
El círculo de Bloomsbury nació más o menos cuando Vanessa Bell, entonces Vanessa Stephen, vendió la casa de sus padres en Hyde Park y se trasladó con sus dos hermanos Thoby y Adrian, y su hermana Virginia – que aún no llevaba el apellido Woolf -, al barrio de Bloomsbury, una zona más bohemia y menos cara. Vanessa, al igual que su hermana pequeña – se llevaban tres años -, había estudiado idiomas, matemáticas e historia en casa, pero sus padres habían aceptado que tomara clases de dibujo fuera del hogar.

Ya en la casa de Bloomsbury, cuando tenía 25 años, Vanessa creó en 1904 el “Club de los viernes”, el origen del Círculo de Bloomsbury. Entre sus miembros estaban Leonard Woolf, que se casaría con Virginia en 1912, Roger Fry y Duncan Grant.

Vanessa se casó con Clive Bell, un conocido crítico de arte, y tuvieron dos hijos, Julian (nuerto a los 29 años en la Guerra Civil española) y Quentin. El matrimonio abierto que formaban dio pie a unas relaciones poco convencionales que hasta hoy en día pueden parecer sorprendentes. Vanessa tuvo amantes, otro crítico de arte y el pintor Duncan Grant, con quien tuvo una hija, Angelica, a la que Clive Bell crió como propia.

Los miembros del Círculo de Bloomsbury, intelectuales de buena familia, en su mayoría antimilitaristas, incluso pacifistas, reaccionaban contra la encorsetada moral de la era victoriana y eran decididamente sufragistas, sobre todo Virginia Woolf.


En 1916, Vanessa, Clive y sus dos hijos, Julian y Quentin, que contaban con ocho y seis años respectivamente, así como Duncan Grant y su amigo y amante David Garnett, se mudaron a la granja Charleston, en el condado de Sussex, acompañados por el perro Henry. Lo hicieron aconsejados por Virginia Woolf, sobre todo porque Duncan y David eran objetores de conciencia y debían encontrar trabajo de “importancia nacional” si no querían acabar en la cárcel. Efectivamente, trabajaron durante los dos años siguientes en una granja vecina.

La granja no tardó en convertirse en un punto de encuentro para todos los amigos que formaban el grupo de Bloomsbury. Refiriéndose a esa época, Vanessa Bell escribió: “Hablábamos de todo; cualquiera podía decir lo que quisiera acerca de arte, sexo o religión”.

Al parecer, siempre había gatos en la granja, y se sabe que uno se llamaba Marco Polo. Desde luego, Duncan y Vanessa pintaron a varios, sobre todo él. Se conserva un portafolio de Duncan lleno de dibujos de gatos dedicado a Vanessa. Hemos encontrado una foto suya sentado delante de la granja con dos niñas, Judith y su hija Angelica, muy interesadas en el gatito que el pintor tiene en el regazo.

El matrimonio Bell ya no era tal cuando se trasladaron a Charleston, pero nunca se separaron oficialmente. Clive tuvo un sinfín de aventuras con otras mujeres y Vanessa se enamoró de Duncan Grant, a pesar de que él era homosexual. La hija de ambos, que nació en la granja en 1918, no supo hasta años después, poco antes de su boda, que Duncan Grant era su padre biológico.

También es curioso que Clive Bell quizá fuera el miembro menos querido del grupo de Bloomsbury. Se le reprochaba ser un esnob, un ricachón hedonista, racista y antisemita que había pasado de ser un socialista liberal a un auténtico reaccionario.
Vanessa Bell fue una celebrada pintora en su época. Expuso en Londres y en París, donde se la aplaudió por su innovador estilo. Rechazó de lleno la pintura narrativa victoriana así como el ideal femenino de la época. Diseñó varias cubiertas para la editorial de su hermana y su cuñado, la Hogarth Press.


En 1932, el historiador británico Kenneth Clark encargó una vajilla a Vanessa Bell y a Duncan Clark. Ambos artistas, en honor a Jane Clark, la esposa del barón, diseñaron una vajilla compuesta por cincuenta platos, cada uno con el retrato de un personaje histórico femenino. Adquirida posteriormente por un coleccionista, desapareció hasta el año 2017 y fue expuesta en su totalidad en Londres en 2018.

Incluimos aquí el retrato de Amaryllis con un gato pintado por Vanessa Bell alrededor de 1958. Amaryllis era la mayor de las cuatro hijas de Angelica Bell y de David Garnett (que había sido amante de Duncan), y por lo tanto, nieta de Vanessa y de este último.

La amistad entre Vanessa y Duncan continuó hasta la muerte de la pintora en 1961, a los 81 años, y nunca se separaron. Durante los últimos años de vida de Duncan, otro amante, el poeta Paul Roche, al que conocía desde el año 1946, convivió con él en Charleston ayudándole a mantener el estilo de vida al que estaba acostumbrado. La relación entre ambos también fue muy fuerte y duró incluso después del matrimonio del poeta y del nacimiento de sus cinco hijos. Duncan falleció en la casa de Roche en 1978 a los 93 años.

Está enterrado al lado de Vanessa Bell en el cementerio de la Iglesia de Saint Peter, en West Firle, muy cerca de la granja Charleston donde pasaron tantos años juntos.