Daisetsu Teitaro Suzuki, conocido sobre todo en Occidente como D.T. Suzuki o Daisetz Teitaro Suzuki, se encargó de difundir el budismo zen y los aspectos de la cultura japonesa que le parecían más valiosos durante setenta años, escribiendo, traduciendo y dando conferencias, por lo que se convirtió en la cara del budismo en gran parte del mundo en el siglo XX.

Daisetsu Suzuki (Foto de Mihoko Okamura)

En una época en que los emergentes campos de estudios asiáticos estaban dominados por hombres blancos europeos o estadounidenses, D.T. Suzuki apareció entre estos intelectuales y no tardó en convertirse en el portavoz del budismo zen. Conversó con importantes escritores, filósofos y pensadores como William Barrett, R.H. Blyth, Mircea Eliade y Carl Gustav Jung, entre otros muchos.

Carl Jung dijo de él: “Las obras de Suzuki sobre el budismo zen están entre las mejores contribuciones para el conocimiento del budismo. Nunca podremos agradecerle lo suficiente que haya acercado el zen a la comprensión occidental y la forma en que ha realizado esta tarea”.

Entre sus escritos menos divulgados hay varios ensayos sobre animales en los que manifiesta su gran simpatía hacia ellos mediante ideas y temas budistas. Y no solo la expresó de forma abstracta, también adoptó a perros y a gatos, como lo demuestran las fotos que publicamos aquí. Algunos autores piensan que la estima del maestro hacia los animales se vio fuertemente influenciada por su esposa estadounidense, Beatrice Lane Suzuki, nacida en 1875 y fallecida en 1939.

Beatrice en 1915

D.T. Suzuki se casó con Beatrice en 1911, cuando ella tenía 36 años y él, 41. Beatrice se había graduado en Radcliffe y era una teósofa muy unida al bahaísmo, tanto en Estados Unidos como en Japón. Suzuki se unió a la Sociedad Teosófica y ambos se dedicaron a dar a conocer el budismo Mahayana.

Daisetsu Suzuki

El maestro zen nació el 18 de octubre de 1870 en Hondamachi, cerca de Kanazawa, la capital de la prefectura Ishikawa, después de la restauración Meiji en 1868, durante la que tuvieron lugar cambios dramáticos en Japón por un afán de modernización que incluso dio pie a la persecución del budismo.

Su padre procedía de un clan samurái muy empobrecido y su temprana muerte obligó a su madre a educarle en circunstancias difíciles. Aun así, estudió en la Universidad Waseda y en la de Tokio, especializándose en chino, sánscrito, pali e idiomas europeos. El maestro Soyen Shaku le llevó al Parlamento Mundial de Religiones que tuvo lugar en Chicago en 1893 y conoció a Paul Carus. Este le había pedido a Shaku que tradujera el clásico “Tao Te Ching” del chino antiguo, pero el maestro le recomendó a su alumno, y Suzuki vivió en la residencia de Carus durante varios años.

A partir de entonces, Suzuki empezó a dar conferencias en Estados Unidos y en Europa. En 1909 aceptó un puesto de profesor auxiliar en la facultad Gakushuin de la Universidad de Tokio. Diez años después se trasladó a Kioto para ser profesor en la Universidad Otani. Durante esa etapa no perdió sus contactos con Occidente y en 1936 dio una conferencia en el Congreso Mundial de las Fes celebrado en la Universidad de Londres. Además de enseñar la práctica y la historia del zen, también era un erudito en filosofía kegon, a la que consideraba la explicación intelectual de la experiencia zen.

En 2006, 50 años después de su muerte, acaecida el 12 de julio de 1966 a los 96 años, el director de cine Michael Goldberg le dedicó una película, “A Zen Life”, en la que el poeta Gary Snyder, el compositor John Cage (gran amante de los gatos), el monje Thomas Merton y el psicólogo Erich Fromm hablan de D.T. Suzuki. Se han escrito un sinfín de libros acerca de él y ejerció una tremenda atracción sobre la generación beat.

John Cage

Una anécdota cuenta la visita que Allen Ginsberg y Jack Kerouac le hicieron en su piso de la calle 94 de Manhattan en 1958. Suzuki les invitó a sentarse en sillas delante de su mesa de trabajo y pasó a estudiarlos en silencio. Les pidió que hablaran claramente porque sufría de una sordera parcial. Casi a gritos, Jack Kerouac le preguntó por qué el Bodhidharma venía del occidente, a lo que no contestó, pero le dijo que debía beber té verde en vez de alcohol. Se levantó, y al cabo de unos minutos volvió con unas tazas muy frágiles y algo desconchadas llenas de un espeso té verde. Nada más beberlo, les acompañó a la puerta. Al salir, Kerouac le dijo con enorme sinceridad: “Quiero vivir con usted el resto de mi vida”, y D.T. Suzuki contestó, riéndose como un niño y alzando el índice: “Algún día”.

Jack Kerouac

Se le ha criticado por su acercamiento “esencialista” al budismo zen y a otros, por su asociación con el nacionalismo japonés y su propagación mediante el zen, y por defender los esfuerzos bélicos japoneses. Esto debe entenderse como una reacción a la supremacía occidental en países orientales. Tampoco nos parece anormal que defendiera a su país en la II Guerra Mundial.

Allen Ginsberg

Durante las últimas décadas de su vida, D.T. Suzuki intentó asegurarse de establecer una fundación solida del budismo zen en Europa y Estados Unidos, animando a los editores a publicar en inglés los textos más importantes que él mismo u otros habían traducido.

Daisetsu Suzuki

En el transcurso de su dilatada carrera también escribió sobre temas tan diversos como política, bienestar animal y el papel de la mujer en la sociedad. Sin embargo, sus cartas, especialmente las escritas durante el periodo posterior a la Guerra del Pacífico, dejan patente que el zen era su vida, aunque participara en proyectos complementarios que, de hecho, ocupan la gran mayoría de su obra.

Monje fotografiado por Robert Kroener
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