
Si algún lector de este blog decide viajar a Lituania, más concretamente a Šiauliai, al norte del país, debe saber que hay un museo dedicado a los gatos. Parece ser que el lugar contiene más de diez mil objetos en forma de gato.

Además, por lo que hemos podido descubrir, el museo contiene varios gatos de carne y hueso, aunque solo hemos encontrado la foto de tres. Uno de ellos tiene la oreja cortada y debió de ser adoptado en una de las protectoras de la ciudad, que cuenta con 98.000 habitantes, la cuarta del país en cuanto a población y considerada la capital de Lituania del Norte.


El museo abrió sus puertas el 17 de marzo de 1990 con objetos procedentes del mundo entero: Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, Japón, Corea, Cuba, Bélgica, algunos países africanos y, claro está, Lituania. Hay gatos por doquier, en vitrales, en el pasamano de la escalera, en lámparas y sillas, así como en recuerdos, tarjetas postales, sellos, platos, libros, poemas, fotografías, cuadros de artistas profesionales y no profesionales. Los materiales usados también son muy variados: porcelana, cerámica, vidrio, ámbar, metal, madera…

Pero ¿quién fundó el museo? Todo se debe a Vanda Kavaliauskiené (1923-2011), una gran amante de los gatos. Además de tener gatos, pasó su vida coleccionando cualquier cosa que tuviera que ver con ellos. Decidió abrir su casa y dejar que otros disfrutasen con su colección por un módico precio.

Al entrar, se suele decir al visitante que el director le acompañará durante la visita. El director en cuestión no es otro que el gato Perlas (el gato gris tumbado). Leyendo los comentarios de las personas que han visitado el museo, muchas corroboran que Perlas es muy amable y no duda en seguir al visitante en cuanto le saluda.

Los museos dedicados a gatos no abundan, pero hay unos cuantos. Quizá el mejor de todos sea el Katten Kabinet (Gabinete de los gatos) situado en el número 497 de la calle Herengracht de Ámsterdam (https://gatosyrespeto.org/2014/05/16/el-gabinete-de-los-gatos-en-amsterdam/).

El Katten Kabinet contiene obras de pintores tan famosos como Rembrandt. Toulouse-Lautrec, Picasso, muebles de época, objetos valiosos… Es un museo de más altos vuelos que el de Šiauliai y si algún amante de los gatos pasa por Ámsterdam, debe dedicarle una mañana (o una tarde).

El edificio del museo y el siguiente fueron construidos en 1667 a petición de los acaudalados hermanos Willem y Adriaen van Loon. Una vez edificados, se organizó un sorteo para saber con qué edificio se quedaba cada uno, y la suerte quiso que el número 497 fuera para Willem. Más tarde pasó a manos de Jan Calkoen, que fue alcalde de la ciudad. Se restauró en 1985 y Bob Meijer fundó el museo en 1990 en honor a John Pierpont Morgan, un gato pelirrojo llamado así por el banquero estadounidense. A modo de curiosidad añadiremos que algunas escenas de la película “Ocean’s Twelve: Uno más entra en juego” (2004) se rodaron en el edificio.

Otro museo sobre el que también hicimos una entrada hace tiempo es el Kuching (Malasia) (https://gatosyrespeto.org/2015/02/07/el-museo-del-gato-de-kuching-malasia/). El pequeño museo de Lituania podría describirse como una humilde colección personal no carente de interés realizada por una sola persona sin grandes medios; el de Ámsterdam es otra colección personal de mucho gusto hecha por alguien con muchos medios expuesta en una casa señorial del siglo XVII, y este último es la absoluta consagración al objeto gatuno kitsch. Basta con ver la entrada para darse cuenta.

Este museo no es una colección privada, es propiedad de la municipalidad de Kuching, capital de la región de Sarawak, y fue fundado por Abdul Taib Mahmud y su esposa, Laila Taib en 1993, cuando era ministro jefe de Sarawak (1981-2014).

El museo cuenta con cuatro galerías que contienen más de 4.000 piezas que van desde estatuas a cuadros con el gato como tema principal Algunas de las piezas expuestas, como un gato momificado del antiguo Egipto, una serie de publicidades basadas en gatos y las cinco especies de gatos salvajes (disecados) existentes en Borneo, fueron adquiridas por el Museo Nacional de Kuala Lumpur. Se entregaron al museo en 1992, poco antes de su inauguración.


En la ciudad de Sylva, Carolina del Norte, Estados Unidos, el ahora jubilado profesor de biología Harold Sims y su esposa Kay abrieron el American Museum of the House Cat (Museo Americano del Gato Doméstico) el 17 de abril de 2017. Se trata de dos salas llenas a rebosar con más de diez mil piezas. Al parecer, los Sims no han expuesto todos los objetos que poseen en torno al gato y muchísimos siguen en su casa.

Entre otras piezas expuestas pueden contemplarse gatos autómatas del siglo XIX, un amuleto egipcio del siglo X a.d.C. y un gato petrificado del XVI descubierto en una chimenea británica. El precio de la entrada se destina al mantenimiento de Catman2, un refugio con sede en Cullowhee, Carolina del Norte, abierto por los Sims en 2002 donde los gatos no están enjaulados y pasean libremente. Además de rescatar entre 60 y 80 gatos al año, el refugio sirve… para exponer más arte gatuno.

En la zona, Harold Sims es conocido como el Cat Man. Creemos que tanto el refugio Catman2 como el museo merecen una entrada aparte, por lo que preferimos no decir nada más de momento.

Y finalmente queda otro museo en Estados Unidos, el Maneki Neko Museum de Cincinnati, estado de Ohio. Pueden contemplarse más de mil gatos de la suerte en una pequeña galería. La propietaria, Micha Robertson, empezó a coleccionar maneki neko de todo tipo, forma y diseño hace más de una década. Acabó con tantos que decidió abrir un pequeño museo para compartir su interés por estas figuras.

Según Micha Robertson, ningún maneki neko es igual. Para muchos solo será un gato con la pata levantada, pero ella insiste: “Todos son diferentes. Incluso los más básicos difieren. Me gusta ver este sinfín de interpretaciones. Y cuanto más raros, más me gustan”.

Filas y filas de gatos de la suerte cubren las paredes y llenan las vitrinas de la pequeña exposición. Están hechos de cerámica, plástico, madera, metal, peluche, cualquier material. Por cierto, existen dos museos más dedicados a los maneki neko, ambos en Japón, uno en Okayama y otro en Seto.
