En 1899, el editor J. Rothschild publicó en París el libro “Notre ami le chat” (Nuestro amigo el gato), escrito por Paul Mégnin, de 263 páginas, con 200 ilustraciones y cinco grabados, dividido en dos partes, cada una subdividida a su vez en doce capítulos. En otras palabras, un estudio de lo más completo.
Treinta años antes, en 1869, el mismo editor había publicado “Les chats” (Los gatos), de Champfleury, libro mucho más conocido que el de Mégnin. De hecho, el primero ha sido reeditado en varias ocasiones, la última en 2019, y puede conseguirse por 34 euros o menos. Sin embargo, el de Mégnin nunca volvió a publicarse y su precio actual oscila entre 400 y 700 euros… ¿Por qué? Misterios de las editoriales y de los gustos de los lectores.
Paul Mégnin, nacido el 29 de junio de 1968 en Bart, Francia, no lejos de la frontera suiza, y fallecido el 10 de julio de 1952 a los 85 años, era un experto en la doma de perros. Su padre, Jean-Pierre Mégnin, considerado el inventor de la cinología moderna y famoso entomólogo, contribuyó con algún dibujo al libro de su hijo.
Sorprende que Paul Mégnin escribiera su primer libro sobre los gatos y que fuera el más largo con diferencia. Seis años después firmó un volumen de 56 páginas, “Libro de oro de los animales domésticos”, al que siguieron cinco más en torno a la doma y razas de perros, y un sexto sobre la caza.
Se nos ocurre que los gatos pudieron atraer más a Paul Mégnin que los perros, pero que de algún modo se vio obligado a dejarlos a un lado e inclinarse por la respetada profesión de la doma de perros de rescate, por ejemplo. Pero nunca lo sabremos.
Volviendo al libro, solo cabe decir que es muy completo. Muchas de las ilustraciones y grabados son originales de artistas contemporáneos o realizados a partir de cuadros o dibujos incluidos en el libro de Champfleury o pertenecientes a colecciones privadas.
No duda en meterse con el conde de Buffon, naturalista del siglo XVIII, al que no le gustaban los gatos. En el capítulo III de la Segunda Parte, “La inteligencia del gato”, después de dar varios ejemplos del afecto en los gatos, arremete duramente contra Buffon: “Estos cuantos ejemplos, que habría podido multiplicar, prueban ampliamente el error de Buffon cuando afirma que ‘el cariño de los gatos solo es una apariencia’”.
En el Capítulo I de la Primer Parte ya empieza a hacer hincapié en las cualidades del gato. Le considera “filósofo e independiente. Todo lo que hace en la vida demuestra que posee un sentido de la reflexión mucho más desarrollado que otros animales. Se le acusa de utilizar las garras a menudo, pero no creo que haya gatos que arañen por mero placer”.
Un par de páginas después añade: “De hecho, el gato nunca es el agresor, por lo que es un error tacharle de traicionero. Pero el gato es muy sensible a la electricidad, y sus saltos de humor pueden deberse a las variaciones atmosféricas”.
El capítulo II está dedicado a los origines del gato; el III, a los gatos fósiles; el IV, al gato en Egipto; el V, al gato en Oriente; el VI, al gato en Grecia y en Roma; el VII, al gato en la Edad Media, y el VIII, al gato desde la Edad Media hasta nuestros días. El capítulo IX habla de los enemigos de los gatos y el X, de los amigos de los gatos, siendo este muchísimo más largo que el anterior. El XI se titula “El gato en las artes”, con mención especial al gato en el arte japonés. Finalmente, el Capítulo XII repasa al gato en los blasones e insignias.
La Segunda Parte empieza con la historia natural del gato y con “Opinión de los naturalistas sobre el gato” en el capítulo II. El tercero trata de la inteligencia del gato, el cuarto de sus costumbres, de su infancia y de “los sentimientos hacia su familia”. El capítulo V se ocupa de la utilidad del gato; el VI, de las diversas razas; el VII, de las razas domésticas; el VIII, de las enfermedades; el IX, de la castración (en esa época únicamente del macho); uno de los más curiosos es el X, “El gato ante los tribunales”, donde cita íntegramente varios juicios; el XI habla de las exposiciones felinas, antes llegar a la Conclusión en el XII.
Este último capítulo empieza así: “Para concluir este libro, en el que he intentado rehabilitar a nuestro amigo el Gato (…), solo me queda citar algunas opiniones expresadas por contemporáneos míos muy amigos del gato”. El primero es el escritor Émile Zola, del quien dice que ama a todos los animales, pero que adora a los gatos.
Menciona a Pierre Loti, al que dedicamos una corta entrada en marzo de 2015 (https://gatosyrespeto.org/2015/03/14/vida-de-dos-gatas-de-pierre-loti/). Era un enamorado de los gatos y los describe como “un animal adorable, elegante, distinguido, profundamente pensante, exquisito a la hora de contemplarlo y tocarlo, y dotado de un razonamiento perfecto”.
Según Stéphane Mallarmé: “Poco me importa saber si el gato es falso e hipócrita, como dicen muchos. Es un animal necesario en una casa, la completa; él pule los muebles, redondeando los ángulos, aporta al piso un toque misterioso. Es el sumun de los objetos, la coronación absoluta”.
Acaba con varias citas de Champfleury, el primero que escribió un libro serio sobre gatos en Francia, de las que hemos escogida esta: “El gato es natural, de ahí que se le calumnie. Juega su partida en el mundo con naturalidad; cuando tiene hambre, lo dice. Si tiene sueño, se tumba. Si quiere salir, lo hace saber”.
En el siglo XIX, como ya hemos dicho en otras entradas, tuvo lugar la rehabilitación de los gatos. Se escribieron numerosas obras al respecto, sobre todo en el Reino Unido. Una de las primeras en publicarse fue “The Book of Cats” (El libro de los gatos), de Chas H. Ross, que sobre todo recopiló dichos, anécdotas y creencias en torno al gato.
Un año después, en 1869, Champfleury publicó su obra maestra, “Les chats” (Los gatos), que llegó a la quinta reedición al año de su publicación. Sin embargo, puede que el más famoso de todos sea “Our Cats and All About Them” (Nuestros gatos y todo lo que debe saberse de ellos), de Harrison Weir, que no salió a la venta hasta 1889.
Gracias a Messybeast.