Hace algún tiempo encontramos una noticia del 21 de diciembre de 2014 de la ARLGP (Liga del Refugio Animal de Portland, Maine, Estados Unidos) en la que se decía que la gata Chelsea Girl había sido adoptada por la famosa artista Dahlov Ipcar. El artículo iba acompañado de la foto de una mujer mayor desayunando bajo la atenta mirada de una preciosa tricolor.

Inmediatamente nos enteramos de que no había pintado numerosos gatos, pero había escrito e ilustrado una treintena de libros infantiles, de los que dos estaban protagonizados por gatos, “El gato regresó” (The Cat Came Back) y “El gato de noche” (The Cat at Night).


Cuál no fue nuestra sorpresa cuando al leer más acerca de Dahlov Ipcar, descubrimos que ya la habíamos mencionado hacía cuatro años, el 17 de marzo de 2016, en una entrada de este blog sobre su padre, el famoso escultor William Zorach, y su maravillosa madre, Marguerite Zorach (https://gatosyrespeto.org/2016/03/17/el-gato-tookey-william-y-marguerite-zorach/).


Dahlov Ipcar nació en Windsor, Vermont, el 12 de noviembre de 1917, y creció en un piso en Nueva York, concretamente en Greenwich Village, enfrente de la vieja cárcel Jefferson Market. La curiosa arquitectura de ladrillos rojos del edificio nunca le molestó, al contrario, era una ayuda para dejar volar la imaginación y soñar.
Siempre hubo animales en casa de los Zorach, gatos, perros, conejos, cobayas… Dahlov y su hermano Tessim, tres años mayor que ella, estudiaron en una de las primeras escuelas experimentales, la City and Country School, donde se enseñaba historia y arte de antiguas civilizaciones. Su padre les llevaba regularmente, incluso siendo muy pequeños, a museos y galerías de arte.

Recuerda que su hermano hacía dibujos maravillosos, pero que no quiso seguir pintando porque “la vida de un artista es demasiado dura”. Aunque sus padres nunca tuvieron mucho dinero, un buen día tuvieron la ocasión de comprar una granja a un precio asequible en el estado de Maine y la familia acabó viviendo en ella parte del año. Marguerite, su madre, se empeñó en tener una vaca para la leche, y luego dos. Un caballo, y luego otro… Gallinas, un huerto…
Allí, Dahlov conoció a Adolph Ipcar, once años mayor que ella, que acabaría siendo su marido. Se casaron cuando ella tenía dieciocho años y vivieron en Nueva York durante un par de años, cuando el país aún no se había recuperado de la Gran Depresión. Los dos daban clases para sobrevivir y Dahlov no dejó de pintar, pero decidieron mudarse a la granja contigua a la de sus padres.

En palabras de Dahlov, fue como regresar al siglo XIX. No había luz eléctrica, el retrete estaba fuera de la casa, había que cortar leña… Pero a pesar de todos estos inconvenientes, los Ipcar sabían que pasase lo que pasase, tenían una casa, un huerto, gallinas, vacas, sin olvidar la pesca y la caza. El trabajo no abundaba en aquella época y la granja ofrecía cierta seguridad.

Dahlov se levantaba a las cinco de la mañana para pintar. Nacieron sus dos hijos en 1939 y 1942, y seguía pintando. La luz eléctrica no llegó a la granja hasta 1948. A pesar de vivir alejada de Nueva York, nunca perdió el contacto con el movimiento artístico de la ciudad, quizá porque sus padres regresaban después del verano.
En 1939, el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedicó una exposición titulada “Creative Growth” (Desarrollo creativo) con la intención de probar el desarrollo de un niño con el estímulo apropiado por parte de sus padres y profesores. No pudo ir porque acababa de dar a luz, pero esta primera exposición le abrió las puertas de varias galerías en los años cuarenta. No había galerías de arte en Maine en esa época y la pintora mandaba sus cuadros a Nueva York, además de participar en muchos concursos en otros estados.

Así fue como la Sección de Bellas Artes del Departamento de Tesorería le encargó en 1939 un mural para la Oficina de Correos de LaFollette, Tennessee, y otro en 1941 para la Oficina de Yukon, Oklahoma. Los realizó en su estudio de Maine y cobró unos 600 dólares por cada uno, que ayudaron a complementar los ingresos obtenidos de las vacas lecheras. Pero la primera y verdadera seguridad económica llegó a través de las ilustraciones de cuentos infantiles.

Recién casada, y viviendo en Nueva York, había llamado a la puerta de varias editoriales sin resultado. Pero en 1944, el editor William R. Scott se puso en contacto con Dahlov para que ilustrara un cuento de Margaret Wise Brown, “The Little Fisherman” (El pequeño pescador). Fue un éxito, ilustró otros libros y escribió un cuento en 1947, “Animal Hide and Seek” (Escondite de animales), y otro en 1950, “One Horse Farm” (Granja de un caballo), con el que ganó la inesperada suma de 2.000 dólares.
En 1969 publicó “El gato de noche”, dedicado a “Goliath, gato extraordinario”, un blanco y negro que vive en una granja y duerme de día delante de la estufa. De noche, cuando el granjero le saca fuera de la casa, Goliath ve lo que no vemos porque los gatos ven de noche. “El cielo está oscuro y lleno de estrellas, pero para él es como si fuera de día. Ve al perro dormir en su caseta y a las palomas en el palomar. El gato no tiene sueño. La noche es el mejor momento para hacer lo que más le gusta, explorar”.


Sigue describiendo el recorrido de Goliath, gato extraordinario, hasta que se reúne con sus amigos en el pueblo vecino. Regresa al día siguiente justo después de que el granjero haya ordeñado las vacas. La granjera le saluda y le ofrece un cuenco de leche. Luego entra en casa, se acurruca en el sillón delante de la estufa y se queda dormido, mientras el granjero dice: “Qué gato tan perezoso, se pasa la noche durmiendo, y también el día”. Pero el gato no le escucha, ya duerme y sueña con todas las aventuras de la noche pasada.


Dahlov Ipcar falleció el 10 de febrero de 2017, a los 99 años. Siguió trabajando casi hasta el último momento de su vida.

