Bébert era el gato de Louis-Ferdinand Céline (27 de mayo de 1894 – 1 de julio de 1961, un médico y escritor francés que generó controversia. Después de Marcel Proust, es el autor francés más traducido en todo el mundo.
Su pensamiento pesimista está imbuido de nihilismo. Está considerado como uno de los grandes innovadores de la literatura francesa del siglo XX. Un estilo elíptico muy particular, basado en un idioma callejero directo, tiende a comunicar la emoción inmediata. Fue condenado in absentia a un año de cárcel, aunque perdonado posteriormente, por haber colaborado con los nazis durante la Ocupación de Francia.
André Malraux escribió, refiriéndose a él: “…quizá fuera un pobre tipo, pero no cabe duda de que es un gran escritor”.
En su obra, Céline siempre se refería a los gatos como a los “greffiers” (gatos en argot), pero que en el idioma “normal” significa escribano, quizá porque a la mayoría de los gatos les encanta sentarse en un papel, por muy pequeño que sea, aunque otros dicen que la palabra provendría de “griffe” (garra).
Bébert era un gato grande de unos ocho kilos. Lili, la esposa del escritor, le acogió cuando el actor Le Vigan huyó a Alemania. Céline le seguiría al poco tiempo (en 1944) acompañado por Lili y el gato Bébert, recorrido que describe en la novela «De un castillo a otro».

A partir de «Fantasías para otra ocasión», el gato Bébert es una constante en la obra de Céline. Hemos escogido un breve pasaje de este libro.
Dirás que un gato es una piel, pero ¡qué va! Un gato es el embrujamiento, el tacto en ondas… todo es un “brrr”, “brrr” de palabras… Desde luego, Bébert hablaba en “brrr”. Contestaba a las preguntas… Ahora “brrr”, “brrr” solo para él… ya no contesta a las preguntas… monologa sobre sí mismo… como yo mismo… está atontado como yo… (…) Bébert, lo mejor para él era un paseo, una salida, su forma de seguirnos… pero no durante el día, solo de noche y siempre que se le hablara… “¿Qué tal, Bébert?”… “Brrrr…” ¡Cómo le gustaba! La plaza Blanche, la Trinidad, incluso los bulevares una vez… (…) Era callejero de noche… pero ¡nunca solo ni solitario!… con nosotros… solo con nosotros… y con palabras cada diez metros… veinte metros… “brrr brrr”… Una vez casi hasta la plaza Etoile. Solo le asustaban las motos… Si había una en la calle, aunque estuviera lejos, me saltaba encima con todas las garras, se me tiraba encima como a un árbol… (P. 19, Féérie pour une autre fois, Edición Henri Godard)
Bébert, que podría traducirse por Tito, ya que es el diminutivo de Alberto en francés, cuando Le Vigan lo compró en el gran almacén La Samaritaine, tenía un nombre mucho más elevado, se llamaba Chibaroui. Bébert, después de ir con Céline y Lili a Alemania y Dinamarca, volvió a Francia con ellos, primero a casa de unos amigos en Niza y finalmente a Meudon, cerca de París, donde murió unos meses después, a la muy respetable edad de 17 años.