Alegría del Prado no es una persona, sino dos, Octavio Alegría, de Guadalajara, México, y Esther del Prado, de Burgos, España. Esther viajó a México para cursar los últimos meses de su carrera en la Universidad de Guadalajara y conoció a Octavio. Decidieron trabajar juntos para “crear murales capaces de cambiarles el día a los transeúntes”, en el proceso se enamoraron y nació el dúo Alegría del Prado en 2011.
Desde luego, sus murales cambian el día a los transeúntes. El lateral ciego de un inmenso inmueble de catorce pisos en Balashija, en la región de Moscú, luce un espléndido tigre de Siberia de cuyo cuello cuelga una casa y en la frente luce una piedra preciosa. Fue pintado en 2022 con ocasión de un festival internacional de arte urbano en el que sesenta artistas de diez naciones crearon cuarenta murales en los laterales de edificios.
La imaginación de Alegría del Prado no parece conocer límites, pero lo increíble es su atención por el detalle incluso en murales de grandes dimensiones, Un ejemplo es el que pintaron en junio pasado en Carballo (Galicia), con motivo de la nueva edición Rexenera Fest, en un inmueble de la calle Carpinteiros. Cinco gatos, cuatro pájaros y la luna iluminan el antes triste lateral del edificio. No solo la composición es bonita, también los detalles son increíbles; hay que fijarse en el pelo de los gatos, las rayas de sus caras, todo.
Alegría del Prado utiliza una brillante paleta cromática para dar vida a una imaginación desbordante. En la fachada de la casa del pueblo de Quintana Martín Galíndez, en la comarca de Las Merindades, provincia de Burgos, hasta las persianas están pintadas. De pronto nos vemos transportados a un país con una vegetación diferente, pero con animales muy nuestros, el gato ante la puerta y el magnífico búho protegiendo la ventana.
Sus murales y todas sus creaciones están plagadas de antiguos simbolismos en torno a los animales. En realidad, el gato quizá esté entre los animales menos representados por Alegría del Prado, aunque los felinos abundan. Espléndidos todos ellos, por cierto. También hay osos, pájaros y animales fusionados, como el gato lechuza.
Su obra es muy variada tanto en formatos como en técnicas, y sus murales a gran escala están reconocidos a nivel internacional. Es difícil catalogar su obra, simbólica, onírica, con toques surrealistas… Aunque en realidad no es muy parecida, nos hace pensar en dos pintoras mexicanas de adopción, Remedios Varo y Leonora Carrington, a las que dedicamos sendas entradas (https://gatosyrespeto.org/2017/04/13/los-gatos-surrealistas-de-remedios-varo/ y https://gatosyrespeto.org/?s=leonora+carrington).
Cada obra tiene un título muy pensado, algunos realmente idóneos. En “Vida contemplativa de una mirada astuta”, un precioso gato de grandes orejas hecho de retales – retales muy escogidos, e incluso un trozo de madera – con una ventanita en el lomo – ¿para ver de dentro hacia fuera o de fuera hacia dentro? – contempla el mundo.
En una entrevista dijeron: “Narramos episodios de una imaginación que busca el origen como un nuevo punto de partida. Encuentros con un mundo onírico que rescata las ideas que surgen en los saltos del subconsciente a la conciencia, de lo invisible a lo que se puede hacer visible”. Un poco como el “Nahual” de cabeza de búho o lechuza y cuerpo de gato. Según una antigua tradición india que recorre las dos Américas de Norte a Sur, todo ser humano nace con un espíritu animal que se le aparecerá en sueños u otras circunstancias. Los nahuales son personas capaces de transformarse en animal; creencia circunscrita casi exclusivamente a Mesoamérica.
Alegría del Prado cree que los espacios públicos son el mejor marco para que el arte llegue a todos sin excepción y para derribar las barreras: “Aparece cuando menos se espera, es atemporal, y es importante que alguien que no lo esté buscando se lo encuentre de golpe, se sorprenda”. Son de la opinión de que el arte urbano debe embellecer espacios, no afearlos ni vandalizarlos.
El dúo no se limita a las pinturas murales, usan todo tipo de soporte: materiales rescatados, maderas recicladas, lienzos; también usan la serigrafía para crear camisetas, bolsos, cojines…
En palabras suyas: “Nuestro trabajo es una llamada de esperanza a una armonía con el mundo que nos rodea, con los infinitos ciclos de la naturaleza, defendiendo la igualdad de la interdependencia de todos los seres vivos. Es una búsqueda del equilibrio universal como miembros de una sociedad desmembrada por el bloqueo heredado de la vida mecanizada y un desarrollo tecnológico que evoluciona más rápido que el ciclo orgánico”.
Siguen diciendo: “Pintar es la manera en que reinterpretamos esa realidad, explorando la manera de reintegrar al hombre con los demás seres vivos en un ambiente armónico, completamente abierto a lo que nos revelan los sueños, con la necesidad de reinventarnos constantemente».
“Nos gusta utilizar un estilo surrealista y mezclarlo con elementos naturales como forma de llevar partes básicas del mundo natural al que lo contempla. El arte es una forma de recordarnos que vivimos en un planeta que debemos cuidar y amar. Intentamos dar a la naturaleza el espacio que realmente se merece en nuestra sociedad”.
También hacen murales más sencillos. Aunque mirando bien el de la clínica veterinaria Río Vena, en Burgos, titulado “El guardián”, de sencillo no tiene nada. O el divertido “Perro y gato” en otra calle de Burgos.
Por lo visto, tienen un gato y una gata, como puede verse en estas dos fotos. Son muy parecidos, pero nos da la impresión de que las manchas difieren. En la foto con el oso y la lechuza diríamos que se trata de una gata tricolor por las manchas de la cabeza. Sin embargo, en “Despertando el sueño” es un gato blanco y negro.
Ojalá Alegría del Prado siga iluminando esas horribles fachadas y laterales de edificios, cualquier espacio que pueda embellecerse con su imaginación.




















