En una entrevista de 2021, el entonces candidato a senador estadounidense J.D. Vance, futuro vicepresidente, se quejó al presentador Tucker Carlson, de Fox News, de que su país estaba en manos de los demócratas, los oligarcas corporativos y “un montón de mujeres con gatos y sin hijos que se sienten desgraciadas con sus vidas y sus decisiones, y por eso quieren que el resto del país también se sienta mal”. La frase debió gustarle porque no dudó en repetirla el verano pasado.
¿Por qué siguen siendo tan mal vistas las mujeres solteras que viven con uno o más gatos? En español se las tacha de “locas de los gatos”, en inglés de “crazy cat ladies”, en francés de “folles aux chats”… ¿Por qué no están “locos” los hombres solteros que viven con gatos? También hay, pero en inglés se les llama “cat daddies”, o sea “papás de gatos”.
“Papá de gatos”… Aunque no suene tan bien en español como en inglés, la imagen que viene a la mente es la de un hombre empático, generoso, capaz de amar a un pequeño ser peludo… Nada que ver con la loca de los gatos, una mujer sin hijos, infeliz, insatisfecha, que ha fallado en la vida y busca consuelo en los gatos. Basta con ver el sketch que Robert de Niro grabó en Navidad de 2004 para el popular programa Saturday Night Live, donde interpreta a una loca de los gatos. Aproximadamente a la mitad del sketch dice textualmente: “Sois mis hijos, todos sois mis hijos. Había una mujer llamada Margie que tenía sueños, pero un caballo le dio una patada y ahora tiene gatos”. Lo más triste es que a Robert De Niro le gustan los gatos.
En Los Simpson, y durante años, uno de los personajes secundarios más populares fue Eleanor Abernathy, que al no poder ser médica se convirtió, del disgusto, en una “loca de los gatos”. Siempre se la muestra con uno, dos o tres gatos encima y se deja entender que está loca de atar, que es alcohólica y una acaparadora compulsiva.
Y también está la famosa serie “The Office”, emitida entre 2005 y 2013, con Angela Kinsey y sus numerosos gatos. Se compadece a la mujer soltera que vive en compañía de gatos y es motivo de burla. Tampoco olvidamos la película de Stanley Kubrick “La naranja mecánica”, en la que una mujer con muchos gatos es brutalmente asesinada con un objeto de forma fálica. También a Kubrick le gustaban mucho los gatos (https://gatosyrespeto.org/2014/12/29/los-gatos-y-stanley-kubrick/).
Es difícil saber de dónde proviene la asociación entre mujer y gato. La mayoría de artículos hablan de la Edad Media, de las brujas, pero la idea de la bruja y su gato no aparece en un documento escrito hasta bastante más tarde, en el siglo XVI.
En el estudio “Of Cats and Women: A Cultural History of a Relationship” (Gatos y mujeres: Una historia cultural de una relación”, de Irina Frasin, esta dice: “La historia de gatos como símbolos de feminidad, fertilidad y creatividad es larga. En la antigüedad, el poder femenino era motivo de celebración, pero con el auge de la cristiandad se convirtió en motivo de suspicacia y duda”. Quizá Frasin no vaya desencaminada, los gatos se asocian a menudo a la lujuria.
La analista jungiana Marie-Louise von Franz (1915-1998) dijo: “La disociación cristiana con el instinto, la sexualidad y el elemento femenino en general puede tener mucho que ver con el cambio en la imagen del gato hacia un símbolo femenino destructivo”. Es verdad que la sociedad occidental no aprueba a las mujeres que no encajan en el papel que se les asigna. Por suerte, esa percepción está cambiado poco a poco, como también la idea de que los gatos son infieles, traicioneros, listos, egoístas…
A principios del siglo XX, mucha propaganda en contra del movimiento sufragista utilizó la imagen del gato para burlarse de las mujeres que pedían el voto, sobre todo en el Reino Unido. Se trataba de demostrar que las mujeres eran seres delicados y sencillos; por lo tanto, concederles el voto era tan absurdo como dárselo a un gato.
Sin embargo, las sufragistas estadounidenses Nell Richardson y Alice Burke decidieron, en 1916, cruzar el país de costa a costa en un vehículo biplaza que, según dijo la prensa de la época, parecía “una pequeña hormiga amarilla abriéndose paso entre las numerosos coches, carros y camiones que abarrotaban las calles”.
Pararon en Nueva Jersey, Maryland, Virginia, Ohio, California, Washington y otros estados para hablar de la importancia del sufragio femenino. Durante un periplo que duró meses, adoptaron a un gatito al que llamaron Saxon, por la marca del coche, y las sufragistas empezaron a usar la imagen del gato a su favor.
En octubre de 2018 se hizo viral una noticia: Una mujer en Ohio había enseñado a sus 65 gatos (nada menos) a robar todo lo que brillaba en casa de los vecinos. La policía de Columbus encontró joyas por valor de miles de dólares en casa de la octogenaria. Nadie se dio cuenta de que era pura invención publicada en una web satírica. Encajaba a la perfección con la imagen de una mujer despeinada, siempre con bata y pantuflas, que lleva años viviendo sola y casi nunca sale de casa.
Las personas que alimentan colonias felinas urbanas suelen ser mujeres de mediana edad o mayores. No cabe duda de que muchas de ellas dedican su vida a cuidar de gatos sin hogar, y en muchos casos a costa de grandes sacrificios, lo que refuerza el cliché de la loca de los gatos. Pero las mujeres no se limitan a ocuparse de los gatos, son una mayoría a la hora de ocupar puestos voluntarios en el cuidado de los animales.
No podemos dejar de incluir la explicación que dio Bob Kane, creador de Cat Woman, hablando del personaje: “Pienso que las mujeres son criaturas felinas y que los hombres son más como los perros. Los perros son fieles y simpáticos, pero los gatos son fríos, distantes y poco fiables. Los gatos son tan difíciles de entender como las mujeres. Siempre hay que mantener las distancias con las mujeres; no queremos que nadie se apodere de nuestra alma, y las mujeres tienden a hacerlo”. Sin comentarios.
Por cierto, en español se suele llamar ¨Karen¨ a las dueñas de gatos, supuestamente por Karen Wellen, la mujer que acogió a una gata que casi se muere intentando salvar a sus seis cachorros de un edificio incendiado en Brooklyn en 1996. Puede ser, pero también podría venir de la palabra del argot estadounidense “Karen”, utilizada para describir a una mujer blanca de clase media, mandona, egoísta, que suele hacer la vida imposible a los demás.



















Muy buen artículo. Soy hombre y me encantan los gatos. De hecho tengo 5 y 2 callejeros que se pegan y les cuido todo lo que puedo. A una de ellas la hice CES y la dejé en el patio de mi casa. Juega con los míos, no se deja coger pero le pongo comida y antiparásitos en ella cuando toca.
No, no estamos locos los que tenemos gatos; tampoco somos raros. Los michinos son encantadores y dan todo su amor por poco a cambio.
Por cierto, todos mis gatos son callejeros recogidos de la calle.
Es a primera vez que os veo y me gustaría seguiros en facebook, pero no sé como hacerlo, a mis años hay cosas que me superan. Es que doy palos de ciego en estos temas.
Hola, JHS: Muchas gracias por su comentario. Para seguirnos en Facebook basta con pinchar en la ventanita con un gato blanco justo encima de «Estadísticas el sitio» en la columna derecha de la página.
Nosotros también solo tenemos gatos callejeros. No publicamos artículos sobre razas creadas recientemente por los seres humanos. Gracias de nuevo.