Hace dos años se publicó en el Reino Unido un libro titulado “Feline Philosophy” (Filosofía felina) con el subtítulo “Cats and the Meaning of Life” (Los gatos y el sentido de la vida) cuyo autor es el filósofo británico John Gray. Haciendo prueba de un gran sentido del humor, se opone a la idea de que una ideología – la que sea – pueda ofrecer una respuesta a los grandes interrogantes de la vida, exceptuando la ideología felina.

Para llegar a esta conclusión, el autor ha observado a muchos gatos desde que era un niño en South Shields, una localidad cercana a Newcastle en la que nació el 17 de abril de 1948. Ahora reside en Bath con su esposa Mieko, una anticuaria especializada en arte japonés. Durante muchos años han compartido casa con cuatro gatos birmanos; dos hermanas, Sophie y Sarah, y dos hermanos, Jamie y Julian. Este último murió en 2020 a los 23 años.

Julian

No es el único filósofo que se siente atraído por los gatos. Él mismo menciona a varios en el libro, por ejemplo a Michel Montaigne (1533-92), que en el francés de la época dijo: “Quand je me joue à ma chatte, qui sait si elle passe son temps de moi plus que je ne fais d’elle ? Nous nous entretenons de singeries réciproques. Si j’ay mon heure de commencer ou de refuser, aussi a elle la sienne”. (Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si juega conmigo más que yo con ella? Nos entretenemos con recíprocas monerías. Si a mí me apetece empezar o acabar, a ella también). La gata de Montaigne se llamaba Madame Vanity.

John Gray

John Gray empieza el libro hablándonos de un filósofo que había “convencido” a su gato para que se convirtiera en vegano. Pensando que bromeaba, le preguntó cómo lo había hecho, ¿había encontrado pienso vegano con sabor a ratón? ¿O quizá le había presentado a otros gatos veganos que pudieran servirle de modelo? ¿Le había persuadido de que ingerir carne era un error?

Al parecer, su interlocutor hablaba en serio, estaba seguro de que su gato era vegano por decisión propia. Pero ¿podía el gato salir a la calle? Podía. Misterio resuelto. Era obvio que el gato comía en casa de los vecinos (algo muy habitual) y/o cazaba. Mientras no apareciese ningún pequeño cadáver en la alfombra del salón (otra inclinación muy gatuna), el virtuoso compañero filósofo seguiría convencido de que tenía un gato vegano.

Otro compañero suyo, cuando le contó que escribía un libro acerca de lo que los seres humanos podían aprender de los gatos, le comentó: “Pero los gatos carecen de historia”. John Gray se preguntó: “¿Es eso una desventaja?” Y nosotros añadimos: ¿Los gatos carecen de historia?

Louis Wain

Un poco más lejos comenta que Schopenhauer (1788- 1860) utilizaba a sus animales domésticos para demostrar la teoría de que la yoidad es una mera ilusión. Murió de un infarto y fue encontrado en su casa tumbado en el sofá al lado de un compañero felino cuyo nombre no ha pasado a la Historia.

Louis Wain (Historia doméstica del gato)

Preguntado en una entrevista si podemos entender a los gatos, John Gray contesta: “En cierto modo, el libro trata de esto. No es un estudio científico ni mucho menos. Pero si se vive con ellos el tiempo suficiente – y hace falta mucho tiempo porque tardan en fiarse y en comunicar – es posible imaginar cómo podrían filosofar”.

Cree que el ser humano recurrió a la filosofía empujado por la ansiedad, en busca de una tranquilidad en un mundo caótico y aterrador, y empezó a contarse historias que le propiciaran una sensación de calma. Según él, el gato no siente esta necesidad porque recupera un equilibrio mental natural siempre que no esté hambriento o amenazado.

John Gray, profesor de Política en la Universidad de Oxford, profesor invitado en Harvard y Yale, y profesor de Pensamiento Europeo en la London School of Economics hasta 2008, autor de ocho libros anteriores, afirma que “gran parte de la historia de la filosofía consiste en adorar ficciones lingüísticas. Los gatos, al depender de lo que tocan, huelen y ven, no están gobernados por las palabras”.

Magoniya (Vika Smirnova)

El libro, de 113 páginas, se divide en seis capítulos. En el primero, “Los gatos y la filosofía”, además de hablar de filosofía y filósofos, John Gray resume la increíble historia de Mèo, el gato que el periodista John Laurence encontró en 1968 en la ciudad de Hué durante la Guerra de Vietnam y que acabó llevando a Estados Unidos.

El capítulo dos, “Por qué los gatos no luchan por ser felices”, empieza así: “Cuando alguien dice que su objetivo en la vida es ser feliz, en realidad está diciendo que es infeliz. Al pensar en la felicidad como un proyecto futuro, y al ver que el presente se le escapa, la ansiedad aumenta. Teme que el progreso hacia la felicidad futura se vea interrumpido por algo y se entrega a la filosofía o, en la actualidad, a la terapia, para aliviar su malestar”.

Jacques Derrida y Logos

Y sigue diciendo: “La felicidad en el ser humano es un estado artificial, mientras que para un gato es una condición natural. A menos que se vea confinado en un entorno que no es el suyo, el gato nunca se aburre. El aburrimiento es el miedo a quedarse solo consigo mismo”.

Jacques Derrida. Foto de Louis Monier (1997)

El tercer capítulo habla de la ética felina; el cuarto, del amor humano comparado al felino; el quinto se titula “El tiempo, la muerte y el alma felina”, y el sexto trata de los gatos y del significado de la vida. En este último, John Gray incluye diez consejos felinos para vivir mejor que enumeramos a continuación:

  1. Nunca intente convencer a un ser humano de que sea razonable.
  2. Es una tontería quejarse de la falta de tiempo.
  3. No busque un significado al sufrimiento.
  4. Es mejor mostrarse indiferente que sentirse obligado a amar a los demás.
  5. Olvídese de buscar la felicidad y quizá la encuentre.
  6. La vida no es una historia.
  7. No tema a la oscuridad, pues numerosas cosas valiosas se encuentran de noche.
  8. Duerma por el placer de dormir.
  9. No se fíe de quien ofrezca hacerle feliz.
  10. Si no puede aprender a vivir un poco más como lo hace el gato, regrese sin pesar al mundo humano de la diversión.
Gilles Deleuze

En cierto modo, John Gray podría describirse como un filósofo antifilosofía con un enorme y ácido sentido del humor. Creemos que “Filosofía felina” no está traducido al español, y es una pena porque estamos seguros de que muchos de los que vivimos con gatos compartimos sus opiniones. Además, es un libro divertido, interesante e inteligente que va mucho más lejos de lo que puede parecer a simple vista.

Michel Foucault. Foto de Martine Frank (1977)

Hemos incluido fotografías de tres filósofos modernos con sus gatos, aunque John Gray no habla de ellos en el libro.

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4 comentarios sobre “El gato y la filosofía, de John Gray

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