Los gatos tailandeses empezaron a importarse a Europa en el siglo XIX. Fue la primera raza exótica en llegar a Gran Bretaña, donde no tardó en tener un gran éxito y ser llamada «Gato real de Siam». El Club del Gato Siamés, fundado en enero de 1901, decidió preguntar al Consulado de Siam en Londres acerca de sus felinos favoritos, pero la respuesta que recibieron el 17 de septiembre de 1901 fue una total desilusión: «No se preserva ninguna raza de gato en el palacio del Rey de Siam. Tampoco hay gatos reales ni se les atribuye ningún significado religioso. Estas ideas posiblemente se deban a que el pueblo siamés es, en general, bondadoso con los animales, incluidos los gatos».

Kao Taem (Nueve puntos)

Pero lo anterior no es del todo cierto. En la época, los gatos no eran considerados sagrados en Siam, o Tailandia, como pasó a llamarse el país a partir de 1939, pero sí existen numerosas leyendas de las razas nativas de la región, como los siameses, korat, birmanos, suphalak y tonquineses. Es más, las creencias en torno a los gatos están consignadas en los manuscritos «Tamra Maew», originarios del periodo Ayutthaya (1351-1767), quizá los estándares de razas felinas más antiguos del mundo. Describen entre 17 y 22 razas de gatos, dependiendo del manuscrito, en su mayoría portadores de buena suerte, aunque hay excepciones. Incluimos aquí tres dibujos con las correspondientes descripciones. Sin indagar más, nos inclinamos a pensar que los gatos de los «Tamra Maew» no existían como tales y no se referían a «estándares» felinos. Intentaremos buscar documentación para una próxima entrada

Pat-sawet (Línea blanca)
Ninlarat (Zafiro oscuro)

 

 

 

 

 

 

El gato siamés original, según la página de The International Cat Association’s (TICA), era bizco y tenía el final de la cola torcido, algo que hoy en día los criadores consideran un defecto. Existe una leyenda que explica el porqué de estas dos peculiaridades. Hace mucho tiempo, el Rey pidió a dos gatos siameses que encontraran una copa de oro que le pertenecía. Después de mucho buscar, los gatos dieron con la copa. Uno de ellos se quedó para guardarla, mientras que el otro fue a avisar al Rey. El que montaba la guardia estaba muy preocupado por perder la copa; la miraba fijamente mientras sujetaba la parte inferior con su rabo. Por eso acabó bizco y con la cola torcida.

También se decía que cuando fallecía una persona importante, uno de los gatos de la casa era escogido para recibir el alma del difunto. El gato en cuestión pasaba el resto de su vida cuidado y mimado por los sacerdotes del templo, mientras que la familia realizaba donativos para su manutención. No hemos podido cerciorarnos de la veracidad de esta creencia.

La historia cuenta que el cónsul general británico, Gould, recibió un gato siamés del Rey de Siam como regalo de despedida en 1884 y lo consideró un gran honor, ya que el gato había sido criado en el palacio real. Se sabe que llevó los dos primeros siameses, Pho y Mia, al Reino Unido para regalárselos a su hermana Jane, cofundadora del Club del Gato Siamés bajo su nombre de casada, Lilian Jane Veley.

Se considera que todos los siameses europeos de pura raza son descendientes de unos once gatos importados de Siam en la década de los ochenta del siglo XIX. Quedan muy pocos documentos gráficos de estos primeros gatos, quizá porque no fueron fotografiados o las fotos han desaparecido. Aquí podemos ver a Tiam O’Shian IV, traído de Oriente por la Sra. Vyvyan en 1886. Y al campeón Wankee, el primer gato siamés en ganar un concurso. Ah Choo fue otro de los precursores. Hemos encontrado la foto de Cora, una hembra, pero no sabemos si fue una de las primeras en llegar. Por lo que hemos leído en páginas de criadores, el aspecto físico de los primeros siameses difería mucho de lo que se considera hoy como «perfecto». Eran más redondos, tenían «mofletes» y quizá fueran un poco más cortos de patas.

Tiam O’Shian IV
Wankee
Ah Choo
Cora

Aunque el consulado de Siam en Londres en el siglo XIX se empeñaba en decir que la familia real no tenía gatos siameses, hubo un rey tailandés que desmintió esa afirmación. Se trata de Bhumibol Adulyadej, que subió al trono en 1946 y reinó hasta su muerte en 2016, convirtiéndose en el monarca con el reinado de mayor duración. Sucedió a su hermano Ananda Mahidol, muerto de un disparo fortuito. En una foto les vemos a los dos con su hermana Galyani Vadhana y varios gatitos siameses.

El rey Ananda Mahidol, la princesa Galyani Vadhana y el rey Bhumibol Adulyadej

El difunto rey Bhumidol era un ferviente defensor de los animales y escribió un libro sobre su perra callejera, Tongdaeng, que se convirtió en un superventas con más de un millón de ejemplares vendidos. Pero no se conoce tanto que tuviera un gato siamés llamado Tito en honor a Josin Broz Tito, el expresidente de la Repúbica Socialista de Yugoslavia.

Tito
La pareja real con Tito

En las dos fotos del Rey componiendo una pieza al piano realizadas por el fotógrafo Dmitri Kessel, vemos a un espléndido siamés con cascabel. Según un periódico tailandés, las fotos fueron hechas en la residencia de la familia real tailandesa en Lausana, Suiza, en 1944.

Parece ser que otra gata de la misma camada llamada Tita pertenecía a la madre del Rey. Las malas lenguas dicen que Tito, un espléndido gato macho, mostraba cierta tendencia a escaparse de la residencia real, lo que traía de cabeza al personal del servicio que debía encontrarlo. «Khun Tito», como lo llamaban los tailandeses, era bizco, tenía el rabo torcido, los ojos azules y «sabía ronronear como si hablara».

Hemos encontrado otra foto en color del Rey acompañado de su esposa, la reina Sirikit, con un gato blanco y negro en brazos, pero no sabemos nada de este gato.

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