Los gatos de Shunsō Hishida son delicados, casi etéreos. En el detalle de “Gato bajo ciruelo”, la delicada pincelada deja entrever los pelos del animal. En realidad se llamaba Miyoji Hishida, pero adoptó el seudónimo de Shunsō. Lo curioso es que ninguno de los numerosos gatos que pintó son bobtails japoneses (https://gatosyrespeto.org/2018/10/25/el-gato-bobtail-japones-su-historia/); como puede verse en los cuadros que reproducimos, todos tienen el rabo largo.

Nació el 21 de septiembre de 1874 en Iida, prefectura de Nagano. Se trasladó a Tokio en 1889 para estudiar con el famoso artista Yuki Masaaki. Al año ingresó en la que luego sería la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio. Allí conoció a Yokoyama Taikan y Shimomura Kanzan, un año mayores que él, y los tres estudiaron con Okakura Tenshin, filósofo, escritor, historiador, crítico de arte y director de la Escuela de Bellas Artes de Tokio.

Tenshin era considerado un reformador radical de la pintura japonesa y tenía oponentes en la escuela que le obligaron a dimitir en 1898. Para entonces, los jóvenes Shunsō, Taikan y Kanzan ya daban clases y dejaron sus puestos para apoyar a Tenshin y luchar por la creación del Instituto de Arte de Japón (Nihon Bujutsu-In).
Además de dar clases, Hishisa recibió varios encargos del Museo de la Casa Imperial (actual Museo Nacional de Tokio) para que realizara copias de los cuadros más importantes en los templos budistas de Kiota y Nara.
En 1903 recorrió Japón durante varios meses con Yokoyama Taikan, uno de los grandes representantes de la pintura japonesa anterior a la II Guerra Mundial. Al año siguiente, ambos pintores acompañaron a su mentor Okakura Tenshin en una gira de dos años por Estados Unidos y Europa. A su regreso, se trasladaron a Izura y volvieron a abrir el Nihon Bujutsu-In.
Puede decirse que Hishida empezó a pintar en un momento en que el arte japonés se encontraba en una encrucijada debido a la irrupción de la cultura occidental, que provocó una violenta confrontación entre dos tendencias artísticas totalmente opuestas. El estilo Yōga era progresista, muy influenciado por la técnica y el arte europeo y estadounidense, mientras que el estilo Nihonga se apoyaba completamente en la tradición japonesa, su técnica, materiales y composiciones. Atrapado en medio de estos dos movimientos, Shunsō Hishida pintaba gatos.
Eso no representaba ningún problema, muchos artistas anteriores a él habían pintado gatos, pero usaba una técnica llamada karabake, en la que se deja gotear la pintura en una superficie húmeda para luego emplear un pincel seco con el fin de obtener efectos de gradación y trabajar la luminosidad. Dos estilos ajenos a Japón le inspiraron especialmente, las pinturas mogoles y la tinta china. A los pocos meses de su regreso a Tokio, mostró sus últimas obras en la exposición Bunten, en la Academia Japonesa de Arte. Eran composiciones delicadas, muy estudiadas, con espacios vacíos, y que respetaban las reglas de la pintura karabake. Pero no gustaron a sus contemporáneos.
Los críticos le atacaron sin piedad, el público y sus compañeros se burlaron de él, y todos se pusieron de acuerdo en tratar de mōrōtai (vaguedad) la nueva técnica. El pintor se dio cuenta de que su técnica era perfecta para describir el rocío de la mañana o el aura dorada del atardecer, pero que no servía para muchas otras cosas. Con el fin de paliar estas limitaciones, empezó a integrar trazos más concretos creando una técnica que llegaría a tipificar el estilo Nihonga, alejándose de los cánones más restrictivos del estilo tradicional japonés.

El pintor empezó a tener graves problemas de riñón siendo aún muy joven, alrededor de los treinta años. Asimismo, empezó a perder la vista, y en los últimos años de su vida solo pintaba cuando su enfermedad parecía remitir, y entonces lo hacía sin parar, hasta el agotamiento. Dos años antes de fallecer, en 1909, el cuadro “Ochiba” (Hojas muertas) ganó el primer premio de la Exposición Bunten. Por fin sus contemporáneos reconocían la enorme contribución de Shunsō Hishida al arte japonés.

Dos de sus cuadros, el antes mencionado “Ochiba” y “Gato negro”, han sido nombrados “Importante propiedad cultural” por la Agencia Gubernamental de Asuntos Culturales y el primero pertenece a la colección del Museo Eisei Bunko de Tokio. En 2014, el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio le dedicó una importante retrospectiva.


En 1979, “Gato negro” también fue escogido por el gobierno japonés para formar parte de una serie de sellos dedicados al arte moderno, y años antes, en 1951, Correos de Japón dedicó un sello al pintor en la serie Líderes Culturales.

Falleció el 16 de septiembre de 1911 a los 36 años. Su gran amigo Yokohama Taikan, que también fue muy criticado por seguir el estilo Nihonga, no dudó en reconocer que Hishida era mucho mejor pintor que él con la técnica mōrōtai (vaguedad), calificativo peyorativo que le dieron los críticos, pero que acabaría convirtiéndose en un estilo propio.

qué bello descubrimiento para mi 🙂