El 7 de junio de 2016 publicamos una entrada sobre los gatos gordos del pintor Fernando Botero (https://gatosyrespeto.org/2015/06/07/el-gato-gordo-de-fernando-botero/), centrándonos sobre todo en sus esculturas. Han pasado siete años desde entonces y hemos descubierto que hay muchísimos gatos en su obra, así que repetimos.

Uno de los cuadros que le ayudó a alcanzar la fama fue “La familia presidencial”, pintado en 1967 en Nueva York. Es una representación muy crítica del poder que muestra al presidente, a su esposa con una estola de zorro colgada del brazo, a la abuela/suegra y a la hija acompañados por un general y un obispo. Detrás del presidente vemos al pintor ante su lienzo aludiendo claramente a “Las Meninas” de Velázquez, y en primer término, un gato marrón con collar y una serpiente. No nos atrevemos a hacer ningún comentario sobre el simbolismo de estos dos animales.

La familia presidencial (1967)
Ereván (Armenia)

No es de extrañar que Botero haga referencia a un cuadro de Velázquez, ya que al parecer, durante su estancia en Madrid en 1952, mientras estudiaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se dedicaba a vender dibujos y cuadros delante del Museo del Prado para sobrevivir.

Gato con pelota
La solterona con su gato (1974)

El pintor nació el 19 de abril de 1932 en Medellín. Tenía un hermano cuatro años mayor que él, y cuatro años más tarde, en 1936, nació su hermano menor y su padre falleció. En 1944, a petición de un tío, estudió tauromaquia, pero cuando su familia entendió que no era su vocación, pudo dedicarse a la pintura.

1978
Medellín (Colombia)

Sufragó sus estudios realizando ilustraciones para un periódico local antes de trasladarse a Bogotá en 1951, año en que ya tuvo dos exposiciones individuales. E 1952 ganó el segundo premio en IX Salón Nacional de Artistas, y con el dinero del premio se compró un billete en un barco italiano que le llevó a Barcelona, y de allí se fue a Madrid.

1995
Rambla del Raval (Barcelona)

De Madrid pasó a París, luego a Italia y en 1955 regresó a Bogotá, donde expuso las obras hechas en Europa. Pero no recibió críticas positivas ya que en Colombia estaba de moda la vanguardia francesa. Después de una temporada en México, se trasladó a Nueva York, ciudad en la que se instaló definitivamente.

1996

Aunque los comienzos fueron duros, logró exponer individualmente en 1962 con bastante éxito. A finales de los sesenta y principios de los setenta empezó una larga serie de cuadros sobre la familia con toques satíricos, cómicos y también muy cariñosos. En los retratos de familia en interiores suele haber gatos. En el exterior perros. A veces los dos.

Niña con gato

El primero que encontramos fue “Familia”, de 1969. Un padre, una madre y sus dos hijos están acompañados por un gato enorme, totalmente desproporcionado, más grande que el niño sentado en el regazo de su padre y que parece sonreír, lo que no hace la familia.

Familia (1969)
Familia (1997)

En “La familia colombiana” (1973), un cuadro muy curioso por cierto, el padre sujeta a un gato atigrado en el regazo, mientras que la madre, de pie detrás de él, lanza una mirada asesina a la criada que les trae una bandeja con café. Ahora bien, ¿por qué hay un adolescente desnudo dormido en el sofá?

La familia colombiana (1973)

Pero en otro cuadro de 1970, el gato en brazos del niño es minúsculo. Esta familia no tiene nada de colombiana, es el vivo retrato de la perfecta familia nuclear estadounidense: padre, madre, dos hijos, una hija, perro y… dos gatos, todos posando delante de la perfecta casa con jardín.

Una familia (1970)

De la misma época hay cuadros de burdeles y desnudos. “La casa de Mariduque” satiriza claramente las costumbres sexuales. Un hermoso gato blanco con collar está acostado en el suelo a la izquierda, y a la derecha, una criada muy pequeña dispuesta a barrer las colillas tiradas en el suelo, el plátano a medio comer y ¿el hombre durmiendo la borrachera debajo de las sillas?

La casa Mariduque (1970)
Mujer sentada con gato (1994)

Uno de nuestros preferidos en “Naturaleza muerta con sopa verde”, realizado en 1972. Según muchos críticos, se nota claramente la influencia de Jan Davidson y Jan Van Eyck, dos grandes maestros holandeses del siglo XVII. En la mesa, un plato de sopa recién servida de la sopera. Pero el gato no esperará a que le inviten a participar en la comida.

Naturaleza muerta con sopa verde (1972)

Otro cuadro maravilloso pintado en 1969 se titula “Las hermanas”, con nada menos que cuatro gatos de colores diferente, quizá uno para gata hermana, ya que la mujer que sujeta al gato parece más bien la criada. Uno de los gatos, subido al aparador, puede que intenté cazar algo.

Las hermanas (1969)

Fernando Botero siguió añadiendo gatos en sus cuadros en la década de los noventa, en muchas ocasiones al lado de una mujer sola, como en “Mujer desnuda con gato”, de 1995.

Mujer desnuda con gato (1995)

También de esa época, concretamente de 1994, es el cuadro de un enorme gato rubio de pie en una cama en la que casi no cabe.

1994

No hemos podido fechar todos los cuadros del pintor con gatos. Es posible que el más reciente sea “Dos hermanas”, del que también encontramos el boceto.

Dos hermanas

También desconocemos la fecha de otro favorito nuestro, “Escena doméstica”. Una madre tiene un gato en brazos, tal vez para protegerlo de las intenciones de uno de sus hijos, mientras el otro está a punto de tirar la plancha al suelo. La niña, más modosa, juega tranquilamente con su muñeca.

Escena doméstica

No sabemos si Fernando Botero tiene o tuvo gatos, pero un artista que retrata a un gato sentado en una silla tapizada (1969) al lado de una pelota debe sentir afecto por ellos.

1969

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