
Albert y Françoise Baronian son unos conocidos galeristas de Bruselas y, además, Françoise es una enamorada de los gatos que hace cuarenta años empezó a coleccionar objetos, cuadros, utensilios, cualquier cosa relacionada con ellos. Françoise dice que esta pasión le viene de su padre: «Vivíamos en el campo, y entonces los gatos no estaban demasiado bien vistos. A muy poca gente le gustaban, siempre se decía: ‘Prefiero a los perros, nunca se sabe lo que piensa un gato'». Reconoce que su colección es de lo más ecléctica porque se hace con cualquier cosa «que tenga un gato encima, incluso unas banderitas».


A Albert Baronian se le ocurrió bautizar la colección como «Musée du Chat» (Museo del Gato). Seis especialistas en arte contemporáneo, atraídos por la idea de compartir obras en su posesión con los amantes de los gatos y del arte contemporáneo, decidieron organizar exposiciones itinerantes desde el Museo del Gato.


Ahora, el museo itinerante cuenta con obras de artistas del calibre de Luciano Bartolini, Vincent Beaurin, Brian Belott, Ben, Thomas Bogaert, Andy Boot, Marcel Broodthaers, Lucy McKenzie, Michael Queenland, Henriëtte Ronner-Knip, Anne-Marie Schneider, Alain Séchas, David Shrigley, Jakob Smits, Théophile Alexandre Steinlen, Walter Swennen, Hugues de Wurstemberger, Otto Zitko y muchos otros.


La primera exposición abrió sus puertas el 9 de febrero del año pasado en el Centro Cultural De Markten, en Bruselas. Podía verse un sinfín de cuadros, dibujos, objetos, joyas, todo dedicado al gato. Por ejemplo, la estupenda escultura de Niki de Saint-Phalle o la enorme pieza de Wang Du y cerámicas de Eric Croes, además de postales y fotografías de los gatos de los organizadores.


Este año tiene lugar otra exposición organizada por el Museo de la Fotografía de Charleroi, una ciudad al sur de Bruselas, titulada «Entrechats» (juego de palabras que significa «Entre gatos» y se refiere también a un tipo de salto en la danza clásica), dedicada «A todos nuestros gatos pasados, presentes y futuros». Organizada en colaboración con el Musée du Chat, cuenta con sesenta obras de famosos fotógrafos, de las que incluimos unas pocas en este artículo. Para los amantes de los gatos que vayan a Bélgica este verano, la exposición permanecerá abierta hasta el 16 de septiembre.

Las fotografías que se exhiben proceden de préstamos de los mismos fotógrafos, así como de los fondos y colecciones del Museo de la Fotografía de Charleroi, Museo del Gato de Bruselas, Museo d’Orsay, Casa Europea de la Fotografía, FoMu, Mediateca de la Arquitectura y del Patrimonio, Herencia Jeanloup Sieff, Galería Baudoin Lebon y Galería Kamel Mennour.

Hemos traducido la presentación de Xavier Canonne, director del Museo de la Fotografía: «Cuatro milenios en su compañía no han bastado para que el gato se harte del hombre a pesar de los tormentos que este no ha dejado nunca de infligirle a lo largo de una paciente relación que le ha transformado hoy en día en ‘animal de compañía’; cuatro mil años durante los que el felino ha observado al hombre con suma paciencia, acercándose a él realizando círculos concéntricos pese a las matanzas, las hogueras, la brujería, los golpes y el abandono, presintiendo a través de su tenacidad que merecía probar una aventura con ese otro mamífero, y que para algunos de estos se convertiría en indispensable».

«Semejante testarudez le ha valido el reconocimiento de pintores, escultores, poetas y músicos. Desde los escultores anónimos del Antiguo Egipto y el Oriente, de donde parece haber venido, hasta André Malraux, pasando por Homero, Jules Michelet, Edgar Allan Poe, Chateaubriand, Alexandre Dumas, Guillaume Apollinaire, Pierre Bonnard o Alexandre Steinlein, todos han alabado su belleza, elegancia y virtud; todos han amado a ese vigilante silencioso, a ese genio doméstico que tanta alegría y complicidad aporta».

«Pero probablemente sea su independencia lo que le haga tan entrañable para nosotros. Aunque hoy nos parezca domesticado, si a veces se relaja, jamás se rinde y se sabe libre; siempre puede dejarnos, sumiéndonos en un mar de angustia, desamparados y solos».
«Con él nunca se trata de matrimonio, sino de pacto, de alianza tácita, renovada cada mañana y puesta en duda al anochecer, cuando recuerda que es una fiera y que la noche es su reino. La ausencia de un gato es una llaga que nunca se cierra, una larga pena de amor».

«Amamos a los gatos porque no existe un gato feo, porque desprecian el dinero y los honores, porque no hay gatos de caza ni gatos policía, porque es capaz de ser heroico, seductor, arrogante, desdeñoso o cariñoso; amamos a los gatos porque no hay nada más agradable que pasar la mano por su pelaje como se hace con el cabello de la amada; amamos a los gatos porque conocen la virtud del silencio y porque basta un parpadeo para que nos entiendan; amamos a los gatos porque no tienen dueños ni fronteras y porque saben guardar un secreto; amamos a los gatos porque no pueden ser de otra manera».

Después de leer estas líneas no nos quedó ninguna duda de que Xavier Canonne ama profundamente a los gatos y no pudimos resistirnos a publicarlas. La otra comisaria de la exposición es Catherine Mayeur. Xavier Canonne es doctor en Historia del Arte por la Sorbona de París. En los años setenta conoció y frecuentó a los surrealistas belgas, y varios de ellos fueron grandes amigos suyos. Ha escrito numerosos libros y artículos dedicados a Armand Simon, Marcel Marién, Louis Scutenaire, Max Servais, Tom Gutt, Irène Hamoir y Robert Willems.
