“En los 40 años que llevo en esta tierra, siempre me ha rondado un gato como una sombra. Tengo una foto mía de cuando tenía tres años y estoy con una gata tricolor llamada Tana”, dijo el fotógrafo japonés en una entrevista realizada en 1978. Años antes, en 1964, Fukase se casó con su segunda mujer, Yoko, y pronto se les unió un espléndido gato siamés llamado Kabo.


Pasaron dos años, y cuando regresaba a casa después de ir a pescar, Fukase se encontró con un gato negro y lo recogió. Le llamaron Hebo. Los dos gatos se llevaron bien – como suelen hacer todos los gatos después de los primeros días –, y Fukase se dedicó a fotografiarlos, aunque quizá no con la misma intensidad con que perseguía a Yoko con el objetivo.


Yoko le dejó en 1976, como ya había hecho su primera mujer, y Fukase se enfrentó solo al alcohol y a la depresión. Durante este periodo realizó las fotografías de cuervos que le hicieron internacionalmente famoso con la publicación del libro “La soledad de los cuervos” (1986). En la misma época adoptó a un gatito minúsculo al que llamó Sasuke por un ninja de cómic.

Sasuke se escapó del piso del fotógrafo a los diez días. “Colgué cien carteles con su foto y la frase ‘Gato perdido’ en el barrio, pero no volvió”. Transcurrieron unas semanas y le llamó una mujer diciendo que había encontrado a un gatito en la calle que “era idéntico al gato del cartel”. Quedaron en la oficina de la mujer. Fukase se presentó con una botella de buen whisky para darle las gracias, pero se dio cuenta de que el gatito no era Sasuke. No dijo nada y se lo llevó a casa.

Le llamó Sasuke nº 2. Fue el principio de una loca historia de amor, y Fukase hizo lo que siempre hacía con sus amores, le fotografió hasta la saciedad. Pero a Sasuke no le molestaba que su compañero intentara aprisionarle con el objetivo, incluso parecía disfrutar. Al contrario que las imágenes de los cuervos, estas revelan una mirada llena de humor. Cada fotografía descubre un nuevo matiz de la genial personalidad del gato.


Fukase dijo: “Me gustaría saber si existe alguien en el mundo que haya fotografiado tantos bostezos gatunos como yo”. En dos años publicó tres colecciones de fotografías en torno a Sasuke 2: “¡Viva! Sasuke” (Tokio, Pet-Life-sha, 1979), “Sasuke, mi querido gato” (Tokio, Seinen-shokan, 1979) y “El gato del sombrero de paja” (Tokio, Bunka Shuppankyoku, 1980).


No cabe duda de que los gatos fascinaban al fotógrafo. En la primera de las tres colecciones solo se ve a Sasuke con la boca abierta, bostezando la mayoría del tiempo. Una vez, el fotógrafo comentó: “Dicen que los gatos no ven bien, pero que su oído es excelente porque están cerca del suelo. He pasado gran parte de este año tumbado en el suelo más o menos al nivel de los ojos de un gato mientras le hacía fotos. He llegado a tener la sensación de que yo mismo era un gato. Todo este tiempo he jugado con lo primero que se me ocurría, como hace mi gato”.


Y añadió en otro momento: “Nunca sentí la necesidad de fotografiar gatos bellos ni monos. No, siempre he querido captar la imagen de los gatos y mi imagen reflejada en sus ojos. Esta serie casi podría verse como una serie de autorretratos clandestinos en la que adopté la forma de Sasuke y de Momoe”. Este último gato debió llegar cuando Sasuke ya era adulto, probablemente en 1979.


Fukase siguió fotografiando cuervos hasta 1982, cuando ya se había vuelto a casar por tercera vez. De los cuervos también dijo: “Fotografié cuervos durante diez años, hasta que por fin me di cuenta de que el cuervo era yo”. Esto podría llevarnos a pensar que tanto con Sasuke como con los cuervos, el fotógrafo se fotografiaba a sí mismo. O quizá uno simbolice la oscuridad del dolor que le causó ser abandonado por su mujer y el otro, Sasuke el gato, represente la alegría de su vida pasada con ella.


Nació el 25 de febrero de 1934 en Bifuka, Hokkaido, la más septentrional de las islas japonesas. Su padre era el dueño de un exitoso estudio fotográfico de la ciudad y Fukase fundó un club de fotografía estando en el instituto. Se trasladó a Tokio en los años cincuenta para seguir estudiando, y poco después empezó a trabajar en una agencia.

Siempre que podía regresaba a su ciudad natal y solía llevarse a Sasuke, como demuestran las fotos incluidas en el pequeño libro “Sasuke, mi querido gato”. Fukase viajaba a todas partes con Sasuke y hablaba de sí mismo como “papá” mientras le fotografiaba en trenes, autobuses, coches, la playa, incluso en el zoo Ueno de Tokio.

Masahisa Fukase falleció el 9 de junio de 2012, después de haber permanecido veinte años en coma a consecuencia de una caída en las escaleras de su bar favorito en 1992. Yoko fue a verle dos veces al mes durante todo ese tiempo, pero ¿se daba cuenta Fukase de su presencia? Después de su muerte, ella dijo: “Siempre fue parte de mi identidad”. Y añadió: “Con una cámara delante de los ojos, veía; sin ella, era ciego”. Sasuke tendría unos trece años y Momoe doce cuando ocurrió el accidente. ¿Vivían aún, que fue de ellos?


Atsushi Saito, el dueño de la editorial Roshin y un gran amante de los gatos, colaboró con el Archivo Fukase para publicar póstumamente dos libros con las fotos de gatos de Fukase. El primero, “Días maravillosos”, salió en 2015 y el segundo, “Epílogo”, en 2016. Este último título hace referencia al epílogo que el fotógrafo escribió para “Sasuke, mi querido gato” en el que describe la relación íntima que le unió a su gato.
Hola, muy buen artículo. Me gustaría saber de dónde sacaron las frases de Fukase, alguna fuente en particular?
Estaré muy agradecido de su respuesta.
Gracias, nos alegramos de que le haya gustado. Cuando citamos a alguien es porque hemos encontrado el comenario en un artículo en un periódico o en una revista. Pero en este caso, no nos acordamos de cuál. Debía ser británica o estadounidense ya que no hablamos japonés. Y siempre basamos nuestra información en publicaciones serias y reconocidas. Sentimos mucho no poder ser más concretos.