La película “Desayuno con diamantes” se estrenó en Estados Unidos el 5 de octubre de 1961, hace 60 años. En México, Argentina y la mayoría de Latinoamérica tardaría un año más en llegar a las pantallas, entre abril y mayo de 1962, y en España no se vio hasta octubre de 1963. Seguro que no dejó a nadie indiferente entonces.
Aunque la versión cinematográfica es muy edulcorada comparada a la novela corta de Truman Capote, era atrevida para una producción de Hollywood de la época. El autor siempre criticó amargamente lo que Paramount y el guionista George Axelrod habían hecho con la historia. Tachó a Blake Edwards de “pésimo director”. Una de las cosas que más le sacaba de quicio – y con razón – era que Mickey Rooney interpretara al Sr. Yunioshi, el vecino japonés de Holly Golightly.
Truman Capote siempre quiso que Marilyn Monroe diera vida a Holly, pero la actriz había firmado un contrato con otro estudio, aunque este problema podía resolverse. El mayor obstáculo era que el productor Martin Jurow no la veía en el papel: “Holly debía ser ingeniosa y fuerte, y cualquiera puede ver que Marilyn posee la resistencia de un tulipán”. (Jurow debía de ser un perfecto misógino). Pero contaron otros factores, como el hecho de que siempre llegaba tarde y lo mucho que le costaba recordar los diálogos. Billy Wilder dijo una vez: “No lo hace por maldad, sencillamente carece de sentido del tiempo y no se da cuenta de que 300 personas llevan horas esperándola”. Eso no le impidió rodar dos películas con la actriz, “La tentación vive arriba” y “Con faldas y a lo loco”.
Pero quizá lo que peor sentó a Truman Capote fue que Holly Golightly y el joven escritor (el narrador sin nombre en la novela) se enamorasen y se besasen bajo una lluvia torrencial al final de la película mientras ella sujeta a Cat (Gato) también totalmente empapado. Según Capote, era una escena ridícula. Con el paso de los años, estamos de acuerdo.
Algunos críticos achacan a que el público se enamorara de Holly a la presencia de Gato, que no era otro que el famoso Orangey (https://gatosyrespeto.org/2017/04/20/el-gato-orangey-un-premiado-actor/). Diremos de paso que existen dudas de que hubiera un solo Orangey. Sea como fuere, tenía la reputación de ser un gruñón, arañar y morder en ocasiones, o salir pitando al cabo de varias horas de trabajo, obligando a detener el rodaje hasta que le encontraban en los enormes platós.
Lo que sí está claro es que Audrey Hepburn no tenía problemas con los gatos, sino todo lo contrario. Además de las típicas fotos posando en estudio, hay una muy bonita con su marido, el actor Mel Ferrer, y otras dos tomadas años después sentada en un banco de París. ¿Quién sabe si Orangey solo se portaba mal con actores y actrices que no le entendían?
Hay un párrafo en la novela de Truman Capote que no podemos dejar de traducir y citar aquí: “Seguía abrazando al gato. ‘Pobrecito’, dijo, rascándole la cabeza, ‘pobrecito sin nombre. Es algo incómodo que no tenga nombre. Pero no soy nadie para ponerle uno, deberá esperar a ser de alguien. Nos conocimos un día en la orilla del río, no nos pertenecemos: él es independiente, yo también. No quiero tener nada hasta encontrar un lugar donde sepa que mis cosas y yo debemos estar. Y todavía no sé cuál es ese sitio’. Sonrió y depositó al gato en el suelo. ‘Es como Tiffany’s’, siguió diciendo. ‘Lo que mejor me sienta es subir a un taxi e ir a Tiffany’s. Me tranquiliza’” […] Y acaba el párrafo diciendo: “Si encontrase un sitio de verdad que me hiciera sentir como Tiffany’s, compraría unos muebles y el gato tendría nombre”.
En la novela, Holly decide mudarse al extranjero y llevarse a Gato. Sin embargo, cambia de parecer, detiene al taxi, baja y le deja en la acera. Gato se frota contra sus piernas antes de que se vaya. Unas manzanas después se da cuenta de su error, de que existe un profundo vínculo entre Gato y ella, aunque nunca le pusiera un nombre. Vuele en su busca, pero ya no está. El narrador sin nombre la oye llamarle y promete que le buscará. Holly se va para siempre.
Pasan los meses y un día recibe una postal de Holly, que ahora vive en Buenos Aires. El narrador se lamenta de que no le dé su dirección; habría querido decirle que ha vendido varias historias a revistas y, lo más importante, que encontró a Gato. Después de semanas recorriendo el barrio, le descubrió sentado con expresión satisfecha en un balcón entre tiestos de flores. ¿Llegará Holly a encontrar un sitio realmente suyo como hizo Gato?
La corta novela de Truman Capote es triste, desgarradora y mucho más profunda que la película, además de estar magistralmente escrita. El largometraje no ofrece más que una imagen superficial de la historia, pero es innegable que Audrey Hepburn encarna a Holly a la perfección y que probablemente fuera uno de los grandes papeles de su vida.
No es la única novela de Truman Capote en la que aparecen gatos. También hay varios gatos en “A sangre fría”, dos de ellos domesticos y dos callejeros con los que Perry, uno de los asesinos, se identifica. El quinto es Courthouse Pete, que vive su vida libremente, roba ensalada de cangrejo de la mesa de los Dewey y ronronea feliz.
Capote sigue siendo uno de los escritores más controvertidos de Estados Unidos. Nació el 30 de septiembre en Nueva Orleans, y fue criado por sus tías en Monroeville, Alabama, después de que su madre se divorciara y trasladara a Nueva York en busca de un marido rico, un poco como Holly Golightly. Se reunió con ella y su nuevo marido siendo adolescente, y a los 17 años ya estaba trabajando para la revista The New Yorker.
No tardó en saltar a la fama con la novela semiautobiográfica “Other Voices Other Rooms” (Otras voces otras habitaciones) y se convirtió en el chico dorado de la élite neoyorquina. Escribió “Desayuno con diamantes” en 1958, aunque la historia transcurre en 1943. Fue el inventor de un nuevo género, la novela de no ficción, del que “A sangre fría” (1966) es el ejemplo más conocido, además de hacerle más famoso que nunca.
Para celebrar el éxito del libro, organizó el “Baile blanco y negro”, un baile de máscaras que tuvo lugar en el elegante hotel Plaza de Nueva York con 400 invitados. Ideó un nuevo proyecto, “Answered Prayers”, en el que se dedicaría a explorar detalles íntimos de la vida de sus amigos de la alta sociedad. La publicación en 1975 de unos extractos de los primeros capítulos en la revista Esquire causó un escándalo. Muchos de sus amigos le dieron la espalda. Curiosamente, Truman Capote no esperaba semejante reacción y buscó consuelo en las drogas y el alcohol. Falleció en Bel Air, Los Ángeles, a los 59 años, el 25 de agosto de 1984 sin haber publicado más capítulos del proyectado libro.
Capote también tuvo gatos, aunque hemos sido incapaces de saber cuántos y sus nombres. Hay fotos suyas con gatos, y tal como los sujeta, parece acostumbrado a su presencia. De la misma época que el retrato realizado por Carl van Vechten, gran amante de los gatos (https://gatosyrespeto.org/2016/08/25/el-tigre-en-la-casa-de-carl-van-vechten/), es una foto coloreada del escritor sentado en un sofá de su casa con, al menos, tres gatos de porcelana a su alrededor; puede que haya algunos más, pero no los encontramos.