El primer felino en aparecer en un sello de correos no fue un gato doméstico sino un gato salvaje, concretamente un “gato dorado” africano en un sello emitido por Liberia en 1921.
El primer gato doméstico visto en un sello antes de la II Guerra Mundial forma parte de un juego dedicado a aviadores famosos impreso en España. En él se ve a Charles Lindbergh, el aeroplano “Spirit of Saint Louis” y, en la esquina derecha, a Patsy, el gato negro que el aviador quería llevar en su viaje transatlántico hasta que cambió de idea.
Hubo que esperar hasta 1952 para que Holanda presentara un sello con un niño jugando con un gato, y no fue hasta 1964 cuando Polonia dedicó toda una serie a los felinos.
Pero a partir de mediados de los sesenta del siglo pasado, los gatos empezaron a ser un tema popular en los sellos del mundo entero. En los noventa hubo una auténtica explosión gatuna filatélica y muchos países publicaron colecciones completas.
Hemos buceado y escogido sellos de todo el mundo. Los hay de países africanos, de India, Mongolia, de las Maldivas… La selección comprende uno de Estados Unidos por el mensaje: “Adopten a un gato”, y otro de Mónaco porque homenajea a la ley Grammont, promulgada en Francia el 2 de julio de 1850, referente al maltrato hacia los animales domésticos, por la que “Se multará con cinco a quince francos, y podrá encarcelarse hasta cinco días, a aquellos que ejerzan públicamente y de forma abusiva malos tratos a los animales”. Dicha ley se completó el 24 de abril de 1951 y fue derogada por el decreto nº 59-1051 del 7 de septiembre de 1959, por el que no solo se castigaba la crueldad hacia los animales domésticos en público sino también en privado. El texto ponía fin a un concepto “humanitario” de la protección animal para sustituirlo por un concepto “animalario”, es decir, que tenía en cuenta el interés del animal.
Sin embargo, no nos resistimos a mencionar que el duque de Grammont, autor de la primera ley y ministro de Napoleón III, no dudaba un instante en presidir las corridas celebradas en la plaza de Bayona en compañía de la emperatriz Eugenia de Montijo. Y hablando de toros, añadiremos esto: “El Parlamento Europeo consideró, con la adhesión de España y Portugal, que la tauromaquia no formaba parte de la negociación […], pero el tratado de la Unión Europea introdujo en el sistema institucional comunitario nuevos principios subsidiarios y proporcionales […]. Principios no desprovistos de ambigüedad por los que el Tribunal de las comunidades europeas deberá resolver los conflictos referentes a este tema”. Sin más comentarios.
