un gato con una comida pobre en proteína puede causarle graves problemas de salud. La carencia de proteína le hará perder fuerza muscular, reducirá sus funciones inmunes y su pelaje será pobre y poco brillante. Hemos mencionado antes el peligro que supone la falta de taurina, pero la ausencia de ácido araquidónico produce un hígado graso.
Las consecuencias de falta de vitamina A son problemas de piel, llagas en la boca y mala visión nocturna; vitamina B1, problemas neurológicos; B3, problemas de piel, demencia y diarrea, y B12, retraso en el crecimiento, pérdida de peso, diarrea y problemas neurológicos.
Todos los felinos, los leones en la sabana africana, el tigre en los bosques de la India, el puma de las Montañas Rocosas, desde el mayor al más pequeño, son carnívoros estrictos y llevan siéndolo desde hace miles de años. La gran pregunta es ¿qué empujó a los felinos a inclinarse por una dieta tan elevada en proteína en el Mioceno? El perro y el lobo pueden malvivir comiendo mucho menos proteínas si es necesario, pero los felinos mueren.
No hace tanto tiempo, los gatos vivían en jardines, granjas, y pocos eran lo suficientemente afortunados para entrar en casa y muchos menos los que dormían en la cama con el humano. Desde luego, no les ha dado tiempo a adaptar su anatomía a otro tipo de dieta.
Los gatos necesitan comer carne y siguen cazando, aunque sea una mosca. Pasarán miles de años antes de que cambien su morfología de cazador, antes de perder sus garras para sujetar la presa, de sustituir sus cuatro agudos dientes frontales y su potentísima mandíbula delantera que les permiten desgarrar la carne.
Las orejas y los ojos de los gatos están diseñados para la caza. Cada oreja contiene veinte músculos diferentes para ayudarles a detectar y localizar la presa, y sus ojos, numerosas varas en la retina para que puedan ver incluso en ambientes muy sombríos.
Se han publicado algunos “estudios” demostrando que dueños de gatos alimentados con una dieta vegana no notaron consecuencias adversas; algunos incluso llegan a decir que “había mejorado su salud”. Pero es necesario mirar más de cerca dichos estudios.
No se trata de estudios, sino de encuestas. Nunca se ha realizado un estudio propiamente dicho supervisado por uno o más veterinarios durante varios años, por lo que se trata de opiniones meramente subjetivas. En una encuesta se entrevistó a 117 personas que confirmaron que sus gatos únicamente se alimentaban de productos veganos, pero algunos de estos podían salir al exterior, lo que les permitía suplementar su dieta con ratones y pájaros. Otros habían muerto hacía algún tiempo…
Muchos gatos tienes gustos peculiares, a algunos les gustan las puntas de espárragos, a otros, las judías verdes, las patatas fritas, el maíz hervido (sobre todo si tiene mantequilla), el queso fresco y curado, las almendras… Comen hierba para purgarse, pero nada de esto significa que puedan sobrevivir dignamente con estos alimentos.
No, un gato no puede ser vegano, no tendrá buena salud, no será feliz. Un humano puede hacer lo que quiera, pero no creemos que tenga derecho a obligar al animal que convive con él a adaptarse a algo tan antinatural para un felino.




















Imponer a un gato una dieta vegana es maltratarlo. Los piensos y comida para gatos vegana deberían simplemente estar prohibidas.
Gracias por su comentario.