La primera vez que aparece un gato en un cuento para ayudar a un ser humano es en 1550, en una colección de cuentos escritos o recopilados por Giovanni Francesco Straparola en dos volúmenes titulados “Piacevoli notti” (Noches placenteras). Durante cada una de las trece noches del Carnaval de Venecia se contaban historias. La undécima noche, Fiordiana les cuenta a sus compañeros la historia de “Constantino Fortunato”. Una mujer que tenía tres hijos muere y deja al mayor una artesa para amasar el pan, al mediano una tabla para estirar la pasta, y al último, un joven llamado Constantino, su gato. Los dos mayores prestan la artesa y la tabla a los vecinos, que les pagan con comida, pero no la comparten con su hermano menor y le dicen que se la pida al gato.

En este cuento, el gato es una gata, no lleva botas y en realidad es un hada. Caza a un lebrato y se lo lleva al Rey en nombre de Constantino, al que describe como un joven “virtuoso y hermoso que no tiene parangón”. El Rey da de comer y beber a la gata, y esta lleva parte a su amo. Esto se repite varias veces hasta que la gata convence a Constantino de que se desnude y se meta en el río después de haberse enterado de que el Rey está a punto de pasar. Grita pidiendo socorro en el momento oportuno y le explica al Rey que unos ladrones se han llevado la ropa de su amo. El Rey manda traer ropa, lleva a Constantino a su castillo, y la princesa Elisetta se prende de él. El Rey le concede la mano de su hija y una generosa dote, pero Constantino no tiene castillo donde llevar a su esposa.

El gato sale corriendo y precede al cortejo nupcial anunciando a todos los que encuentra a su paso que están en grave peligro, pero que si les dicen a los soldados que sirven al señor Constantino, no les harán nada. Y así es, a medida que el cortejo pasa, todos anuncian que trabajan para el señor Constantino.
El gato llega a un castillo donde cuenta lo mismo y la historia se repite. Da la casualidad de que el dueño está de viaje, sufre un terrible accidente y pierde la vida, por lo que Constantino y la gata se apoderan del castillo sin más. Poco después muere el Rey, y Constantino hereda el trono al haberse casado con su hija. Por cierto, hemos olvidado decir que la historia transcurre en Bohemia. Todos aplauden a Fiordiana por contar tan divertida historia.
Una versión en francés se publicó en 1560. Nunca sabremos si Straparola inventó los cuentos de “Piacevoli notti” o si los recopiló, pero nos inclinamos más por la segunda posibilidad. Es probable que pertenecieran a una tradición oral muy antigua y que no solo los recopilara, sino que añadiera algún toque suyo. Con el tiempo, la gata se transformó en gato, llevó botas y el cuento pasó a llamarse “Il gatto con gli stivali” (El gato con botas).
En 1634, Giambattista Basile publicó otro cuento protagonizado por un gato pícaro que habla en una colección titulada “Pentamerone”, que no fue traducida ni publicada en Francia. En este caso, el chico se llama Cagliuso y es un mendigo. Al hacerse rico le promete al gato que cuando fallezca le enterrará en un ataúd de oro como muestra de agradecimiento. A los tres días, el gato decide poner a prueba a su amo y finge estar muerto. Cagliuso le ordena inmediatamente a su mujer que tire al gato por la ventana. Este se alza de un salto, le pregunta si esas son formas de agradecerle todo lo que ha hecho por él y se va sin mirar atrás, dejando al joven que se las arregle solo.

La tercera versión, la que se hizo famosa, pertenece a Charles Perrault (1628-1703), que fue secretario de Colbert, el consejero más influyente de Luis XIV. La colección de ocho cuentos fue publicada por Barbin en 1697 como “Historias o cuentos de antaño” o “Cuentos de mamá ganso”, y tuvo un éxito rotundo entre la aristocracia al estar los cuentos de hadas muy de moda. Un manuscrito ilustrado ya se había distribuido dos años antes. Es probable que Perrault conociera la versión de Straparola, pero también es posible que el cuento existiera en Francia.

Aquí se trata del hijo menor del molinero y de un gato que le deja su padre. Uno de los hermanos mayores hereda el molino y el otro, las mulas. El joven se lamenta, pero el gato le pide que le encargue botas a medida; el joven se asombra al oír al gato hablar y obedece, gastándose el poco dinero que le queda. El gato caza un conejo y se lo ofrece al Rey de parte del marqués de Carabás.

El gato utiliza la misma superchería que en los dos cuentos italianos: unos ladrones se llevan la ropa de su amo mientras este se baña en el lago. El Rey, que pasa por allí con su hija, hace traer una ropa espléndida al marqués y le invita a su castillo. La princesa se enamora del joven.

Aquí la historia cambia ligeramente. El gato se adelanta a la carroza y pide a todos los que encuentra que digan que las tierras pertenecen al marqués de Carabás si no quieren acabar como carne picada. Por fin llega a un castillo habitado por un terrible ogro, famoso por sus poderes de metamorfosis. El ogro alardea delante del gato y le asusta transformándose en león. El gato, fingiendo admiración, le pregunta si también podría convertirse en un ser mucho más pequeño, un ratón, por ejemplo. El vanidoso ogro cae en la trampa y el gato se lo come.


El Rey, la princesa y el joven llegan al castillo. Viendo la riqueza del supuesto marqués, el soberano no duda en entregarle la mano de su hija. A partir de entonces, el gato disfruta de la vida como un gran señor y solo persigue a ratones para entretenerse.

La historia del hijo menor del molinero y de su gato lleno de recursos no ha dejado de ser versionada desde que se publicó en 1697. El cuento “El gato con botas”, también llamado “Le Maître Chat” (El maestre gato), fue traducido por primera vez por Robert Samber en 1729 al inglés y publicado con las otras siete historias. Desde entonces abundan las traducciones a numerosísimos idiomas. La primera edición española data de 1830. Los hermanos Grimm escribieron una versión en 1812 en la que el ogro es un mago y el gato se convierte en primer ministro cuando su amo asciende al trono.

Una colección de cuentos hindúes del siglo V después de Cristo tienen como protagonista a un gato que intenta hacerse rico en el palacio de un rey, pero cuyo futuro no es tan brillante como el del gato con botas.

El gato con botas aparece en el tercer acto del ballet “La bella durmiente”, de Piotr Ilich Chaikovski. El 10 de enero de 1948 se estrenó en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona la ópera «El gato con botas» de Xavier Montsalvatge.
En 1922, Walt Disney produjo un corto mudo en blanco y negro acerca del cuento. El famoso guionista y director japonés Hayao Miyazaki lo adaptó a un manga y posteriormente a una película de animación. En 1988, el actor Christopher Walken protagonizó una película donde encarnaba a un gato que se convertía en un ser humano cuando llevaba botas. Y finalmente, dentro de la saga “Shrek”, en 2011 se estrenó “El gato con botas”, pero esta versión no tiene absolutamente nada que ver con el cuento.

Guau! Sabía que esta historia era antigua, pero no pensaba que tanto. Muy buena entrada!!
Gracias.
Todo un personaje! Muy buena entrada.
Les cuento que estoy leyendo los Mimos de Schwob, en el IX se cuenta que arrojan y gato moteado al mar a la luz de la luna nueva. El fragmento me llamó la atención porque no conocía esa superstición (fuera de la habitual de los gatos negros) y quería preguntar si tienen algo referente a eso en su blog?
Abrazo!